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Antes de irse, Javier Mascherano, junto con su cuerpo tecnico, había decidido darles una fiesta de despedida, por el esfuerzo y porque a pesar del resultado habían demostrado su compromiso para con la Selección Argentina.

Alejo no había tomado alcohol, en unas horas se iría a Santa Fe, y luego debía ir directamente a entrenar en el predio de Rosario Central. Por otro lado, Matías parecía querer tomar hasta quedar inconsciente y como casi nunca, hablaba hasta por los codos. Soulé no era tímido, pero tenía la particularidad de saber cuándo debía hablar, para decir lo justo y necesario. Ahora, se había olvidado de todo recato e intentaba besarlo sin tener en cuanta que los podían ver.
Le hubiese encantado poder aceptar las muestras de cariño del marplatense, pero no le parecía correcto hacerlo para después irse y menos con Matías borracho.

Ni siquiera habían tenido la oportunidad de hablar sobre qué era lo que tenían. Llevaban tres semanas en un ir y venir de indirectas y chamuyos, pero hacía a penas dos noches se habían confesado.

Se encontraban en el centro de la ciudad de San Juan. Habían salido un rato con todos sus compañeros para despejar la mente. Ellos dos se habían alejado del grupo, estaban lo bastante lejos como para no escuchar lo que hablaban, pero cerca como para verlos.
Hacía frío, pero a Matías le transpiraban las manos después de escuchar la pregunta de Alejo.

No, no tengo novio. —Alejo lo miro alzando una ceja. - Novia, quiero decir no tengo novia.-Se corrigió rápido y cerro los ojos fuerte por un instante, necesitaba serenarse.

A Alejo se le escapó una sonrisa, era lindo cuando estaba nervioso, era lindo siempre, pero cuando estaba nervioso y no sabía para donde mirar y se mordía el labio era extremadamente lindo.

No tenés novio, ni novia, anotado.

Creo que el Colo me está llamando. —Dijo, intentando caminar rápidamente hasta su amigo, que estaba mirando una vidriera unos pasos más adelante.

Vení acá Matías. Lo llamó Alejo.

¿Por qué le hacía esto?

No lo dejaba escaparse, necesitaba pensar un poco en lo que le había dicho Brian, que debería confesarle a Veliz que le gustaba y no podía pensar si lo tenía tan cerca, sonriéndole a la nada, disfrutando del paisaje que le regalaba esa ciudad y prácticamente no dejándolo solo desde que salieron del hotel.

No era un secreto que siempre estaban juntos. Matías creía percibir que había onda y disfrutaba esos momentos que tenían y nunca había sobre pensando tanto algo tan sencillo como estar con un amigo o un chico que le gustase, pero ahora lo sentía distinto.
Distinto porque el chico que le gustaba no era un compañero del colegio o alguien que había conocido en un bar para un rato.
Era su compañero de Selección, era un futbolista y Matías tenía un trato consigo mismo, no debía enamorarse de futbolistas.
Y no estaba enamorado, pero le gustaba y sabía que no quería que Veliz fuera algo de una noche en caso de que pasará algo, aunque no pasaría porque no iba a confesarse y aunque se confesara no sabía cómo reaccionaría Alejo, podría decirle que no, podia haber imaginado que el rosarino estaba interesado en él y al final era sólo su forma de ser, era una posibilidad. Y si era así, todo se volvería incómodo, no quería terminar mal con el chico de Rosario Central.

Me gustas mucho. —Le susurró Alejo en su oído, poniéndole la piel de pollo e interrumpiendo su maraña de pensamientos.

promesas sobre el bidet (soulé x veliz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora