No había podido imaginar que en mis primeros días como enfermero en el hospital Florence Nightingale, tendría este momento en la que mi vida pasaría por mis ojos como en las películas y todo porque en estos momentos estoy siendo apuntado por una pistola, para defender aquella hermosa mujer que tan solo trata de salvar una vida.
La doctora Frangi, sujetaba mi mano con fuerza, dejándome saber en mi interior que ella aún sentía lo mismo que yo sentía por ella; y que a pesar del miedo; me sujetaba con seguridad al saber que yo la defendería hasta el final.
***Semanas antes***
Me dirigí a casa de mi padre para visitarlo. El se encontraba en la silla de ruedas, haciendo unos hermosos collares en la mesa.
Yo solo lo podía observar y admirar a mi padre el cómo salía adelante, a pesar de tener ambas piernas amputadas y estar permanentemente en esa silla. Al observar la puerta y verme, rodó la silla hasta la entrada dejándome pasar, mientras yo le extendía la mano y lo saludaba cordialmente.
-Hola papá, ¿cómo estás? -dije mientras le sujetaba su mano.
-Bien hijo -respondió asintiendo -estoy haciendo unos collares para vender- agregó, mientras me mostraba su trabajo acercándose a la mesa.
Sentía gran orgullo, al ver como mi padre demostraba siempre de lo que era capaz y nunca se limitó desde que fue perdiendo las piernas por culpa de la diabetes. A pesar de que no veía bien y tenía que estar constantemente en cambios posturales; por su circulación; siempre hallaba la manera de entretenerse y de sacar provecho de ello.
-Me alegra de que seas productivo -dije colocando una sonrisa de lado mientras acercaba una silla; para sentarme a su lado; en este gran porche donde él estaba trabajando -te traje un regalo para que te deleites un poco. Son chocolates sin azúcar -agregué, al sacar el dulce especial para él.
-Muchas gracias hijo, y ¿has conseguido trabajo como enfermero? -agradeció y preguntó cambiando de tema como si no le importara mucho el dulce.
Sabía que mi padre era muy resistente a este tipo de regalos, pero pensé que era un gesto lindo al darle algo especial que pueda comer sin ningún pensamiento restrictivo.
Al darme cuenta que esperaba una respuesta en aquel pequeño silencio, solté un suspiro al dar mi respuesta -ha sido duro pero ...-dije de pronto dando una pausa dramática a la buena noticia que le quería dar -oficialmente comenzaré a trabajar como el enfermero de la unidad de emergencia del hospital Florence Nightingale -termina informando con entusiasmo.
Mi padre esperaba desde hace tiempo al igual que mi madre que luego de mi graduación lograra conseguir empleo pero la situación estaba un poco dura hasta que me llamaron de una de mis postulaciones.
Llevaba meses sin tener la práctica en el área de emergencias desde que era estudiante, pero sabía que no me iría nada mal pues mantenía haciendo algunos trabajos para mantenerme enfocado en una oportunidad así.
De pronto mi padre se acercó hacia mí dándome un abrazo, donde tuve que corresponder rápidamente porque la silla le dificultaba mucho acercarse completamente a mi cuello y tocar mi espalda donde sentía sus palmadas de orgullo.
Para ser sincero era un bonito gesto sentir a mi padre de esa forma y al separarnos me miró con una sonrisa -me siento feliz hijo y este va a ser el comienzo de una larga vida profesional. Ahora te toca vivir una nueva etapa en donde te conseguirás compañeros de trabajo que a lo mejor; por mi experiencia; no van a ser muy agradables pero también conocerás el amor, donde estoy seguro que me darás muchos nietos que estoy esperando todavía -agrega él haciéndome sonrojar un poco y colocándome un poco incómodo -Aunque como te he dicho siempre en la vida todo tiene sus etapas. Mira a tu hermano por ejemplo, dejó de estudiar su carrera profesional de ingeniería agrónoma y ahora; a pesar de que tiene su esposa aún no me ha dado ni un nieto; cada quien tiene que vivir lo que tiene que vivir, así es la vida -agregó como siempre dando sabias palabras.
Yo me incorporé al terminar de escucharlo pues me sentía muy incómodo por lo que había dicho -Bueno papá, me voy. Solo quería darte la buena noticia y dejarte los chocolates sin azúcar. Estaremos en contacto cuídate -dije deprisa mientras caminaba rápido en dirección a la puerta.
-¿Te vas tan pronto? creí que me acompañarías a almorzar -preguntó impresionado al ver que me iba tan rápidamente mientras abría la enrejado y salía de ahí.
