Para Sergio Pérez está no era su primera misión "imposible".
Desde un principio sabía a lo que se enfrentaba.
Al comienzo de los años 50s, ambas organizaciones clandestinas tenían la típica relación de amor y odio para demostrar en los bajos mundo...
Y por supuesto que no dejaría que fuera la última de toda su amplia carrera de doce años como agente secreto, mucho menos ahora que lo convirtieron en el líder de equipo de unidades especiales de la Federación Uno.
Checo se encontraba más que orgulloso de ser uno de los pocos mexicanos que lograban trabajar en una institución ultra secreta encargada de cumplir con las tareas más peligrosas de espionaje ante cualquier amenaza que pusiera en riesgo la integridad de la humanidad. No obstante de seguro su ídolo mexicano de agentes secretos, Pedro Rodríguez, estaría más que furiosos con él retorciéndose en su tumba.
El mexicano sabe que realmente lo había jodido.
La había cagado a lo grande en Mónaco.
Desde el momento en que reconoció aquel soleado día en la fiesta infantil, aquella cabellera rubia con distinguido aroma a menta, supo que su corazón había vencido a su cerebro en una limpia lucha libre. El pecoso estaba consiente en que debía separar sus asuntos personales de los profesionales, pero no pudo evitar recordar a la mitad de la misión los bellos momentos que había compartido con el ex espía alemán. Gracias a aquel desliz, el agente Pérez casi logra que lo mataran junto con su compañero de campo ;y mejor amigo, Sainz al querer robar un estúpido documento no oficial, un archivo USB en el cual contenía el perfil completo de todos los integrantes activos de la mafia más grande todos los tiempos, la Franquicia Internacional de Armas.
A pesar de haber usurpado con éxito el dispositivo, aquel fino error de desconcentración por parte de Sergio puso a todo su equipo de operaciones WDC en peligro ;y no estamos hablando sólo del español, sino también del agente Tsunoda y el agente Stroll que se encontraban encubiertos en la camioneta de helados guiándoles por donde escabullirse.
En pocas palabras, la misión de Emilia-Romagna terminó con diez guaruras persiguiendo a un payaso de maquillaje corrido y a un mago cargando un conejo por todo el Palacio del Principado, los niños que estaban presentes estaban muertos de risa mientras que el príncipe de Mónaco no comprendía lo que pasaba.
Aquella graciosa escena se volvió viral en TikTok, tanto así que las personas querían contratar al par de idiotas que estaban animando el exclusivo evento, obviamente el alboroto no le gustó para nada a sus jefes trayendo como consecuencia un regaño fatal por parte del director de la F1, Helmut Marko, amenazándole en que si volvía a hacer una payasada como esa de exponer a la agencia, estaría despedido sin rechistar, sin embargo, su recién jefe directo, Toto Wolff, lo defendió a capa y espada explicando que aquello no volvería a suceder y que para demostrar que el agente Pérez se encontraba sumamente apenado por su comportamiento, él junto con su equipo aceptarían la siguiente misión sin queja alguna.
Ya que una de las ventajas que tenían en pertenecer al equipo especial del Proyecto WDC era que al ser los mejores espías internacionales de todo el mundo, se podían dar el lujo de decir si aceptaban o no el caso, derecho que les fue inmediatamente revocado.
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