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Usa tomó a su pequeño en brazos. Repartía besos en su frente mientras escuchaba al infante reír.
—Los amo mucho, a ti y a tu padre.—formó una sonrisa en sus labios mientras mimaba a su niño.
En momentos donde el norteamericano sentía que no daba para más, tan sólo al ver a ese pequeño mini Urss, sacaba energías de no sabe dónde, pero las sacaba. Agredece el día en que ellos aparecieron en su vida para mejorar la.
Lo acurruco en su pecho, ya era la hora de dormir.
Realmente Usa nunca creyó e imagino tener hijos, no estaba listo para cuidar uno y también creía que no lo haría bien.
Las vueltas de la vida sin duda son impresionantes.
De sus labios tarareaba una canción que su madre usaba para hacerlo dormir cuando era pequeño. No sabe con exactitud como hasta el día de hoy recuerda aquel sonido.
La canción de su madre.
Su madre.
La extraña.
Suspiro.
Miro a su niño en brazos, quien ya había caído en los brazos de morfeo. Lo llevó a la cama y acomodo para que pueda dormir tranquilo. Finalmente le tapó con la manta y le dio su beso de Buenas Noches.
Usa casi suelta un grito al voltear y ver una figura frente suyo.
Era la segunda vez que el Ruso se aparecía en la habitación sin hacer ningún ruido.
—Te amo pero no vuelvas a hacerlo.—soltó.
Oyó la risa de su pareja.
—También te amo.
Ambos sonrieron para luego juntar sus labios y formar un beso, el cual transmita seguridad y cariño.
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