Lust's call

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La pobre Kisaki está perdida y dividida entre sus sentimientos por Hina y su atracción por Hanma.

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Tetta Kisaki se había ido a casa y desde ese día no había visto a Hanma. No lo había visto, ya no tenía esa sensación de ser seguida, ni de ser observada constantemente. Sin embargo, él está allí. Ella está segura, él nunca se nota ausente en clase. Kisaki suspira, tal vez ella no lo ve porque simplemente no quiere verlo.

Y eso es bueno.

Porque Kisaki ama a Hinata. Y ella hará cualquier cosa para recuperarlo. No hay forma de que ella pueda soportar ver a esta pequeña rubia con ojos azules aferrándose a él como una sanguijuela otra vez. Porque la próxima vez, no podrá evitar golpearla. Hinata es de ella y de nadie más.

Y aunque Hanma no le importa en absoluto, Kisaki no puede evitar sentirse irritada. ¿Qué derecho tiene él de profanarla y desaparecer así?

De todos modos, y en este nuevo final de semana lluvioso, Kisaki está irritada. Durante toda la semana, no pudo hablar con Hinata, y además de eso, no puede quitarse a ese estúpido Hanma de su cabeza. Ni siquiera le devolvió las bragas.

Como de costumbre, Kisaki está sentada en su lugar habitual, al frente, cerca de la puerta del salón. Ella, que habitualmente se sienta erguida y con la cabeza en alto, para seguir bien las lecciones, hoy está desplomada, con el codo en la mesa y la cabeza apoyada en la mano. No parece estar prestando mucha atención a la clase que comenzó hace diez minutos.

Lo que la hace enderezarse es la puerta del salón de clases abriéndose de repente con frenesí, y ese olor horrible a cigarro, perfume barato y humedad, aún más fuerte hoy por la lluvia.

"Lo siento. Tarde".

Hanma trae una corriente de lluvia fría a la habitación, y Kisaki, que todavía no ha levantado la vista, se estremece y gruñe en voz baja, rompiendo en su puño, su bolígrafo. Ella sabe que es Hanma. Solo él puede desprender un olor tan repugnante.

Hombres de verdad, huelen bien (como Hina, que siempre huele a jabón y ropa).

"Qué tal muñeca..."

Es un susurro que llega a los oídos de la chica, un susurro de esa voz suave y afable, la misma que tenía sobre él para enrojecer sus mejillas la semana pasada. Cuando Kisaki decide levantar discretamente los ojos, Hanma ya no está frente a ella, queda sólo un residuo de su olor.

Pero al ver la mirada de la maestra siguiendo al rezagado, logra saber dónde está. Entonces Kisaki se endereza en su silla, para encontrar su postura habitual. Está fuera de duda que este idiota pueda decir algo sobre ella.

Y como siempre, el día de clases va lento, Kisaki se queda sola desde el principio hasta el final. Ninguna de las chicas quiere ser su amiga, y eso es bueno, porque ella tampoco pretende ser su amiga.

Los chicos de su clase, como los de otras clases, cuando ella camina por los pasillos, miran a Kisaki con sus ojos penetrantes y la están desnudando con sus ojos. Pero como está acostumbrada, no le presta atención. Y cuando va a sentarse a almorzar, Kisaki saca de su bolso uno de sus libros que se apresura a abrir para continuar, pero antes de eso, toma su teléfono para ver si Hinata le había enviado un mensaje (por si acaso,uno nunca sabe).

Te Haré Mía Al Final | Kisaki femDonde viven las historias. Descúbrelo ahora