Capítulo I. Desenterrando Secretos

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D'angelo'S Pov

Entré en una diminuta habitación iluminada por una sola bombilla que apenas emitía suficiente luz. En ella, había una mesa y dos sillas metálicas, una de las cuales estaba ocupada por un hombre de mediana edad, vestido de preso.

???: No tengo demasiado tiempo, siéntate -Dado su aspecto descuidado y sus ojeras, era evidente que no había descansado en los últimos meses-

D'angelo: -Tomé asiento en silencio, desviando mi mirada hacia sus magulladas muñecas. Señalé con la mirada las esposas que lo retenían-. ¿Has estado metiéndote en problemas? -Sonreí levemente-

???: -Se enderezó en la silla, acortando la distancia entre nosotros, me miró directamente a los ojos y en un susurro, pronunció:- No juegues con fuego chico, porque has dado con un puto piromano - Luego, una diabólica sonrisa se dibujó en su rostro mientras regresaba a su posición original en la silla-

D'angelo: Ve al grano. Tengo cosas que hacer -rodee los ojos acompañado de un suspiro- ¿Qué quieres?

???: Quiero proponerte un trato.

D'angelo: ¿Un trato... -repetí interesado. Miré hacia la puerta de la habitación asegurándome de que estábamos solos en la conversación-

???: Reúnete con uno de mis chicos esta misma noche, en la estación abandonada. Allí te proporcionarán la información necesaria.

D'angelo: -Fruncí el ceño- ¿A cambio de qué? -pregunté enfocando en los detalles del trato-

???: ¿Cuánto dinero me debes aún, D'angelo? -volvió a sonreír-

Aunque D'angelo suspiró con dificultad ante la amenazante pregunta, volvió su mirada algo más seria y centrada al recluso

???: Ya son 12 años que trabajas para mí. Un favor a cambio de perdonarte la deuda. Lo considero un trato justo.

Policía: Venga. Se acabó el tiempo -nos interrumpió abriendo bruscamente la puerta un funcionario de prisión-

???: ¿Y bien? -se puso de pie y caminó hacia donde se encontraba el guardia, sin apartar la vista de mi, esperando una respuesta por mi parte-

Tan solo asentí con la cabeza aceptando aquel trato mientras me preguntaba en que cojones me había metido ahora.

Puse dirección hacia el único lugar donde no me sentía como una marioneta en su estúpido juego: el taller. Como de costumbre, el aire se impregnaba del olor a aceite quemado de motor, mezclado con sudor. El ruido del compresor de aire resonaba cada 10 minutos. En una esquina de una antigua mesa, una pequeña radio mostraba un absurdo intento de reparación con varias vueltas de cinta americana, pero milagrosamente seguía funcionando, a veces. Y como en todos los talleres, había varias herramientas: algunas oxidadas, otras sucias y algunas en mejor estado, pero todas desorganizadas.

Ryan: TÚ. -Me reconoció desde el otro lado del taller. Se dirigió hacia mí con paso rápido y preciso. Ryan parecía bastante cabreado, así que sabía lo que me esperaba.- Estoy harto de tener que decirte que recojas las putas herramientas cuando acabes con la moto de los huevos.

D'angelo: Tenía prisa, no tuve tiempo. -Me escusé mientras dejaba el casco en la mesa más cercana.-

Ryan: Mira, soy tu mejor amigo desde hace... No sé cuantos años ya, pones siempre la misma excusa de mierda -siguió avanzando amenazadoramente hacia mí con un martillo en la mano-. Quiero que cumplas con tu parte, el taller no se mantendrá solo. -Dejó caer la herramienta sobre mis manos, esperando que arreglara aquel gran pequeño desastre.-

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⏰ Última actualización: Oct 25 ⏰

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