-Descuida. Tengo cosas que hacer. Comeré afuera. Cuídate -dije mientras salía pronto de ahí caminando por la calle y suspiraba aliviado.
Poco después llegué a un ciber café donde al entrar sonó la campana que avisaba que llega un cliente. Una hermosa chica me atendió en la barra, pedí un capuchino más unas galletas qué tanto me gustaban para luego sentarme en una mesa y utilizar mi portátil en la zona wi-fi.
Aunque me daba pena en dejar a mi padre con la palabra en la boca siempre me hacía sentir incómodo en ciertas ocasiones aunque sabía que no era su intención. Al rato mientras yo miraba las nuevas actualizaciones del libro de suturas, escuché la campana de la tienda y vi como una hermosa chica de cabello extremadamente largo, llamó mi atención mientras pedía un café y se sentaba justo en la mesa de al lado.
Mi mente parecía estallar pues debo admitir que no había tenido buenas experiencias con las mujeres y sin duda alguna no me enamoraría pronto. Estaba concentrado en cada una de las etapas de mi vida en la que todo está previamente planificado y enamorarme no era una de ellas.
La joven chica recibió una llamada y pude escuchar; claramente porque la tenía al lado; cómo recibía malas noticias sobre una paciente que había perdido los puntos de la sutura de la piel porque le había hecho un rechazo así que ella planeaba en cerrarla por segunda intención con puntos de presión.
No quería ser entrometido pero podia tener la solución perfecta para ella, así que llame su atención cuando termino de hablar por el teléfono.
-Disculpe señorita -dije mientras ella volteó a mirarme con esos preciosos ojos café y frunciendo el seño. Mi corazón se aceleraba en solo pensar en hablarle pero estaba decidido -quizás yo tenga la solución para usted -agregué mostrándole la pantalla de mi portátil donde tenía la imagen y el escrito de una de las suturas semisintéticas llamada polipropileno -esta sutura podía ser de utilidad para usted si lo desea. No es como el nylon, pero ayudará a afrontarlo sin reabsorberse en el cuerpo y como es un material diferente tal vez no haya rechazo y podrá mantener el afrontamiento, los puntos de presión no sirven para ese tipo de heridas tan grandes -agregué sintiéndome orgulloso de mi respuesta.
Ella me miró asombrada; pues era una opción; por lo cual hizo un gesto con su boca de forma positiva a mi información -¡excelente! ¡gracias! Eso podrá ayudarme, ahora le escribiré a los residentes para que tomen esa opción en cuenta. Hoy es mi día libre -dice ella mientras comienza a escribir en su teléfono y observaba delicadamente el nombre de esa sutura en especial en la pantalla de mi portátil.
Yo respiré profundo y exhale poco a poco de manera de tranquilizarme porque al ver su respuesta positiva podía sentirme un poco más seguro.
-Así que ¿usted es doctora? -agregué para comenzar una conversación.
-Sí, soy residente de cirugía y hoy es mi día libre. Discúlpame, ¿Cuál es tu nombre? -dice ella sentándose justo en mi mesa.
Me impresionó su forma espontánea de ser, así que eso me tranquilizó un poco, al ver que no incomodaba -mi nombre es Karel Alí -dije sin dar mucha información.
Ella se sorprendió escuchar mi apellido pero enseguida extendió su mano al igual que yo correspondí y las estrechamos -un gusto, soy la doctora Frangi Collins. Pero puedes decirme Frangi y... acaso... ¿eres árabe? -preguntó.
Antes de dar la respuesta pensé muy sarcástico, ¡oh sí! no te preocupes que el turbante lo dejé en casa. Obviamente no era árabe pero la gente tiende a confundirse, no puedo culparla.
-No, para nada. Aunque muchos ya me lo han preguntado -respondí dándole una sonrisa nerviosa de lado.
-Okay, bueno pues tu apellido confunde. Aunque tengo curiosidad cómo es que estás leyendo un libro de suturas quirúrgicas ¿acaso eres estudiante de medicina o enfermero? -interroga ella tratando de conocerme un poco más.
Debo confesar que en ese momento quería decirle; sí soy enfermero por eso te recomendé la sutura; pero no lo quise hacer, pensé que si me abstenía de hablar tal vez ella se fija en mí.
-No soy médico. Aunque no me gusta mucho hablar de mí trabajo, en especial cuando no me encuentro laborando -respondí, mientras ella colocaba el señor fruncido.
-Bueno debo admitir de que eres muy joven y muy lindo también ¿Qué edad tienes? -preguntó ella, curiosa.
