Érase una vez un rey muy afortunado, pues además de a su amada mujer tenía una hija bella como el sol.
Tenia además un asno al que la naturaleza había formado de modo tan extraordinario que su pesebre se cubría cada mañana hermosas monedas que eran recojidas a su despertar.
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Todo era perfecto hasta que la reina cayó enferma , el rei se puso triste y se arrodillo cojiendola de la mano en la cama que estaba, mientras tanto la hermosa hija estaba desconsolada a la otra parte de la habitacion.
Cuando el rei le cojio la mano la reina le dijo :
-Te ruego, por todo el amor que me has tenido, no casarte hasta que encuentres una princesa más bella y mejor que yo.
Quiero tu promesa, y entonces moriré contenta.
Finalmente, ella murió y, al cabo del tiempo, los consejeros del Estado pidieron al rey que volviera a casarse.
Éste, enloquecido y no viendo la manera de liberarse de si futuro matrimonio, dicidió casarse con su hija...Continuara...