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Ha transcurrido un tiempo desde los acontecimientos anteriores, alrededor de dos meses. Edd comenzó a planificar su boda, mientras Matt defendía a Jessica debido a su disgusto por la forma en que Patrick le hablaba y se dirigía a ella. Jessica renunció a su cargo en la armada para tener una vida normal y saludable, ya que estaba cansada y temía posibles represalias por lo que habían hecho. Tord consiguió un mejor trabajo y retomó sus estudios para obtener un título técnico y tener más oportunidades laborales, entre otros sucesos.

Todo parecía ir bien para todos. Y si te preguntas qué sucedió con Tord y Tom, arreglaron las cosas. Se dieron cuenta de que no podían seguir comportándose de esa manera, aunque cada vez que conversaban, terminaban cediendo a la atracción que sentían y terminaban enredados en una relación tumultuosa. Tenían una extraña obsesión el uno por el otro, una atracción innegable, pero luego intentaban ignorarla como si no pasara nada. Tord estaba cansado de ese ciclo, y ambos estaban agotados de esta situación, como al comienzo de su relación tantos años atrás. Decían que no eran una pareja, pero luego se enfadaban cuando uno de ellos tenía algo con otra persona, para después formalizar la relación una vez más... y así sucesivamente.

Siempre había alguna semilla de esperanza en uno de los dos, y en ocasiones salían juntos y eran más tranquilos, pero cada vez que Tord intentaba abordar el tema, algo sucedía o eran interrumpidos. Todas esas señales apuntaban a algo más profundo, pero un día no hubo una llamada, nada. Thomas estaba preocupado, se preguntaba si le había sucedido algo a Tord. Decidió no mencionar nada hasta tener la oportunidad adecuada, incluso a Edd, que era su mejor amigo. La hermana de Tord tampoco aparecía, ni para ver a Matt, aunque se llevaban bien.

Todo seguía igual hasta que pasó una semana. El tema de Edd solicitando un préstamo para su boda estaba sobre la mesa. Era algo pequeño, pero las bodas no se pagan solas. Sin embargo, todas las alarmas acerca de Tord se encendieron cuando escuchó a Edd decir: "Hablé con Tord por teléfono y dijo que me ayudaría, él sabe de estas cosas". ¿Por qué había hablado con Edd y no con él? Con la estrecha relación que tenían, ¿lo estaba evitando? Tom decidió que era hora de tomar la iniciativa.

"Edd", dijo Tom. "Creo que puedo ayudarte con eso".

"¿Cómo?" preguntó Edd.

"Bueno, tengo un familiar que trabaja en el banco. Creo que nos puede ayudar. Sabes cómo son esos procesos, llevan su tiempo", respondió Tom.

A Edd le pareció una idea perfecta. Thomas tenía sentimientos encontrados y cierta culpa en relación a Tord. Tenía muchas preguntas en mente. Sin embargo, se calmó un poco cuando Edd mencionó que Tord estaba ocupado, primero con sus estudios y luego con asuntos familiares en Noruega, Tom comenzó a armar su plan. Decidió acompañar a Edd a buscar a Tord y confrontarlo cuando estuvieran a solas. Los días pasaron y cada vez que pensaba en ello, su corazón se aceleraba. No quería ser cruel, pero Tom estaba enojado y sentía que Tord merecía recibir un poco de su propia medicina.

Finalmente, llegó el día acordado. Fueron a buscar a Tord a su casa y esperaron unos diez minutos antes de que saliera. Al ver el auto de Edd estacionado afuera, Tord entró rápidamente sin decir mucho, apenas un hola. Thomas respondió fríamente, aunque en el fondo se preocupó. Reconoció el moretón en el pómulo derecho de Tord, sin reconocer quien era el culpable de dejar ese hermoso rostro en tan mal estado. Al darse cuenta de la frialdad del británico se dio cuenta de que el era consciente de su acción y sabía que lo había arruinado.

