Capítulo único

475 30 7
                                    

Es 1 de mayo del año, 1994 y este día quedará marcado por el resto de mi existencia.

Recuerdo haberte dirigido una última mirada y dedicarte una de mis más indiscretas, íntimas y sinceras sonrisas. La correspondiste como siempre.

Pero había algo diferente.
Sé que se trataba por el prematuro, amargo y trágico fallecimiento de Roland Ratzenberger y porqué hubieses preferido homenajearlo como se debía.

Tarde noté, después de que subieras y pusieras tu casco sobre tu cabeza, que ya no pertenecías más a este mundo grisáceo. Que no estabas más a mi costado, haciéndome lo que mejor sabías hacer: inspirándome y amándome.

El estomago se me revolvió y contrajo ante tu triste y apagada mirada que estaba entremezclada con el clásico brillo de pasión y amor que le dedicabas a las pistas de carrera.

Tenías razón cuando pronunciaste aquellas palabras, cuando quisiste negarte y no seguir adelante con la competencia.

Pero era tarde.

Ya estabas sobre el auto que Adrian Newey se dedicó a diseñar y sobre el asfalto del circuito de Bolonia.

Y ahora y finalmente, estoy aquí.
Nuevamente delante tuyo, pero esta ocasión sin poder recibir una gran sonrisa de tu parte.

Nada será lo mismo.
No podré recuperarme ni salir adelante sabiendo que te has marchado, pero que también, seré incapaz de detenerme y perder lo único que me queda de ti.
Los dulces recuerdos.

Querido Senna...
Quisiera haberte podido mencionar una ocasión más, el intenso e inteligible amor que provocabas en mí con sólo dirigirme una mirada.

Atentamente,

Querido SennaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora