Destinados (2099x701)

Primer Encuentro

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Cuando Miguel llegó a la tierra 701, su único y primordial objetivo era encontrar al spiderman de esa tierra, ofrecerle unirse al club, darle el reloj y largarse. Si, ese era el plan original, excepto que todo salió terriblemente mal, empezando porque nunca imaginó que ese spiderman sería omega… Todos los spiderman que había conocido hasta ese momento eran alfas o betas, ¿por qué este era un omega? ¿Qué mal había en su tierra?

–Entonces, ¿eres un spiderman? ¿Pero de otra tierra?– preguntó ese spiderman.

–Si, me has hecho esa pregunta 3 veces.- respondió Miguel tratando de calmarse, por alguna razón que desconocía, la mayoría de los spiderman eran graciosos.

–Calmate musculitos, solo te estaba molestando. Necesito algo de alegría aquí, ¿si?- le dijo quitando su máscara.

Definitivamente no era lo que Miguel esperaba, había visto a otros spidermans y todos estaban en sus 20's, pero este, bueno el parecía estar en sus 30´s.

–¿Alegría? ¿Te pasó algo?- maldito sea el corazón compasivo de Miguel.

-Nada nuevo, una pelea, mi esposa me mandó a la mierda porque soy esteril, y estoy pasando mi periodo de luto porque no podré ver a mi cachorro.- término el otro sonriendo.- Por cierto, soy Peter Ben Parker.

-Miguel O'Hara.- contestó, para luego fruncir el ceño.- Dijiste que eras esteril, ¿de qué cachorro hablas?

–Miles.- contestó algo triste. –No es mio, es un chico que conocí cuando termine viajando a su tierra, me encariñe con él y mi lobo lo acogió como nuestro cachorro, espero que este bien.

Miguel solo asintió, sabía del chico y sabía lo que era, si el omega estaba mal, no le iba a decir que su cachorro era una anomalía, mejor dejarlo así. Ahora solo tenía que hablar con Peter, ver si quería unirse a su club, darle el reloj e irse, pero antes de que pudiera decir algo, un delicioso aroma llegó a su nariz, un olor dulce, como donas glaseadas.

-¿Eres tú?- le preguntó a Peter quien lo miró confundido.- El olor de donas glaseadas.

-Oh dios, lo siento, tome mi supresor apenas te vi, no se porque no lo apago.- dijo avergonzado.- Sería mejor que vuelvas después, no querrás cometer un error.

–¿Error?

Peter le sonrió, pasó por su lado, haciendo que el aroma sea más intenso, por lo que el lobo de Miguel actuó por sí solo, y dejó salir sus feromonas que rápidamente envolvieron al omega.

–Cafe.– dijo Peter agarrando el marco de la puerta, se sentía mareado. –¿Qué crees que estás haciendo?

–Lo lamento, fue un impulso. – se disculpó Miguel. – Vendré mañana.

Con rapidez se dirigió a la ventana, tenía que salir rápido de ahí, antes de que algo más grande pasara, estaba ya en el marco de la ventana, cuando sintió dos brazos cerrarse en su cuerpo.

–¿Peter?

–Alfa. ¿Por qué me dejas? ¿No te gustó?

Miguel tragó saliva, tenía que salir de ahí rápido, pero por alguna razón no podía moverse, o tal vez no quería hacerlo. Con cuidado, tratando de no tirar al omega, se alejó de la ventana y la cerró, estaba quizás tomando una decisión por la cual se arrepentiría toda su vida, pero no iba a dar marcha atrás.

Tomó los hombros de Peter separándolo un poco, su mirada estaba cristalina, era ahora más obvio que había entrado en celo.

–Peter, necesito que vuelvas en ti por un momento. – le pidió. – Peter, quiero ayudarte, pero necesito tu permiso, ¿me dejas pasar tu celo contigo?