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¡Es que simplemente no se quedaba en su lugar! 

La liga del pantalón chándal que vestía ahora como una improvisada pijama se le bajaba cada tanto, así que se la pasaba cada 5 minutos subiéndose la cinturilla hasta por sobre el ombligo tratando de alargar el tiempo en el que esta permaneciera en su sitio. Pero simplemente nada lo arreglaba. Estaba de tan mal humor con este hecho, siendo un  motivo más que se sumaba al principal que lo traía así de molesto desde hacía unas horas. 

“Tal vez él vuelva tarde lindo, por eso será mejor que te acuestes temprano. Hazlo por Jeff, ¿está bien?” le decía su Nana.

Yo sabía que iba a llegar más tarde, porque él me lo Había dicho antes de irse, peroooo ¿Es que acaso no me conocía lo suficientemente bien para saber que yo no le haría caso? ¿Qué me  pasaría toda la noche esperando  que él  cruzara esas puertas, para así darme la regañina que tanto me merecía por desobedecer y aún luego de tantas veces  regañarme los dos nos fuéramos  acostar al fin  juntos, como todas las noches?

Pero aún encontrándome  molesto con él fiestero ese me acurrucaría a su lado, buscando robarle un poco de calor, olfateando con mí naricita como todo un animalito cerca del abdomen de este, donde aquel ameno aroma entre cítricos y pino era más encantador.

¿Es que acaso era tan irrelevante  su persona y su presencia  para que Jeff se le  olvidara una vez más que se le hacía imposible dormir solo en casa? ¿acaso se Olvido que yo Barcod le tengo un pavor tremendo a la oscuridad como para haberse pasado casi toda su vida durmiendo cerca de lugares que emanaran una fuerte luz aún siendo de noche? Jeff  Saturs, si es así eres un idiota.


__Recordar esos terribles días, le sacaban inevitablemente ciertas lágrimas a Barcod, quien escondido  tras el cobertor felpudo que le brindaba cierto calor a su cuerpo, suspiro y se refregó las manos ya hechas puño contra sus húmedos orbes. No debía llorar, se lo había prometido ya una vez a su madre, y en una segunda ocasión al idiota que lo dejaba solo en casa, una vez más. 

__Él Sabía perfectamente que no tenía derecho de reclamar, no tenía voto de opinión en nada que tuviera que ver con la casa donde ahora moraba, reglas o cosas de su vida de ahora. Ya que esta siquiera le pertenecía… No desde que había sido rescatado de su lamentable anterior existencia. Pero es queee no es justo..

¿Cómo olvidar tan solo el día que se topo con ese galán con aires de diva, todo un galán de primera y con fama de mujeriego por decirlo así? Como olvidar ese 4 de noviembre que merodeaba por las calles del centro, muriendo de frio y el estomago estrujándosele por el hambre, vagando sin un rumbo fijo luego de no encontrar un cupo en el albergue donde comúnmente buscaba asilo, al haberse llenado antes de tiempo. Y bueno, eso había sido obvio por la baja temperatura que azotaba esa noche. 

Había sido su culpa, lo admitía, luego de tardarse tanto mendigando para así comprarse un pan. Pero al final se había quedado sin nada, sin un lugar abrigado donde  pudiera "dormir cómodo" y peor aún con el estomago vacío. vaya vida de mierda la mía.

Pero No tenía remedio, su existencia era lamentable y casi sentía que la vida se le escapaba de las manos.

El hambre lo estaba matando y el frio estaba acabando con lo poco que le quedaba de energía, prácticamente se estaba arrastrando en busca de su final, viendo hasta donde llegaría con ese poco vigor que le sobraba. 

Los parpados le pesaban, las manos le temblaban y el aire apenas entraba en sus pulmones con cada inhalación sentía en ese momento que Pronto terminaría al lado de su difunta  madre, él lo sentía. ¿Pero  a quien le importaba? Sabía completamente que era tan irrelevante como cualquier otro hibrido que andará por las calles. Resaltando y despreciado por la sociedad solo por tener un par de orejas felpudas y triangulares en la cima de su cabeza.

Dulce Tentación (ONE-SHOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora