Valentín estaba muy feliz. Había metido un gol en el partido contra Colombia, haciendo que el resultado final sea 1 – 0.
Al primero que había saltado a abrazar fue a Luka, que se encontraba más cerca, para después unir al festejo a Véliz y Soulé.
Todos irradiaban felicidad mientras recorrían la cancha saludando al público. Barco sentía que podría quedarse en momentos como ese toda su vida. Aún así, percibía que le faltaba algo, o más bien, alguien.
Con su mirada empezó a buscar detenidamente a su capitán, que no lograba encontrarlo por ningún lado, hasta que lo vio a lo lejos en el lado contrario a la cancha de donde estaba él, mirándolo fijamente.
El colorado se estremeció al sentir la mirada que le daba Agustín, sintiéndose confundido por el actuar del mayor, ¿por qué parecía tan enojado si habían ganado?
Decidió no hacerse la cabeza con eso y seguir festejando con los chicos que lo agarraban de los brazos para que se una al pogo, después iba a tener tiempo para hablar con su mejor amigo a solas y preguntarle qué le pasaba, ya que en el contexto en el que estaba, intentar tener una conversación iba a ser un inútil.
Media hora después se encontraban todos en el vestuario, cantando, haciendo vivos en Instagram y sacándose fotos. El capitán parecía haber vuelto a ser él, con su típico humor y alegría, lo cual hizo que Barco se quede tranquilo, a pesar de que no le dedicó ni una mirada.
Por ahora.
Cuando Valentín salió de bañarse, con una toalla atada a su cintura, se encontró con el vestuario casi vacío, ya que la única persona que yacía ahí era el capitán del equipo.
Agustín estaba sentado frente a él, mirándolo seriamente. Tenía la mandíbula apretada y las cejas fruncidas, Barco le dedicó una mirada completamente perpleja y cargada de inocencia, realmente no entendía qué le pasaba a su mejor amigo.
— ¿Qué paso, Agus? — preguntó, intrigado por el comportamiento del contrario.
— ¿No sabes qué paso? No te hagas el boludo conmigo, Valentín.
Se estremeció ligeramente, observando al más alto con todavía más confusión que antes.
— En serio no sé que hice.
El capitán lo miro más enojado que antes, pensando que Valen se estaba haciendo el que no entendía.
— Festejaste con todos menos conmigo — soltó Agustín, que parecía que cada vez le tenía menos paciencia.
El menor se quedo sorprendido, no pensó que su mejor amigo se iba a enfurecer tanto por eso, realmente le hubiera gustado festejar con él pero los otros aparecieron primero en su campo visual.
— Pero me abrazaron antes, ¿qué mierda querías que haga? ¿Qué los empuje?
— Cuidado con la boca, Valentín — Barco mordió su labio inferior, sorprendido por el repentino accionar de su amigo. Nunca había visto esa faceta en él. — venías a mí y listo, no era tan difícil, pero parece que te encanta que toquen los otros.
Barco lo miró con los ojos totalmente abiertos, no sabía cómo reaccionar ante lo dicho por el mayor. Nunca le había hablado así, Agustín era tierno en tiempo completo, no entendía por qué de repente lo atacaba de esa manera. Puede ser que... ¿esté celoso? Negó en su mente. Seguro no era eso.
Estaba formulando una respuesta en su cabeza que ayude a Giay a calmarse, hasta que sintió una respiración caliente en su cuello. Un gemido leve se escapó de la boca del menor cuando los labios del capitán succionaron la zona salvajemente. No entendía nada de lo que estaba pasando, pero tampoco podía pensar mucho al respecto.
Las manos de Agustín apretaron fuertemente su cintura, refregándose contra él a la par que le robaba gemidos indebidos. Lo estaba acorralando contra la pared, dejando fuertes marcas por toda su garganta, de las cual mañana se iba a arrepentir cuando tenga que maquillárselas para evitar preguntas.
— ¿Te gusta, no? — le preguntó al Colorado, alejándose un poco de él, logrando que el menor incline su cabeza para que siga atacando su cuello. Agustín se rió, burlándose del más chico. — Respondeme.
— S-sí, me gusta — suspiró. La pregunta hizo que Valentín se sintiera un poco intimidado y nuevamente confundido, pero esta vez porque no comprendía por qué le gustaba tanto que su capitán lo tocase.
Giay sonrió, mirándolo fijamente, quería guardar cada parte del colorado en su mente. Realmente lo amaba. Había esperado tanto tiempo para tenerlo así.
— Entonces quiero que me mires y que me digas que solamente yo te voy a tocar de ahora en adelante.
Barco gimió ante lo dicho por el más alto, estremeciéndose, se sentía totalmente sumiso. Nunca había pasado por algo así. Quería acariciar al otro, besarlo. Besarlo en los labios, experimentar cómo se sentiría probar a un hombre. Estaba desesperado por tener un poco más de Agustín.
— Solamente vos me podes tocar, soy tuyo, completamente.
jeje holis :) bueno queria hacer una segunda parte, pero como siento q no me va a leer nadie va a ser como hablarle a la pared !! ahre asi q bueno si hay apoyo capaz q hay ... desenlace
DU LIEST GERADE
posesión; gialen
JugendliteraturDonde Giay le demuestra a Barco que la pelota no es lo único que sabe dominar.