Hicieron algunas paradas más y finalmente llegaron al lugar. El ambiente era pesado y tenso. Edd intentó hablar con Tord, pero el ambiente espeso no se los permitía. Cuando entraron, Edd fue a obtener un número de turno y se sentó a esperar aparte de los chicos. En ese momento, Tom vio la oportunidad de hablar con Tord. Tord estaba más ocupado mirando su teléfono que prestando atención a Tom.

"¿Estabas fuera del país?" preguntó Tom.

"¿Qué?" respondió Tord.

"Me escuchaste bien. ¿Estuviste fuera o no?" preguntó Tom con voz tensa.

"Uhm... sí. ¿Por qué la pregunta?" dijo Tord confundido.

"No te hagas el estúpido. Sabes que no soporto eso", respondió Tom con frialdad.

"Bueno, lo siento. Sí, estuve fuera", admitió falsamente Tord.

"Fue un poco grosero de tu parte", acusó Tom.

"¿De qué mierda me estás hablando?" respondió Tord, visiblemente molesto.

"¡Chicos! Tenemos que subir al segundo piso. Ahí están los acreedores. ¿Paso algo?" interrumpió Edd, tratando de aliviar la tensión.

"No, tranquilo", contestó Tom. "Vi un ascensor por allá, vamos".

El grupo comenzó a caminar, y Tord evitaba cruzar miradas con el enojado británico. Pronto llegaron al ascensor y esperaron en silencio. Eran solo dos pisos, así que el ascenso fue rápido. Cuando salieron del ascensor, Edd explicó lo que debían hacer: entrar a las oficinas privadas, donde solo uno podía ingresar. Una vez adentro, el caos se desató.

"¿De qué mierda estás hablando? ¿Qué fui grosero contigo? ¡Ni que fueras mi madre o algo así!" exclamó Tord furiosamente.

"¿Disculpa?" respondió Tom, sorprendido.

"Cada vez que me voy o hago algo, vienes con tus estupideces y me gritas. ¿Qué carajos quieres de mí?" continuó Tord, sin poder contener su ira.

"Definitivamente, lo último que quiero es que hagas esas cosas", dijo Tom, con un tono más tranquilo.

"Escúchame, nadie te pidió nada de esto Tom, si me hubieras dicho que no querías acostarte conmigo me lo hubieras dicho" enfurecido, interrumpió a Tom "Fuiste libre de irte y abandonaste tu oportunidad. Así que no vengas ahora con esto".

La ira de Tom era incontrolable, y si Tord hubiera sido otra persona, tal vez se habría disculpado o habrían tenido una conversación más calmada, como lo hicieron en el hotel semanas atrás. Pero no fue así. Tord simplemente explotó contra Tom, y ese estallido de furia fue el resultado de la neblina de ebriedad y resaca que aún le afectaba. Después de pronunciar esas palabras, sintió el impacto de una cachetada entre su mejilla y labio. Tord se quedó atónito. A lo largo de todos esos años de conocidos, habían tenido peleas, pero nunca habían llegado a la violencia física.

El británico también se asustó y no supo cómo reaccionar. Ambos se miraron en silencio por unos segundos, mientras la sorpresa y el miedo se apoderaban de ellos.

Cuando Edd salió de la oficina y vio a Tord sentado en una banca cercana, preguntó por Tom. "¿Dónde está Tom?", inquirió.

"Se fue", respondió Tord con voz sombría.

"Dios, ustedes dos son como perros que necesitan correa", comentó Edd con frustración.

Tord guardó silencio y trató de poner una buena cara, pero Edd tenía sus dudas. Cuando Tord salió del banco, lo hizo con la esperanza de encontrar a Tom, pero él ya no estaba. Una sensación de decepción lo invadió, mientras se preguntaba qué había sucedido entre ellos y si alguna vez podrían resolverlo.

𝓘 𝓣𝓱𝓲𝓷𝓴 𝓘 𝓛𝓲𝓴𝓮 𝓦𝓱𝓮𝓷 𝓘𝓽 𝓡𝓪𝓲𝓷𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora