Ni-ki no podía despegar su vista de los bonitos labios de su hyung mientras este hablaba animadamente.
Pero es que los labios de Sunghoon eran tan bonitos, y se veían muy apetecibles que no podía dejar de verlos.
Ni-ki quería con todas sus fuerzas probar aquellos rellenitos pero a la vez finos labios.
Pero tenía miedo.
Tenía una bonita amistad con el pelinegro, la cual no quería que se fuera por la borda gracias a su necesidad por probar los labios del mayoSentía a su autocontrol irse muy lejos, e inconscientemente empezaba a acercarse al mayor.
El estar acostados en la cama del dueño de la casa a sólo una pequeña distancia le favorecía.
Y aunque quisiera separarse e intentar suprimir sus ganas por los labios contrarios, no podía.
Y tampoco quería.
Los ojos de Sunghoon lo observan curiosos y con un pequeño brillo mientras se acercaba lentamente a él.
-¿Pasa algo,Nishimura? · Preguntó cuando el contrario estaba a pocos centímetros de su rostro.
-Hyung, sus labios son muy bonitos -Soltó sin despegar su vista de estos.
Una suave risa abandonó los labios rosáceos de Sunghoon.
—¿Ah,si? —Preguntó divertido.
No era tonto, sabía que su menor deseaba probar sus labios.
Digamos que las miradas que le daba a estos no eran muy disimuladas.
Relamió estos para provocar al menor, quien inconscientemente hizo lo mismo.
-Si, muy bonitos —Susurró a pocos milímetros de rozar los labios del mayor
Cansado de la espera,el castaño cortó la casi inexistente distancia que los separaba sumergiéndolos en un suave y lento beso.
Ni-ki soltó un suspiro de satisfacción al probar los labios de Sunghoon, los cuales tenían un toque dulce gracias al chocolate que ambos estaban bebiendo.
Cuando el aire les hizo falta se separaron, ambos con una sonrisa satisfecha en sus rostros.
Y esta vez fue el japonés que volvió a estampar sus labios contra los del mayor, en un beso más intenso pero sin perder la dulzura que contenía.
Las manos del mayor tomaron la cintura ajena, dando suaves caricias mientras el contacto entre sus labiales aún permanecía.
Al separarse se sonrieron mutuamente.
Al fin pudo probar los labios de Sunghoon y sin duda sabía que se volvería adicto a estos, como si se tratase de una droga.
Si le preguntaran a Nishimura qué es lo que más ama de Park, sin duda respondería que sus labios.
Aquellos carnosos pero finos y suaves labios.
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