-Tengo 24 años. Muchos me han mencionado que parezco más joven en especial cuando practique karate -respondí anexando una idea algo diferente para continuar con la conversación.
-excelente, devo admitir de que creí que eras un adolescente y eso explica tu complexión física ¿Por cuánto tiempo duraste en el karate? -siguió interrogando y así duramos casi toda esa tarde.
Hablamos de muchas cosas, de que ella venía de otro estado y quiso hacer su residencia en cirugía aquí en la ciudad.
Cuando nos dimos cuenta de que ya era muy tarde, intercambiamos números de WhatsApp para luego despedirnos en la puerta del cibercafé.
En los próximos días siguientes, yo siempre iba todas las tardes a ese lugar porque; extrañamente; no dejaba de pensar en ella y al parecer ella siempre llegaba a la misma hora por una taza de café. De ahí establecimos muchas conversaciones y hablamos de muchos casos que ella estaba viendo, aunque le insistí que no habláramos del trabajo mientras estábamos ahí, volviéndose la desconexión que ambos necesitábamos eso lo podíamos ser ella y yo. Así pasaron los días hasta que; un día antes de comenzar mi trabajo en el hospital; en aquella tarde cuando nos estábamos despidiendo en el cibercafé pasó algo que nunca pensé que podía pasarme.
Ella cargaba un maletín donde siempre llevaba un equipo llamado otoscopio recientemente lo había comprado y se dirigía de ahí a su casa Pero cuando lo fue a levantar del suelo yo me incliné para tomarlo también hasta que nuestros labios se chocaron en ese pequeño instante. Ambos tragamos grueso deteniendo el beso por un segundo y como ambos teníamos los ojos cerrados le pasé una caricia por la mejilla hasta que ella se animó a corresponder un beso.
Admito que no fue un beso de telenovela, pero considerando de que yo nunca había besado a nadie, ese era la primera vez que podía sentir el dulce beso de una mujer a quién yo estaba comenzando a amar y sorprendentemente, tener una química que nunca había sentido en mi vida.
Justo cuando nos levantamos, ambos sentíamos que estábamos titubeando, pero correspondimos los dos con la misma sonrisa nerviosa -¿Te...vas... caminando? -pregunté tratando de romper con aquel silencio.
-No... una amiga me llevará y por cierto ahí está -dijo ella indicando un carro estacionarse justo al frente de nosotros.
-¿Nos veremos mañana? -pregunté rápido antes de que subiera el coche.
Ella no contestó inmediatamente solo asintió y me guiñó un ojo lo cual me hacía pensar que mi cariño fue correspondido y por primera vez había conectado con alguien en especial.
No pasa mucho tiempo en cuanto el auto arrancó y me quedé yo pensando en ella mientras la veía alejarse.
***Inicio de ese día***
Al llegar al hospital me sentía algo nervioso pero decidido comenzar mi nueva vida como profesional y no pasó mucho tiempo cuando al cruzar las puertas de vidrio y llegar a la recepción del hospital vi a la Licenciada Mayra Rojas, quién era la que en esta mañana me daría el recorrido por la unidad de emergencia e iniciaría mi guardia.
Me sentía algo cansado pues llegué muy temprano en la mañana con el fin de dar una buena impresión. Caminamos por los pasillos mientras ella me mostraba todo la unidad de emergencia, los cuidados críticos, el área de trauma shock, el área de cuidados mínimos y un área de observación, más un pequeño triaje que estaba cerca de la consulta.
-Licenciado, le voy a dejar esta pequeña hoja donde tenemos ciertas normas que se deben cumplir en este hospital, una de ellas es limitarse a su trabajo como licenciado en enfermería, tenemos muchos inconvenientes con el personal médico y ellos no tienden a ser muy amistosos a la hora de reclamar algo al personal de enfermería, así que me llamarán directamente a mí y no le dirán nada a usted. Otro punto importante es que no debe tener parejas aquí, porque hemos tenido muchos inconvenientes con personas que tienen una relación y terminan pagando sus problemas personales aquí en el hospital y eso se vuelve siempre un escándalo, así que límite por favor abstenerse porque sería en contra de nuestras normas y automáticamente uno sería despedido, si tienen alguna relación conyugal o en cuyo caso de pareja le ruego que me lo diga ahora -preguntó finalizando, mientras yo procesaba toda la información pero solo negué con la cabeza.
Una vez finalizado todo me cambié en los vestidores para caballeros y de ahí me dirigí al área que me correspondía que era el triaje. Habíamos varios enfermeros, pero muchos de nosotros teníamos que ir inclusive a los cuidados mínimos y al área de observación para colocar los tratamientos. Pero todas las vías intravenosas y tratamientos intramusculares solo se colocaban en el triaje.
