Ghostly Love- Au Kookmin

Chapter 3 part 2

-Mi padre se ha enterado de lo nuestro Kook, no está de acuerdo y me ha pedido que me aleje de ti- murmuró triste el pequeño rubio entre los brazos de su amado- Pero yo no quiero dejarte, yo te amo

Durante los últimos meses su relación se mantuvo en secreto, no sería bien visto que un chico de familia rica estuviera con un chico de baja clase e hijo de la servidumbre.

-Mientras yo siga vivo no permitiré que te alejen de mi lado- declaró el pelinegro mientras abrazaba fuertemente a su lindo rubiecito, en aquella casa del árbol.

Esa noche se juraron amor eterno, sin ser consientes que esa sería la última vez que dormirían juntos y la luna siendo testigo de una promesa que no podría cumplirse.

Recordé con nostalgia la última vez que estuve con el amor de mi vida, después de eso todo se complicó, su padre lo mantenía vigilado en su habitación para asegurarse que no estuviera conmigo, no dormí durante noches seguidas tratando de entrar a su habitación y al menos recordarle que lo seguía amando, que no importaba que, mi amor seguiría intacto. 

El señor Park jamás permitiría que su hijo se casará con el hijo de una sirvienta.

En los meses siguientes salió a la luz quien era mi padre, resultando ser el importe empresario Kim Namjoon, el cual estaba casado con Park Chaeyoung, la tía de Jimin y le fue infiel con mi madre, siendo yo fruto de ese amor prohibido. Mi madre había fallecido cuando yo aún era muy joven quedando a cargo de Namjoon, entendiendo años más tarde él porque siempre cuidaba de mi y trataba de darme todo a su alcance.

Los meses pasaban y yo estaba cada vez más lejos de Jimin, ya no lo veía pero mi amor por él seguía siendo el mismo.

En el año 1939 por obligación tuve que ir a la guerra, la cual duró 6 años. Vi morir cruelmente a muchos de mis compañeros, temiendo por mi vida cada día, temiendo correr con la misma suerte y no volver a casa, pero algo siempre me mantuvo fuerte y eso era Jimin, quien lo tenía siempre presente en mi mente y corazón, preguntándome cada día si estaba comiendo bien o si aún me amaba. En 1945 se le dio fin a la guerra, orgulloso por sobrevivir volví a casa, con la esperanza de ver a mi amado, decirle cuanto lo extrañe esos 6 años y proponerle escapar juntos, ya no le temía a la furia del señor Park.

Cuando llegue a la villa, después de saludar a mi padre fui en busca de mi rubio, pero solo encontré a Seokjin, su niñero. Caí en depresión durante semanas cuando me dieron la noticia que mi pequeño se había casado al año de haberme ido a la guerra y que para ese entonces ya se encontraba en espera de su primer hijo.

Y no era yo el padre de ese bebé.

No comía, prefería dormir todo el día, mi padre me suplicaba para que saliera de la cama y siguiera con mi vida, que mejores cosas vendrían para mi.

Pero para mi la vida ya no tenía sentido.

Mi corazón dolía y no había manera de aliviar ese dolor.

El 1 de noviembre de 1945 escuché por los pasillos que ya había dado a luz a su hijo, esa misma noche decidí acabar con mi sufrimiento, terminando mi vida con una soga al cuello.