Capítulo II

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Eventualmente, Jaehyun regresó a su responsabilidades como rey. Fue forzado a cumplirlos para ser honestos. Aunque la excusa de que no se sentía listo por la pérdida de su bebé, que ya pasó dos meses de ese suceso, ya no le valía a la corte.

El reino estaba en constante preocupación por la desaparición repentina del rey de las actividades programadas. Pero una pequeña mentira blanca de que enfermó y luego sanó, sirvió para aliviar la angustía de sus súbditos.

Las largas y agotadoras reuniones con la corte hacían que todo su día se base en el reino, reino y más reino. Proyectos de urbanizaciones en los pueblos, inaugurar importantes puentes que conectan a pequeñas aldeas, hacer tratados con otros reyes y como es costumbre cada fin de mes, un festival de la agricultura. Algo que no se dio los últimos dos meses y es significativo para su reino, manteniendo preocupado a Yoonoh porque ahora deberá retribuir el doble para ese festival.

Y lamentablemente, todo ese desastre de deberes reales hacían que tuviera menos tiempo de pasarla con su querido esposo.

Gracias a Dios, Doyoung volvió a recuperar su color y realizar sus actividades rutinarias con tranquilidad. Normalmente, él se encarga de la organización y el orden dentro del palacio, verificar que todos estén trabajando correctamente y sirviendo leales a Yoonoh. Las sirvientas y cocinero de la cocina del palacio lloraron de felicidad arrodillados al ver al esposo real de vuelta a visitarlos, también a los guardias les agradó nuevamente ver caminar imponente y con elegancia al esposo del rey por los pasillos siendo seguido por sirvientes y él ordenándoles en el proceso. Con Doyoung de regreso, todos trabajaron con más ganas que nunca para servir a sus soberanos.

No iba admitir que todo el día se sentía solo por la falta de Jaehyun a su lado. Incluso el saber que faltaba últimamente al comedor real a desayunar, almorzar o cenar, prefería comer en su habitación. Tampoco lo encontraba en la cama cada que se despertaba. Pero no iba a recriminarle nada, es algo con lo que lidia y sabe la posición de Jaehyun, pero eso no quita que le dolía en ratos.

Otro día normal en el palacio, otro día más con Yoonoh con ganas de inmensas de dormir y mandar todo al carajo. No dormía bien en días, pero la satisfacción dentro de él por terminar planes con la corte para su reino lo calmaba.

—Bien, entonces debemos programar la visita al reino Nipon dentro de cuatro días. El rey Yuta será notificado cuanto antes, su majestad —Yoonoh asintió de acuerdo, todos en la audiencia tomaron muchos pergaminos y libros para guardarlos sin esperar a que Yoonoh diga sesión finalizada.

Pero como no lo decía, daba a entender que la reunión no acabó.

—Si me permite, su majestad, debemos tratar otro asunto —La voz de Taeyong llegó como un mosquito fastidioso a los oídos del rey. Todos los demás miembros de la corte se sentaron otra vez al oír la voz del consejero real.

—Es verdad, su majestad —Habló Taeil, uno de los miembros encargado de redactar las leyes. Vio como este sacó algunos papeles y una pluma— Debemos hablar sobre el heredero del rey.

Yoonoh levantó la vista incrédulo a lo que estaba escuchando. ¿Desde cuándo eso es un tema a tratar como si fuese política?

—Verá, su majestad, con los de la corte hablamos y han pasado demasiados años permitidos por un rey para tener un primogénito.

—La gente del reino está empezando a cuestionar por qué hasta ahora usted y el rey Kim Doyoung no le han dado un heredero al reino.

—Ese tipo de rumores no son buenos para la estabilidad del poder y del rey mismo —Continuó Taeil con franqueza mientras leía uno de los pergaminos— Entendemos que usted y el rey Kim Doyoung se están tomando su tiempo en esto, pero debemos asegurar al reino con un futuro heredero. Debemos evitar que el reino cunda al pánico.

Primogénito⎯ jaedo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora