Hasta el limite - Fem Soukoku

Hasta el limite

Dazai tararea, sirve una taza de café, algunas gotas caen en la encimera, y la idea de limpiarlas es bastante desprovista en su mente.

Prefiere estirar su brazo hasta la alacena y tirar un descuidado chorrito de whisky en la taza, después dejar el desastre en la cocina para acercarse a la habitación con la taza blanca y sencilla, con la frase en negro "Bésame el trasero" graciosamente estampada, y al asomarse por el marco, Chuuya esta desempacando.

Se ve adorable, con su bonita falda negra que abraza y acopla sus muslos blanquecinos y largos, dentro de la falda una camisa rojo vino de cuerina y botones dorados, de mangas largas y elegantemente arremangadas hasta sus codos. En su espalda puede ver su larga cola baja colgando, atada con una liga negra.

Esta descalza, y unas imperceptibles medias largas se pierden en su falda hasta arriba. La castaña deja el café en la cómoda junto a la puerta y sigue todos sus movimientos con la mirada.

— ¿Seguirás ahí viéndome o me ayudaras con las cosas? — Resopla la pelirroja, volteando hacia ella con las manos en la cintura, de frente es aun mas bella. La castaña se lleva una mano al pecho preparando su teatro exagerado.

— Ah, debo confesar que me conseguí una novia para que haga todo el trabajo por mi. — Chuuya le arroja un zapato que Dazai esquiva sin demasiado esfuerzo.

Ella se ve muy linda enojada, le apunta con el dedo acusadoramente y una de sus manos aun permanece en su cintura.

— Tu, grandísima idiota. Sera mejor que empieces a ayudar o voy a estrangularte. — Ella tararea en respuesta y le da un ultimo sorbo a su café, acercándose con una sonrisa.

— ¿Eso es una amenaza o una propuesta sexual? Ambas suenan calientes. — Dice para rematar, Chuuya gruñe, aunque suena mas como un jadeo ofendido.

Chuuya dobla la ropa y la contraria se desliza por la habitación para dejarla en las gavetas, y otros accesorios en la cómoda, baño etc... Cuando Chuuya saca un traje de apariencia prometedora para jugar un poco esta noche, los ojos de Osamu brillan. Ella lo descarta arrojándolo despreocupadamente a la maleta otra vez.

Chuuya interrumpe su puchero con un quejido pensativo, Dazai entrecierra sus ojos hacia ella, peñizca su brazo.

— Hm, ¿en que piensas, chibi? — La pelirroja le envía una mirada molesta de reojo, para finalmente suspirar y detener sus movimientos.

— Dijiste... dijiste que soy tu novia, ¿verdad? — Ella también detiene lo que esta haciendo para procesar esa pregunta, y usualmente no actuaria tan insegura, así que reanuda su andar por la habitación, ligeramente nerviosa.

— Puede que lo haya hecho, ¿por que? ¿Prefieres que te llame amante? ¿Amor? — Chuuya sonríe, es un poco tonto. Luego carraspea y decide ser seria.

— Dazai...

— ¿Si, cielo? — Chuuya suspira, y se acerca a ella, para acunar su rostro.

— ¿Sabes que tienes un esposo, verdad? — La castaña tararea y asiente, un poco mas entretenida en sus labios, tan cerca, en su cuerpo pequeño pero de bonitas curvas y un poco musculoso. — Y... ¿Qué yo tengo un esposo, también?

— Hm, si, también tienes hijos. — Lleva ambas manos a la cintura de Chuuya, realmente ama lo estrecha que es, resiste bajar la mano para apretar su enorme trasero ahora mismo porque Chuuya esta siendo seria.

— Entonces... sabes que no puedo ser tu novia, ¿verdad? — Suena ligeramente triste, aunque también intenta hacerla entender.

— Ah, ¿no puedo tener una novia y un esposo al mismo tiempo? Fyodor ni siquiera me gusta. — Hace un puchero. — Es un maldito subnormal... a veces dudo que tenga pene, o que siquiera tenga una forma de reproducirse. Y es una lastima, porque es tan guapo...