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El hombre peinaba los rizos dorados de la pequeña sentada frente a él, después de unos regaños por su parte ya que está no se quedaba quieta, logró desenredar su cabello.

— Papá, ¿Puedo ir con el cabello suelto? —lo miraba a través del espejo frente a ella.

— De acuerdo —tomó la túnica de su hija y la metió en su bolso— Dora —la rubia lo observó con una sonrisa que le contagiaba— tienes tu uniforme y tu túnica en el bolso, cuando estés por llegar a Hogwarts, vas al baño y te cambias.

— Gracias papa —Snape miraba a la rubia con una sonrisa triste— ¿Y si veo a Harry?

No era una sorpresa que la niña supiera de donde venía, esa había sido su primera pregunta al notar su cabello rubio y el de su padre negro, y luego la pregunta más recurrente. ¿No tengo mamá?

Así que a Severus no le quedo otra opción que explicarle a Isadora sobre sus padres y su hermano mellizo. Los primeros días ella no había querido hablar con su padre por ocultarle esa información, pero luego entendió que lo hacía para protegerla y lo perdono.

Pero el saber eso, no implicaba que Isadora dejara de amarlo como un padre, después de todo, Severus le había puesto su nombre.

Isadora Lilyan Snape.

Cuando la pequeña niña fue entregada en brazos de Severus, el se encargó de cambiar su nombre para así no pudiera ser reconocida en el mundo mágico como Megan Potter.

— Dora, no creo que Harry sepa de tu existencia ya que sus tíos no deben haberle dicho nada —Snape se arrodilló frente a su hija— deja que vaya enterándose de a poco, pero si quieres, puedes tratar de ser su amiga y acercarte a él, tarde o temprano verá el parecido y ambos comparten una cicatriz.

A Snape no le gustaba la idea de que Harry entrara a Hogwarts ya que eso significaba más preguntas de Isadora sobre su familia y ver a un niño igual a James Potter corriendo por la escuela. Pero sabía que no podía prohibirle a su hija conocer a su mellizo.

— Iras con los Malfoy a la estación, te dejaré ahora en casa de ellos y nosotros nos veremos en la escuela —la rubia puso sus zapatos, tomó su bolso y luego la mano de su padre para aparecerse en la mansión Malfoy.

Isadora no tenía idea de cómo su padre era amigo de los Malfoy, a los 9 años había aprendido que los Malfoy eran una familia muy respetada y rica en el mundo mágico ya que pertenecían a los sagrados 28, que eran las 28 familias que eran verdaderamente de sangre pura.

De pequeña, pasaba vacaciones y aveces meses con los Malfoy, cuando Snape debía regresar al colegio, Isadora quedaba a cargo de ellos, y así fue como su relación con ellos fue la mejor, los consideraba su segunda familia.

— ¡Isi! —la cabellera de Narcissa Malfoy apareció frente a sus ojos— hola mi pequeña —la mujer abrazó a la niña frente a ella.

— Hola Cissy —la rubia abrazo a su madre de corazón con fuerza.

Luego de despedirse de su padre y dejar las cosas en la habitación que tenía en casa de los Malfoy, corrió hacia la habitación de Draco para saludarlo.

— Drakiiiii —la niña tocó la puerta de la habitación de su amigo, burlándose del apodo que usaba Pansy con el.

— Vuelve a llamarme así y tendrás que dormir con un ojo abierto Isadora —Draco abrió la puerta de su habitación dejando ver a la rubia con una sonrisa— ¿Por qué demonios sonríes tanto?

— ¡Iremos juntos a Hogwarts Draco! —Isadora se lanzó en brazos de su amigo para conseguir un abrazo.

Si había algo que le molestaba a Draco Malfoy eran las muestras de cariño, odiaba los abrazos, los besos, y todo eso que para él eran cursilerías.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2023 ⏰

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𝑺𝑬𝑴𝑷𝑰𝑻𝑬𝑹𝑵𝑶 [𝑤𝑖𝑧𝑎𝑟𝑑𝑖𝑛𝑔 𝑤𝑜𝑟𝑙𝑑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora