Odio y tristeza, dos sombras que han estado con nosotros desde el principio, tejidas en el tapiz de nuestras vidas. Desde pequeños, sentimos el frío desprecio de nuestro padre, Claude, quien nos miraba como si fuéramos el eco de un error. Su voz, dura como el acero, resonaba en nuestros corazones: "Bastardos". Esas palabras, pronunciadas con desdén, se clavaron en nosotros, recordándonos constantemente que nuestros apellidos reales eran meras ilusiones en su mundo cruel.
La vida nunca nos ofreció sonrisas. Nos sentimos huérfanos en el dolor, y la ausencia de nuestra madre fue un vacío que jamás pudimos llenar. Sin su amor, nos enfrentamos a un mundo que parecía sombrío y hostil. Todo estaba cubierto por una niebla oscura, hasta que un día, un destello de luz irrumpió en nuestra existencia.
Ella llegó como un susurro de esperanza. Diana, la concubina de nuestro padre, se presentó ante nosotros con una sonrisa cálida que disipaba las sombras. Nos trató como si fuéramos sus propios hijos, envolviéndonos en su amor y cuidado. En sus ojos, encontramos la aceptación que tanto anhelábamos, y su risa era un bálsamo que sanaba nuestras heridas. Era como un hada que transformaba nuestra realidad en un hermoso sueño.
Sin embargo, la felicidad es a menudo efímera. La luz que había iluminado nuestras vidas se extinguió abruptamente con la noticia de su muerte. "Lady Diana murió en el parto", dijo un sirviente, y esas palabras cayeron sobre nosotros como un manto de desesperanza. En ese momento, el mundo se detuvo.
La vida que habíamos comenzado a reconstruir se desmoronó. El dolor se volvió un compañero constante, y nuestra tristeza se mezcló con la llegada de una niña, un eco del pasado que nunca debió ser. Athanasia. Su nombre flotó en el aire como un recordatorio de lo que habíamos perdido, una nueva carga en un corazón ya desgastado.
En medio de la oscuridad, sus ojos nos miraron con inocencia, y aunque nos recordaba a Diana, era también un símbolo de nuestro sufrimiento. Y así, en esa mezcla de amor y dolor, nuestros corazones aprendieron a anhelar lo que nunca tendríamos: la familia completa que nos había sido arrebatada.
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Los príncipes de la corona
FanfictionSipnosis -Si llegamos a ver tan solo una lagrima tocar su mejilla traeremos mil infiernos en sus vidas-exclamaron molestos los príncipes-¿Entendido Majestad/padre?- La princesa Athanasia la joya más Preciado por la que los príncipes desatarían una...