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La rubia corría a toda velocidad a la casa de sus Unnie's, Momo la llamó por una emergencia. No compró lo que necesitaba en el supermercado, el accidente con la chica la dejó un poco confundida, hace mucho que alguien no la veía así.
Como la miraba Jennie...
Cruzó la última cuadra para llegar a la casa de sus amigas, al llegar puso sus manos en sus rodillas, corrió aproximadamente seis cuadras para llegar, en esos momentos resentia el no tener coche, tocó el timbre- Lili -la peliazul la recibió.
-¿Que sucede Unnie? -ambas entraron a la casa, Lisa se quitó los tenis y se puso las sandalias de invitados.
-Dahyun quiere verte -la hizo pasar a la sala.
-¿Para que? ¿Sucedio algo con el bebé? -cuestionó confundida, y fruncio el ceño, la peliazul se encogió de hombros y caminaron a la habitación de las chicas para buscar a Dahyun.
-Lisa -le llamó, Momo permaneció en la puerta presenciando todo a lo lejos.
-¿Que pasa Dahyunie? -se acercó a ella y tomó asiento en el borde de la cama para mirarla mejor.
-Y-yo de verdad lamento que hayas tenido que venir pero quiero pedirte algo.
-Dime -Momo se acercó y se sentó junto a su esposa.
-Momo y yo... -tocó con la mano libre de su esposa- Queremos que tu escojas el nombre para el bebé -sonrió un poco.
-Dahyun, ¿tu de verdad quieres que yo escoja el nombre? -preguntó emocionada y con sus ojitos brillosos.
Asintió la pelinegra y Lisa se lanzó a abrazarla con mucho cuidado mientras lloraba en su hombro, Momo sonrió un poquito, tragando sus ganas de llorar.
Dahyun sabía cuanto ella quería un bebé, y aunque no pudo tenerlo, ese era un regalo, además le pidió ser la madrina ya que organizarían un Baby Shower. Aún no sabían el sexo del bebé, pero no les importaba mucho, lo iban a querer mucho y llenar de mucho amor.
Después de platicar con la pareja toda la tarde sobre el bebé y demás cosas decidió que ya hora de irse para su casa, pasaba de medio día, por suerte la invitaron a comer.
Al llegar dejó sus tenis y su saco en el perchero junto a la puerta, caminó hasta la cocina, alcanzó a comprar un poco de ramen instantáneo, un puchero se instaló en sus labios, casi no le gustaba la comida procesada. Llegó más tarde de lo previsto a su casa porque se distrajo con algunas cosas. Después de comer se dirigió a su habitación para leer el libro que todavía no terminaba de leer.
Se sentó en el sillón color rosa palo que estaba junto a su ventanal, cogió un plato donde vacío unas pocas de galletas, se preparó un té y después de veinte minutos de lectura cerró su libro para quitarse sus aretes ya que tomaría una ducha. Sé sobresalto al no ver el collar colgar de su cuello. Maldijo en voz baja y comenzó a buscar, pero un recuerdo pasó por su mente, al chocar con la chica debió caerse, inhalo profundamente para no llorar.