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Pasó un mes, y cada Viernes, Sábado o Domingo, Hoseok y Yoongi tenían citas. Y cada vez se hacían más cercanos.
Hoseok solía usar su sudadera con gorra verde a todos lados, vivía enamorado de esa prenda, y aún más la usaba en los días que sabía que se podía encontrar con Yoongi, o en los días que ya habían planeado salir de cita. Pero le molestaba que Yoongi parecía no notar nada, por lo que a veces sentía curiosidad de saber que pasaba por la mente de Yoongi. Pero este nunca decía nada respecto de la sudadera como si no se hubiera percatado siquiera.
Hoseok se sentía más encariñado de Yoongi, pero también se sentía impaciente, y curioso, pues Yoongi a veces parecía algo extraño. Había momentos donde Hoseok se daba cuenta de que había algo mal con Yoongi.
Primero, el día que había ayudado a cruzar la calle a Yoongi, ya que este había querido cruzar con las luces del semáforo en rojo. La segunda cosa fue el día que ordenó el café, y no pudo ordenar su bebida verde. Y la tercera acababa de ocurrir hace unos días, Hoseok notó que Yoongi, tenía problemas con elegir una dona en el restaurante.
Hoseok había llegado a una suerte de conclusión por su propio raciocinio. Pensaba que muy probablemente Yoongi necesitará unos lentes, por qué probablemente tenía mala visión. Pero era extraño, Hoseok no podía creer que en todo ese tiempo no hubiera ido a revisar su vista, o a comprarse un par de anteojos graduados.
Y Hoseok nunca se atrevía a preguntar al respecto, sabía que no era su lugar meterse en ese asunto. Pero aún así Hoseok se mantenía vigilando a Yoongi respecto de esa teoría, y lo ayudaba cuando Yoongi lo dejaba.
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La siguiente semana Yoongi estaba dentro de su departamento escribiendo sus novelas como de costumbre, había estado trabajando más desde que su editora lo estaba presionando más para entregar el manuscrito. Solo le quedaba una semana más para entregar su manuscrito a revisión. Pero no se sentía seguro, estaba haciendo demasiadas correcciones, y lo leía y releía hasta cansarse la vista.
Esa semana Hoseok ni siquiera lo había visto, y tampoco Yoongi le contestaba sus mensajes de texto, o al menos no tan rápido como en otros días que hablaban todo el día, esto lo tenía triste y preocupado a Hoseok, quien sabía que estaba trabajando, y a veces por las ventanas de su cocina, veía las luces encendidas en la ventanas de Yoongi, a pesar de ser 2:00 de la mañana.
Yoongi se había encerrado en su recamara, y había estado en frente de su laptop sin descanso, y sin darse cuenta había pedido mucha comida a domicilio, y como siempre se le olvidaba la hora del almuerzo o las demás horas, pedía la comida a horas no tan saludables de ingerir esa cantidad grotesca de comida, como a la mitad de la noche, y por la madrugada, y mientras escribía siempre tenía comida a la mano para llevarse a la boca, y sentir esa recompensa reconfortante que lo motivaba a seguir escribiendo.
Esa semana Hoseok se preocupó aún más, se percató de que Yoongi seguía manteniendo hábitos nada saludables y una alimentación deplorable, por lo que considero que Yoongi no podía seguir así o moriría.
Ese lunes Hoseok se levantó temprano, más de lo usual, sacrificando sus horas de sueño. Se puso a cocinar muchísimas comida casera, fresca y saludable, pero también rica. Y que le sería fácil a Yoongi almacenar y calentar para el rato, sin que esto le quitará mucho tiempo y pudiera seguir trabajando.
Sabía su contraseña, por lo que entró y encontró a Yoongi fuera de su cama, se había quedado dormido encima de su escritorio. Hoseok lo cargó a su cama, lo tapó bien con el edredón, cerró sus cortinas y lo dejó dormir más tiempo.
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Espectro de colores
FanfictionYoongi es un famoso escritor de 29 años que escribe novelas románticas, describiendo los colores de la puesta del sol, el arcoíris y la luna, pero en realidad no puede ver ninguno de esos colores. Sufrió un accidente cuando era niño, perdió la capac...