JUEGO DE AMOR DEL TIRANO

CAPITULO 4

"Xiao Liluo"

Viendo que estas pocas personas no se habían movido, el Anciano Bai Si simplemente los nombró, y el primero en ser llamado fue Xiao Liluo.

El cuerpo del pobre Xiao Liluo se puso rígido, como un pequeño conejo, y ambas orejas se aguzaron. Apretando los dientes, caminó hacia el frente y saludó al Monarca Divino Yunzhong antes de hablar lentamente: "Me gustaría cantar un poema para Su Majestad".

Endureció su rostro, sus ojos se clavaron en un rincón, y sin emoción comenzó a recitar el poema. Podría decirse que ni siquiera estaba al nivel de un estudiante de secundaria recitando un poema, sólo una máquina de recitar sin emoción.

Echó un vistazo al gobernante divino en las nubes y descubrió que, aunque la otra parte seguía congelada a miles de kilómetros, al menos no parecía más enfadado. Por no hablar de él, incluso la cara del Anciano de asuntos estaba tan negra como el fondo de una olla, estos niños y niñas estrella, ¡eran simplemente unos anárquicos!

El Anciano de Asuntos conocía la naturaleza del gobernante divino mejor que Chen Ranzhu, sus manos temblaban y sus piernas eran tan suaves como fideos, quería arrojar su vieja cara sobre sus rodillas. (NT: Arrodillarse)

El canto tortuoso finalmente terminó, y Xiao Liluo suspiró con alivio, de pie allí aturdido.

El soberano divino de las nubes no habló, y el aire se llenó de un silencio embarazoso. Todos no se atrevían a emitir un solo suspiro, como si hubiera una montaña titánica presionando sus espaldas, excepto Chen Ranzhu, que ni siquiera tenía el valor de levantar la vista hacia el rostro del gobernante divino.

El Anciano de los Cien Asuntos tembló durante un tiempo y estaba a punto de arrodillarse y disculparse, cuando Chen Ranzhu esbozó de repente una sonrisa, tan fresca y enérgica como el bambú verde después de la lluvia.

"Su Majestad, ¿puede darme una oportunidad a mí también?"

Su espalda se enderezó, su rostro se tranquilizó y sus ojos se llenaron de expectación. Su rostro blanco como el jade era apuesto con la apariencia de una pequeña cebolla verde, sus largas pestañas destellaban como un pequeño abanico, y sus ojos rebosaban luz, reflejando justo la figura del gobernante divino, con una dulce sonrisa en su rostro, ondulando en dos pequeños hoyuelos.

"Sí" Han Yuchen accedió.

Chen Ranzhu estaba aún más encantado mientras caminaba hacia el espacio abierto frente al pabellón, su palma extendida plana hacia arriba, y una espada apareció en su mano, nada menos que su espada original, la Espada Lejana de Retorno.

¡Era la danza de espadas que iba a realizar para el Monarca Divino!

Siguiendo la memoria de su cuerpo, la espada en su mano se movió a voluntad, dibujando hermosos arcos. El cuerpo de Chen Ranzhu es flexible, sus habilidades con la espada no son malas, y toma el camino de la flotación y la ligereza, tan grácil como un dragón, pareciendo realmente muy bueno.

Una vez terminada la danza, retiró la espada, miró al gobernante divino con ojos brillantes e hizo una reverencia: "¡Perdón por el cumplido!".

A pesar de ello, su rostro estaba lleno de "en realidad no está mal" y "buscando elogios, buscando cumplidos".

Los ojos de Han Yuchen brillaron ligeramente y asintió levemente: "Todavía necesitas refinarlo".

Chen Ranzhu estaba alegre y regresó al pabellón a paso ligero, parándose muy consciente al lado del gobernante divino, sirviéndole otra taza de té y entregándosela respetuosamente.

De este modo, la tarde transcurrió en una "conversación" entre el monarca divino y Chen Ranzhu, con todos los demás reducidos a un mudo acompañamiento, sin que nadie se atreviera a hablar, y sin que nadie quisiera hacerlo.