03

1.1K 141 66
                                    

Camino al restaurante a cenar, Roier y Quackity tuvieron un viaje agradable y divertido, donde cantaban juntos, hacian chiste y de vez en cuando coqueteaban.
Mientras el de gorro iba manejando, Roier le contaba algunas anecdotas suyas, bastantes graciosas y sorprendentes.

---¿Y que hacias en la farmacia?--- pregunto curioso.

---Eso a ti no te importa, mi amor--- hizo voz de yucateco. ---Como te decia, yo estaba formado atras de un tipo con capucha---

---¿A poco le viste el pito?---

---No pendejo, en la cabeza, traia sudadera el wey---

---Ah, ok--- solto una risita por su confusion.

---Entonces, yo escuche que le pedia como cincuenta condones al que vendia---

---No mames.. ¿y por que tantos?---

---Yo que voy a saber. Bueno, ahi te va, cuando lo escuche me empeze a cagar de risa en silencio, pero como que me escucho, porque me volteo a ver---

---Pues como no te va a escuchar, pendejo, si estabas atras de el---

---Calla, se volteo y pidio un condon mas..---

Se genero un silencio de un minuto, hasta que Quackity lo rompio con una gran carcajada.

---¿Y no te invito a su casa?--- siguio riendo.

---Pendejo, pues si me mie, me sali de la cola y luego de la tienda---

Y asi fueron riendo durante todo el viaje, hasta que llegaron al restaurante acordado. Llamaron a sus amigos para preguntarles si ya habian llegado al igual que ellos, pero contestaron diciendo que les faltaban unos cuantos minutos para estar alla, asi que preocuraron apartar la mesa en donde comerian todos.

---Buenas noches, ¿dos personas?---

---Siete, por favor--- corrigio.

---De acuerdo, amm, siganme por aqui--- empezaron a caminar al rededor de todo el restaurante.

---¿Ya vez? Hacemos bonita pareja, mi amor--- jugo Roier.

---Callate ya, perro---

---Necesitamos un meseros mas, ¡Ivan! Entra vos, dale--- grito un chico un poco alto, con cabello azabache y sudadera amarilla que era cubrida por un delantal gris oscuro.

---Pero, ¿y Carre?---

---El ya esta en otra---

Con todas las ganas del mundo fue a atender a la mesa de siete personas que recien se habia ocupado.

---¿Listos para ordenar?--- pregunto una vez que estuvo enfrente de dos chicos.

---Ummm, si. Para mi va a hacer un jugo verde y.. ¿Quackity?---

---Vino--- contesto sin prestar atencion.

---Y un vino tinto, por favor---

---¿Es todo?--- apunto.

---Por ahora, si. Gracias---

---Claro, enseguida se los traigo--- miro por ultima vez al chico del gorro.
Noto una similitud grande en este chico con el que se habia caido en la hielo.

Analizandolo mas profundo, pudo deducir que tal vez y eran la misma persona, ya que tenian las mismas caracteristicas fisicas.

No tardaron en entrar un grupo de personas igualmente conocidas para el mesero, quienes fueron a sentarse en la misma mesa de siete personas, acompletandola. Ahora podia decir que habia sido una agradable y bella coincidencia.

Estaba emocionado por ver la cara del chico de gorro, cuando se de cuenta de que era el.

---Aqui esta el jugo verde y el vino tinto--- dejo los vasos y copas en la mesa.

---Muchas gracias, eh.. ¿chicos? ¿Quieren ir pidiendo ya?--- pregunto general.

---Si claro, ya me muero de hambre, men---

---Okay, entonces, ¿que van a pedir?--- saco su libretita.

---¡Uh! Yo quiero unas enchiladas suizas, por favor--- empezo Ari.

---Yo una hamburguesa sencilla, por favor---

Y asi continuaron pidiendo su cena hasta que llegaron al turno de Quackity, quien estaba mas perdido que una aguja en un pajar.

---¡Quackity! Puta madre, deja de estar en la lela y pide tu cena, cabron--- lo saco de su trance el Mariana.

---Claro, disculpa pendejo. Yo voy a pedir--- fue interrumpido por su propio jadeo de sorpresa al darse cuenta que el mesero se parecia mucho al idiota con el que choco.
Y no pudo evitar tartamudear.

---E-eh, umm.. Un-na nara-njada, y-y---

---¡Rivers!, ¡Dale un sape para que deje de estar babeando por el mesero!---

---No me toques, mugrienta. V-voy a querer.. lo- mismo que Roier--- acabo sin saber que habia pedido el de banda azul.

---Quackity, tu si estas bien pendejo. Mi ensalada tiene nuez y tu eres alergico a eso, pinche perro---

---O-h! P-pues enton--- lo interrumpio el mesero apuesto.

---No se preocupe, le podemos quitar la nuez. Si eso es lo que desea, lindo--- guiño.

---Si, claro. Gracias---

Despues de eso, el chico con el delantal se retiro de la mesa con los menus en mano y una gran sonrisa burlona por la actitud que habia presenciado del chico antes visto.
De algun manera le parecia algo tierno que reaccionara de esa forma, ahora mismo estaba mas rojo que una fresa fresca.

Y lo notaron sus amigos.

---Uy, Quackity. Apenas llegamos y ya estas ligando, aprendiste de el mejor--- se halago a si mismo el chico con lentes del nombre Juan.

---Obvio, pues si lo aprendio de mi--- intervinio Roier.

---¿Quackity? ¿Estas bien? Te vez.. um, um poquito roj---

---¡De maravilla!--- interrumpio a su amiga.

---Okay..---

Estuvieron hablando un pequeño rato, hasta que el mismo mesero, lige de Quackity, llego con varias bandejas, pero no todas. Dejo algunas comidas y regreso por mas.
En todo ese transcurso, Quackity no queria ni siquiera alzar la cabeza para tener que mirarlo a los ojos. Y esto obviamente lo noto Spreen, quien trato de todo para que los ojos de color miel lo volvieran a ver.

---Umm, ¿Señor? ¿Estaria bien su platillo asi?--- pregunto, obligando a Quackity a voltearlo a ver.

---Si, esta bien--- fue cortante y lo recibio lo mas rapido que pudo para cortar el contacto.

Lo demas fue fluyendo con mas tranquilidad, los amigos de Quackity molestandolo con su nuevo ligue, contanto chistes y haciendo su comedia.
La comida era deliciosa en ese lugar, todo tenia sabor, desde un pequeño grano de elote, hasta una gran copa de vino. Todo sabia exquisito.

Acabando de comer, no dejaron de hablar entre todos, esto era un problema para el azabache de gorro, pues le agobian tantas voces al rededor suyo. Opto por ir un rato al baño con la excusa de que necesitaba lavarse las pegajosas manos de miel.
En su camino al sanitario, estuvo volteando a todas partes, viendo que no se topara con el chico de ojos violetas, que al parecer trabaja aqui.

Se preguntaba si era igual de imbecil con los clientes de ahi que en la pista de hielo.

Entrando a su destino, sintio un gran alivio suspirando pesado para luego voltearse y toparse con su desgracia en ese momento.

---Hola, precioso--- saludo burlo.

Estaba apunto de salir girando la perilla, pero una mano mucho mas grande que la suya, le impidio el giramiento del metal redondo. Haciendo que al instante se ponga nervioso.
Solo sintio como otra mano lo aprisionaba contra la misma puerta de color azul marino.












































¿Tendra noche de pasion?
No c

BYEEEEEE :]

Ice Skater (spreeckity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora