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...smut


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─ ¿Qué? ¡Oye, suéltame idiota! ─ El cuerpo de Yeonjun sobre el mío me impedía totalmente el movimiento. ¡¿Qué mierda le pasa?!


Yeonjun no me contestó. Por un momento pensé que estaría bromeando, pero su silencio y su desnudez lograban desechar esa idea. Intenté mirarlo a los ojos, pero su cabello me lo impedía ya que miraba hacia abajo. No estoy seguro de qué, pero comenzaba a asustarme. Parecía ¿dormido?


─ ¿Yeon? ─ Le hablé moviéndolo un poco de sus brazos. Pero no respondió. Siguió en la misma posición, sobre mí y su rostro perdido. ─ Mierda, Yeonjun ya... ─ De un movimiento demasiado repentino, mis manos fueron arrastradas hasta quedar sobre mi cabeza, y mis brazos extendidos en mi contra. Yeonjun se encargó de sujetarme con fuerza, demasiada. Levantó su rostro, hasta dejarlo por fin frente al mío. Sus ojos estaban oscuros, y su melena se ceñía a su frente.


─ Vuelve a decir mi nombre... ─ Su voz era grave. Más ronca de lo que normalmente es. ─ Y te follaré duro y sin compasión. ─ Mi cuerpo entero tembló por la amenaza. ¿Está hablando en serio? Mierda, comienzo a preocuparme.


─ ¡Deja de jugar Yeonjun! Si esto es una broma, quiero decirte que no es graciosa, porque... ─ Una de sus piernas se colocó entre las mías y las separó de golpe, interrumpiéndome.


─ Te lo dije... ─ Respondió.


─ ¿Qué? Oye no, yo... ─ Una de sus manos cubrió mi boca, mientras la otra me siguió sujetando. Y ahora sí, me asusté. Escondió su rostro en la curva de mi cuello y sentí un escalofrío cuando la punta de su cálida lengua recorrió mi piel fría. Lo hizo sin ninguna clase de gracia o mentira Como si yo no fuera su mejor amigo, o como si no fuera simplemente yo. Intenté liberarme pero era demasiado fuerte. Mierda, ahora es cuando odio que el idiota mida diez centímetros más que yo. Comencé a llamarlo, pero su mano me impedía hablar con claridad.
Joder, ahora estoy realmente asustado.

Yeonjun descendió su cabeza, pasando su lengua por mi piel. Depositó una mordida descuidada en mi clavícula que logró erizarme por completo. Mierda, allí no
Apartó su mano de mi boca.


─ Yeonjun ya. Quítate... ─ Ordené en cuanto quedé liberado. Pero él sólo me ignoró y colocó su mano libre sobre el lugar menos apropiado. ─ No... ─ Comenzó a masajearme, pasando la palma de su mano con movimientos circulares. ─ No toques... allí. ─ Suspiré en voz baja. Su gran mano siguió acariciando, cambiando ahora su trayectoria y haciéndolo de arriba a abajo. Mierda... se siente bien...

sexomnia  ☆   𝑦𝑒𝑜𝑛𝒈𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora