Hyomin se sentía plena a la mañana siguiente, la noche en la que consideraba frustrada cambió de repente a una realmente placentera, jamás imaginó disfrutar tanto esos momentos en que su hijo se subió en ella.
Hyomin observaba la ciudad pensando en muchas cosas y de repente sin esperarlo sintió unos brazos rodearla desde atras, era su hijo Michael quien al verla en aquella ropa ajustada no resistió el ir abrazarla.
Michael le susurraba que estaba haciendo y Hyomin solo le dijo que meditando algunas cosas, luego todo fue silencio, Hyomin sintió como Michael se apegaba más a ella, sintió como el se restregaba lentamente en sus glúteos, Hyomin cerró los ojos, estaba un poco nerviosa, comenzó a sentir que sus labios vaginales se entreabrian un poco haciendo que su ropa interior se humedeciera un poco. Mientras tanto Michael la abrazaba un poco más fuerte, se estába rozanso con aquellos glúteos suaves de Hyomin, el trasero de Hyomin era tan delicioso que Michael no pudo evitar moverse un poco más rápido, estaba siendo un poco atrevido y no observó que ella se pusiera a aquello. Por otro lado Hyomin mordía los labios, por un instante ella quería bajarse el legin para que su hijo le hiciera un anal.
Fueron unos momentos bastante intensos hasta que Hyomin antes de que hiciera una locura sintió un calor húmedo en sus glúteos en el que concluía que su hijo había terminado. Los dos no pronunciaron palabra alguna, simplemente Michael dejo de abrazarla y se retiró del lugar rápidamente, tal vez por nervios o vergüenza, mientras Hyomin no sabia cómo reaccionar ante eso, sin embargo el deseo en ella comenzaba a despertar y le ganaría a la razón ya que ella al saber que estaba siendo sexualizada por su hijo despertaba en ella una lujuria incontrolable.