Capítulo 1 EL LLAMADO

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Lu De Santis

Que sencilla es la vida cuando solo te preocupas por banalidades, los enojos innecesarios en el tráfico de una ciudad que tiene pocas avenidas principales, todas ellas llenas de turistas que van y vienen a conocer las playas, los museos -la historia- y los que habitan aquí, la preocupación por cursar y aprobar una materia en la universidad de una carrera que posiblemente nunca vayas a ejercer, la molestia cuando te gusta mucho un vestido y no se encuentra disponible en tu talla o cuando te aprieta de zonas del cuerpo donde no debería de apretar, él decidir qué desayunar, comer y cenar y él como y con quien vas a festejar tu cumpleaños número veintiuno. En fin, solo banalidades.

Terminé de hacerme las ondas en el cabello cobrizo que me tiño sin falta cada tres meses ya más como una costumbre que un gusto personal y me retoqué el lápiz labial rojo frente al espejo de mi habitación. Tomé un bolso, mi celular, así como el otro trasto de respaldo y me encaminé a la oficina de la casa de dos plantas donde sabía que se encontrarían Deva y Gaspar, a quienes yo desde que tengo memoria, llamo mis padres.

Tenían la puerta entreabierta y aunque sabía muy bien que no debía escuchar conversaciones privadas -una de la infinidad de reglas de este hogar-, me acerqué tan sólo un poco más para entender lo que murmuraban. Todas sus discusiones siempre se trataban sobre mi, de ahí en fuera eran una relación bastante civilizada.

-¿Vas a dejarla ir? -Preguntaba Deva desde el extremo de la oficina. Podía escucharla limpiando con obsesión sus armas favoritas muy mal escondidas en una estantería cerca de la ventana, me preguntaba si lo hacía a propósito eso de no ocultarlas en absoluto, como si alguien a excepción de nosotros tres va a venir a la oficina de mis padres a curiosear y ella podrá finalmente presumir todo su arsenal.

-Dev, cariño, hoy cumple veintiuno ¿Crees que va a dejar que le prohíba festejarlo? La conoces. -Reflexionó Gaspar, casi podía imaginármelo con los dedos tamborileando en su frente con cansancio. Solo le dice Dev seguido de un mote cursi cuando quiere aminorar la recepción de sus palabras, como si quitarle una letra a su nombre va a convertir a Deva en una persona más...persona.

-No estoy diciendo que no la dejes festejar su cumpleaños, pero bien podía haber elegido una pequeña reunión aquí en casa con esa amiga que tiene, a salir a un club con quien sabe quién. -Deva siempre ha sido la que mejor ha desempeñado su papel, la más responsable y sensata de los tres, en cambio Gaspar es como todo un padre hecho y derecho que cae con un "Por favor papá" de su pequeña -ahora no tan pequeña- hija.

-¡Son mis amigos! -Refuté, abriendo la puerta y adentrándome más que dispuesta a discutir por ya quinta ocasión con Deva. -Mamá, tú los conoces a todos, son solo amigos de la universidad, no maleantes, no drogadictos, no cazafortunas. -Si bien nunca se los he presentado formalmente, estoy segura de que ha revisado con obsesión sus perfiles, los de sus padres, hasta los de sus mascotas. Gaspar escondió una sonrisa debajo del periódico que fingió releer.

-Estará bien, sabe cuidarse sola, conoce el protocolo y se ve hermosa. -Sonreí y le lancé un beso desde la distancia.

-Esos amiguitos tuyos ¿Son ángeles de casualidad? -Me lanzó su pregunta con doble sentido al mismo tiempo que miraba mal al pobre sujeto que me pareció verlo refugiarse un poco más con la silla y el periódico en sus manos. -Piensen un poquito los dos, nunca ha frecuentado esa parte de la ciudad, estará rodeada de caídos, podrías estar en peligro y nosotros estaríamos a kilómetros de ti. -Ahora me tocó a mi su mirada de veinte mil cuchillas. Es una mujer hermosa a la que desafortunadamente le tocó cumplir con una misión y desperdiciar sus mejores años y aunque sabía que ella no se arrepentía, a mi me costaba mucho perdonármelo.

-La estás sobre protegiendo. -La acusó el hombre que me ha visto crecer prácticamente toda mi vida, así como yo lo he visto envejecer a él.

-Eso es lo que hacemos, sobre proteger, en cambio parece que lo olvidaste y ahora tú la estás sobre exponiendo. -Contraatacó la dura y estricta mujer que nunca ha perdido esa esencia del servicio al que fue asignada hace tantos años.

Heredera de nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora