(1960)
El sol se empezaba a mostrar cuando Zack se despertó para su primer día en la secundaria Lincoln. Se levantó con el incómodo ruido de su alarma. Debía llegar a temprano; después de todo, era su primer día de clases y quería causar una buena primera impresión. No había sido fácil ingresar en esa prestigiosa escuela, y no pensaba desperdiciar la oportunidad.
Zack venía de una familia de cinco miembros. Su padre, Eduardo, un hombre cariñoso que ama a su familia y que vela por su bienestar. Es el principal sustento económico de la familia y está dispuesto a hacer lo que fuera por ellos. Su madre, Julieta, una mujer hermosa y luchadora, la matriarca de la familia. A pesar de que apenas se les permite trabajar a las mujeres, se asegura de que su familia tenga todo lo que necesite y no les falte nada, además de asegurarse de cuidar bien de su familia. Zack es el segundo de tres hermanos, y aunque no tenían un estatus social alto, vivían con cierta comodidad.
La alarma sonó nuevamente, molestando la leve tranquilidad que Zack consiguió al ignorar la primera alarma - Agh aún no ha salido el sol.- Murmuró molesto. - ¿Qué clase de secundaria tortura a sus estudiantes de esta manera.- Aunque se quejó inicialmente, la emoción de su primer día lo hizo prepararse rápidamente.
Al bajar las escaleras, se encontró a su madre leyendo el periódico con el desayuno ya listo. Mientras ella disfrutaba de una taza de café, cuando vio a Zack bajar las escaleras lo saludo cariñosamente - Oh buenos días, hijo. ¿Cómo dormiste?- Preguntó, tomando un sorbo de su café.
--Genial, mamá. No podía esperar a que amaneciera.- Respondió, tomando asiento para empezar a desayunar. La comida transcurrió sin problemas, y al cabo de unos minutos, su padre se unió a ellos en la mesa. Lo primero que hizo fue darle un beso a su esposa, para después revolver el cabello rizado de Zack y sentarse para empezar a comer.
- Hoy llegare un poco tarde. Mi jefe quiere que termine algunos trabajos para mañana.- Explico entre bocados. Julieta lo miro preocupada y preguntó - ¿No hay alguna forma de que cambies de trabajo? No me agrada como tu jefe te explota de esa forma. La semana pasada fue peor y me disgusta que te trate así-.
Eduardo la miro con comprensión y respondió, - Tú sabes que esa empresa es la que mejor me paga. Las otras solo me tratarían como si fuera un conserje.- al terminar el rostro de Julieta mostraba angustia, algo que Eduardo noto y se apresuró a calmarla – No te preocupes, sabes que soy fuerte y puedo lidiar con lo que ese viejo me arroje- termino añadiéndole un toque de humor para aliviarla-.
El desayuno continuo con relativa tranquilidad mientras conversaban sobre temas cotidianos. Eduardo fue el primero en levantarse, argumentando que debía despertar a Julián y llevarlo a la primaria. No sin antes, felicitar a su esposa por la deliciosa comida. Julián, el menor de los tres hermanos, tenía 9 años y era un fanático de los dinosaurios. Por eso, no sorprendió a nadie verlo con su pijama de dinosaurios.
Zack saludó a su hermanito y, una vez que termino, se levantó de la mesa para lavar su plato y cepillarse los dientes. Cuando bajó, con su maleta listo para irse, vio cómo su hermanito luchaba para mantenerse despierto, lo que le dio ternura y un poco de gracia. Sin embargo, ya debía irse. Se despidió de su familia y empezó su camino hacia su nuevo instituto.
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Cuando Zack entro al instituto, el sonido de la campana capto la atención de todos, y los adolescentes que caminaban despreocupadamente se apresuraron a entrar antes de que comenzaran las clases, Zack también corrió, pero no se dio cuenta de su camino y tropezó con una chica que estaba igual de apurada. En lugar de enojarse, ella rió suavemente y lo ayudó a levantarse mientras le decía - ¿Primer día de clases y llegas tarde? Ven, te acompaño a tu salón. Estoy segura que necesitas ayuda-.
Zack, un poco desorientado por la situación, estaba apunto de preguntarle como sabía que necesitaba ayuda cuando escuchó a algunos chicos burlándose de su torpeza; Apenas tuvo tiempo de pensar en qué hacer cuando la chica se adelantó y les dijo: -¿Pueden dejar de reírse como idiotas? Por qué no mejor se van a sus clases y dejan de estorbar.
Los chicos se sintieron avergonzados e insultados, por lo que se marcharon. Cuando esto ocurrió, Zack recupero la compostura y se levantó. La chica le hizo un gesto para que la siguiera, y ambos caminaron hacia el salón de clase. Durante el trayecto, Zack no pudo evitar pensar en lo increíblemente valiente que había sido al enfrentar a esos chicos.
Zack estaba perdido en sus pensamientos cuando se dio cuenta que estaban frente al salón. La chica se detuvo y le dijo: - Oh, por cierto, soy parte del consejo estudiantil, así que si me necesitas, solo pregunta por mí y te dirán dónde encontrarme. ¡Buena suerte!-.
Eso explicaba cómo sabía que era nuevo y que necesitaba ayuda. Cuando estaba a punto de preguntarle su nombre, ella simplemente desapareció en la multitud. Se sintió agradecido por su ayuda, pero al mismo tiempo, lamento no haberle preguntado su nombre ni haberle dicho el suyo.
[...]
Zack entro al salón y notó que la maestra aún no había llegado. Mientras tomaba asiento, se quedó pensando en cómo podría agradecerle a esa hermosa chica por su ayuda. Mientras meditaba que sobre que escribirle, recordó su cabello rubio, sus ojos verdes y su perfume a manzanas verdes. Sin darse cuenta, su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal, ansioso por volver a verla.
Un ruido llamo su atención, era la maestra explicando un nuevo tema haciendo, lo que hizo que las clases empezaran con total normalidad. Zack notó que la gran mayoría de sus compañeros prestaban mucha atención a la clase, así que dejo de pensar en esa chica por un momento y se concentró en lo que decía la maestra. Como era de esperar, el nivel de este instituto era más alto que el de otros lugares, por lo que Zack se aseguró de participar y tomar buenas notas.
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Después de las clases de la mañana, Zack se dirigió a la cafetería para tomar su almuerzo. Mientras estaba absorto en sus pensamientos, escuchó una conversación en la que, si se prestaba atención, se notaba como no era una conversación normal, sino que estaban molestando a alguien.
Un grupo de chicos se estaban burlando de un chico regordete y bajito, Zack pudo escuchar como uno le decía: - Oye gordo, ¿Qué tal si jugamos? Tú serás la portería, estoy seguro de que, con tu tamaño, no dejaras que ninguna pelota entre-. Los demás del grupo también se unieron a la burla, y otro dijo: -No creo, con lo gordo que es, ni siquiera podrá mover sus brazos para tapar-.
Las burlas continuaron, y Zack estaba a punto de interferir cuando una voz masculina lo detuvo en seco. Un silencio tenso cayó sobre la cafetería mientras todos los presentes volvían para ver quien había hablado.
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Atravez De Una Carta
RomanceZack nunca creyó que un pequeño malentendido haría que toda su vida diera un giro de 180º y mucho menos que a raíz de eso terminara haciendo cosas de las que nunca creyó que fuera capaz de hacer; y Daniel nunca pensó que ese chico llamado Zack pudie...