El refugio del que le habia hablado era un viejo depósito de chatarra abandonado.
Estaba cerca de mi casa, incluso parecía parte de mi terreno por la falta de vayas que marcaban el limite del perímetro.
Sin embargo nadie acudía allí, ni siquiera el dueño del lugar. Pues como dije, estaba abandonado.
Había mucha hierba crecida por la zona, y algún que otro arbol que daba sombra al lugar en donde estábamos.
De no ser por estar en desuso, quizás este depósito podría haber brillado alguna vez.Había una cochera para autobuses, de la cual estaba en perfectas condiciones para ser usada por el bot que me acompañaba.
Le indiqué aquel lugar señalandolo con mi mano, esperando alguna reacción suya.
Sin embargo observe cómo directamente se transformó con dificultad en una especie de tanque y, adelantándose a mí, se aparcó en la cochera.
Su forma de tanque no era nada igual a la que existían aquí en la tierra.
Aún así, reconocí al instante de que era un vehículo de guerra.
Su cañón gigante lo delataba.Su textura grisasea mostraban marcas y hundiduras, como si se trataran de pequeños raspones o golpes.
Observe con detenimiento ahora que se encontraba en este modo y me atreví a acercarme para verlo un poco más.
No podía ver la herida de su abdomen, al contrario, veía sus demás heridas de batalla.
Además de los "raspones" que tenia grabado, también tenía algunos jeroglíficos en un lenguaje extraño.
Era fascinante. Pero aun así sentía lastima por su estado tan descuidado.
No lo había notado hasta entonces, pero aquél símbolo purpura aún se mostraba presente en esta nueva forma de tanque que poseía.
¿Será un símbolo militar?
Sin darme cuenta, soltee en forma de susurro un "Wow" por pensar en voz alta.
Al percatarme de ello retrocedi unos pasos hasta alejarme de él con la cara llena de vergüenza.
Debía dejar de pensar por un momento y concentrarme en el ahora.
Mire el cielo para percatarme de que el amanecer estaba por terminar. El sol se alzaba lentamente a cada paso de los minutos.
¿Cuanto tiempo había pasado desde el encuentro?—. . . Gracias por tu ayuda. —Soltó el bot con una voz rasposa, aunque más calmada que la anterior.
Observe con detenimiento el tanque una vez que escuché su voz. Estaba por soltar un "No hay de qué." Pero justo él comenzó a hablar de nuevo.
—Mande una señal de ayuda, asi que te recomiendo que te alejes. —
Aquella sugerencia quizás sonó algo amenazadora, pero supe que lo decía de una forma amable por el tono de su voz.
Estaba tranquilo. Sonaba muy diferente a la primera vez que me habló.
Tomé aquél consejo y antes de partir directo a mi casa lo observé por última vez sabiendo que quizás este sea un adiós.
—Hasta luego. —Fue lo que le respondí y marché directo hasta mi casa sin mirar atrás.
Esta mañana tenía un aura mágica en el aire.
Caminé por la hierba crecida hasta dar con el camino que me llevaría a mi casa cerca de la costa.
Una vez que mis pasos dieron con la arena me puse a divagar sabiendo que me sabía este recorrido de memoria.
Era como caminar en modo automático y soñar al mismo tiempo.
Pensaba en el robot no les iba a mentir.
Tener un encuentro así de raro pero maravilloso era digno de un sueño de fiebre.
Solo que esta vez, no se trataba de ningún sueño.Miré las olas que se arrastraban por la orilla de playa mientras dejaba que mi mente divagara libremente.
De verdad esta mañana no podía ser más mágica.
El cielo violáceo cada vez más se iba convirtiendo en uno azulado por el paso del tiempo.
Al distinguir mi casa desde la lejanía apresuré el paso pensado en escribir mi encuentro con el robot en mi diario.
Pero una vez que me acerqué lo suficiente a mi casa pude ver que unos oficiales de policía estaban allí esperandome.
Y no solo eran policías, también habían militares rodeando la zona.