Me encantaba cada trabajo que hacía pues me ayudó a poner más en práctica mis habilidades hasta que en ese instante escuchamos una ambulancia.
En ese instante sentí como mis nervios los tenía flor de piel hasta que la Licenciada Carly se dirigió ante mí y me dijo que la acompañara porque teníamos que recibir a ese último paciente antes de entregar el servicio al turno de la tarde y para que fuese más rápido le ayudaría.
En instantes escuché todo lo que los paramédicos decían con respecto a la paciente. Al parecer había tenido un accidente automovilístico, tratándose de un niño de 11 años de edad, el cual, recibía una unidad de sangre O Rh negativo, porque había perdido mucha sangre en el lugar.
Al parecer los primeros médicos generales recibieron la emergencia; hasta que al ver la gravedad de las heridas mientras yo colocaba una intravenosa; podía ver como el médico decidió llamar al equipo de cirugía porque al ver los daños del menor tenía que entrar a cirugía lo más pronto posible. La pérdida de sangre al parecer estaba en la arteria femoral y a pesar de maniobras y un torniquete el niño podría entrar en un shock hipovolémico ya que la sangre no paraba de fluir. El médico de guardia pensó que podría ser algún elemento externo que cortó la femoral y que todavía sigue incrustado que hace que la sangre todavía fluya por la arteria femoral derecha. En ese momento mientras él indicaba estudios y tomaba nota del caso con la licenciada, fue cuando la residente de cirugía llegó y la vi, era Frangi.
Sentí como si un frío miedo entrara por todo mi cuerpo al verla frente a mí. No sabía que trabajara ahí y mucho menos que me la podía encontrar en la emergencia donde se supone no podíamos tener pareja porque si no tendría que despedirme de mi trabajo.
Ambos nos quedamos viéndonos a la cara pero ella rápidamente volteó a escuchar al médico; que recibió el caso del niño; mientras yo bajaba la cabeza disimuladamente para que nadie se diera cuenta de que nos conocíamos.
Justo en ese instante llegó el padre angustiado con algunos moretones en la cara, al juzgar por su aspecto era una especie de cazador. Se podía sentir la desesperación que sentía ese hombre, al ver a su hijo en esas condiciones en la cama y fue cuando inmediatamente llamé a la licenciada al notar que través del catéter el niño estaba sangrando.
-¡Sálvenlo! por favor, él tiene una condición especial, es hemofílico. No llevaba su cinturón que lo identificaba en la muñeca -dijo su padre desesperado.
Al saber esa noticia nos dimos cuenta que este niño tenía minutos para desangrarse y a pesar de lo que pudiésemos hacer no iba a ser fácil de tener el sangrado por las múltiples heridas que tenía.
En ese instante la doctora Frangi negó con la cabeza y conocí a su respuesta ya que si el niño lo metía lo sometían a la cirugía es posible que no mejoraría sino que empeoraría el proceso -con ese diagnóstico doctor no lo puedo meter a la cirugía -.
En ese instante, esas palabras fueron como agua y vinagre para al padre de la criatura. Justo cuando seguridad lo iba a sacar del cubículo en donde el niño había llegado, aquel hombre sacó su arma y fue cuando le apuntó a la doctora Frangi y yo me interpuse, luego estire mi mano con la palma abierta hablándole -Por favor señor, guarde esa arma solo estamos tratando de ayudarlo -le dije mientras sentía como la doctora entrelazaba su mano junto a la mía sabía que la defendería hasta el final no me importaba si tenía que hacerlo delante de todos ellos.
El padre asustado le temblaba el pulso mientras nos apuntaba con la pistola y recibía gritos del grupo de seguridad del hospital mientras aquella emergencia se paralizaba en todo sentido en aquella conmoción.
Así fue cuando mi vida pasó por delante justo hasta este punto sentía como la doctora sujetaba mi mano con fuerza haciéndome entender que estaba asustada, pero yo solo podía expresarle con mis acciones que no permitía que le pasara nada.*****
Hola a todos aquí les dejo el final de este capítulo espero que les guste pues en mi opinión es una experiencia algo personal aunque un poco modificada donde muchos de los personajes son parte de la vida real y espero que les guste mi historia.

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Soy Karel y esta es mi historia
RomanceEsta historia trata de un muchacho llamado Karel que es enfermero y comienza su residencia en el hospital Florence Nightingale, de ahí conocerá al amor de su vida, vivirá su primer romance y sus primeras decepciones. Acaso ¿él será feliz? o ¿habrán...