Capítulo 2

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Lu de Santis

Sé que molestar a Gaspar en situaciones de estrés es una mala idea, lo sé porque esto ya nos ha sucedido antes -más de las que me gustaría contar-, la única diferencia es que falta mamá a nuestro lado para que ella tome el control de la situación. Sé lo que pasará a continuación, yo subiré a la camioneta con una mochila donde quepa solo lo esencial, me esconderé entre los asientos y papá manejará por horas hasta el siguiente refugio que ya está preparado desde mucho antes de saber en que momento tendríamos que marcharnos.

Entro a la oficina para recoger las últimas cosas y me encuentro con Josie armándose de la misma manera en la que papá lo está haciendo, me había quedado con la idea de que se había marchado inmediatamente a su casa, eso fue lo que le pedí que hiciera con un nudo en la garganta. No hay rastro de diversión o desinterés en su cara, al contrario, me recuerda mucho a los sargentos de las fotografías de Gaspar y entonces lo entiendo todo, el cómo se acercó a mi de forma tan inesperada en la universidad, como no se espantó y huyó cuando le conté mi historia, las acciones serviciales que tenía conmigo y con nadie más.

-Supongo que la sorpresa llegó antes de lo esperado. -Dice con un suspiro y yo solo puedo pensar en como pude pasar por alto tantas señales ¿Dónde quedó eso de ir siempre a un paso adelante eh Lu?. -Solo quiero que sepas que de verdad somos amigas, eso es real.

Mi padre me observa por unos segundos con pesar, pero sé que su mente está trabajando en cosas mucho más importantes. No digo nada porque sencillamente no sé qué decir, solamente dejo que la desilusión me recorra el cuerpo hasta que ellos están listos para irnos, casi tres años de amistad y hasta ahora me doy cuenta de que todo fue un plan de protección por parte del General.

-¿Dónde está mamá? -Vuelvo a preguntar por quinta ocasión en la camioneta. Mi padre no contesta, Josie finge no escucharme en el asiento del copiloto y Kalil apoya su cabeza en mis piernas.

Gaspar maneja a gran velocidad por las avenidas despejadas debido a la madrugada, el sol está por salir pero dar comienzo a la vida en Briatacan, que no despierta hasta en un par de horas más. Lo veo colocarse nuevamente el auricular pero ahora en el oído que no está herido. Odio cuando esto sucede, cuando tienen que dejar de ser mis padres y tomar el rol de guardianes.

-Habla el General Bianchi. Tenemos la emergencia cero, escuchen todos, necesito que abran la entrada al reino. -Siento que toda la sangre se me va a la punta de los pies cuando lo escuché decir la última orden con un hilo de voz poco propio de él.

-¿Al reino? No, tenemos que ir a un refugio ¿Cierto? Mamá nos verá allí. -No dijo nada, solo esperó en la línea. -¿Está es una estrategia de escape de la que no estaba enterada? -Comienzo a sentirme histérica y frustrada por no estar al tanto de nada, por no saber lo que está pensando.

No podía ser cierto, no podíamos dirigirnos hacía ese lugar, no tan rápido. Nos falta alguien en la formación, General, casi se lo digo, como si él mismo no estuviese enterado.

-En cinco minutos. -Dijo Gaspar como una afirmación y le pasó el auricular a Josie. -Infórmame cuando estén listos.

-Si General. -Lo dijo con la formalidad propia de un sargento y si no estuviéramos en esta situación, desconociendo dónde está Deva y hacía dónde nos dirigíamos, posiblemente estuviera gritándole lo mucho que me duele esta traición.

Papá siguió manejando a las afueras de la ciudad, donde ya no había edificios, ni casas, ni arbustos, solo una línea recta.

-Escúchame bien, Lu. -Empezó a hablar por fin, mirándome desde el espejo retrovisor. -No hay otra salida, no hay otra forma, este es el nuevo protocolo, cielo.

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⏰ Última actualización: Apr 01 ⏰

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