Just Go Back

CAPÍTULO 2

  Despertó con algo de pesar, recordó todo lo de la noche anterior y pensó que ya llegaría el malestar de la resaca pero luego de minutos de no sentir nada se extrañó pero no lo pensó mucho. Se volteó esperando encontrarse con su pareja pero no estaba a su lado.

  Se dio cuenta que llevaba su ropa, no recordaba haberse vestido. Se sentía extraño pero no era por la resaca. Miró a su alrededor y notó que aquella no era su habitación, se alarmó.

—Kasper—llamó y al escuchar su voz volteó a todos lado. Esa voz… Golpeó sus mejillas y sacudió su cabeza—No—negó pero nuevamente no era su voz la que hablaba.

  Escuchó la vibración de un teléfono sobre un superficie, al seguir el sonido notó que estaba en la mesa de noche que estaba a su lado y lo tomó. Al parecer sólo un mensaje, sin embargo no era su teléfono ni el de Kasper. Por reflejo miró su mano y el anillo estaba allí en su dedo.

—¿Qué mierda…?—susurró en completo pánico. En la zona lateral de su muñeca se mostraba un tatuaje. Tatuaje que sabía perfectamente a quién pertenecía pues éste en sí era una fecha que muy difícilmente podría olvidar.

  Buscó a su alrededor un espejo y al distinguir ese de cuerpo completo pegado a la pared junto a una pequeña biblioteca se levantó con torpeza y apenas pudo llegar al sitio por el temblor persistente en sus piernas.

  El que yacía frente a él no era Byun BaekHyun sino Park ChanYeol.

¡El puto de ChanYeol!

—Esto debe ser un sueño—tomó su cabeza entre sus manos sintiendo todo aquello irreal. Cayó sentado al suelo cuando sus piernas no resistieron más.

  El escucharse a sí mismo otra voz empeoraba todo, comenzaba a creer que había perdido la cabeza.

—¿Me puedes decir por qué no contestas el maldito celular?—preguntaban con voz alzada desde la puerta de la habitación por la que pasaba el individuo desconocido para BaekHyun—¿Qué haces tirado en el suelo? Deberías estar alistándote idiota—llenaba de información al aturdido escritor que aún no aceptaba la realidad.

  El chico que era algo musculoso y con ojos afilados se acercó a él para ayudarle a levantarse pero BaekHyun se limitaba a observar la mano tendida del usurpador de cuarto.

—¿Te golpeaste la cabeza? Me estás mirando extraño. No estamos para juegos ChanYeol.

   Sin tomar la mano ofrecida se levantó y corrió hacia la puerta que supuso era la del baño, entró y la cerró con seguro. Sentía que su respiración comenzaba a ser agitada y si no se calmaba sabría que podría hiperventilar.

—Esto definitivamente es un sueño—susurró intentando regular su respiración.

—¡Hey!—tocó la puerta el desconocido—¿Qué pasa?—preguntó más serio.

—Ve adelante, ya te alcanzo—respondió con la intención de deshacerse de la presencia inoportuna.

—¿Estás seguro? No creo…

—¡Que te adelantes joder!—gritó perdiendo la paciencia.

—Está bien. Sabes que si tardas no es conmigo que te las verás—se escuchó un suspiro seguido por unos pasos alejándose.

—Aún si es un sueño no sé qué debo hacer. Mierda ¿Qué es todo esto?—volvía su monólogo cuando supo que estaba solo—Calma Byun BaekHyun, sea esto un sueño o no debes encontrarte a ti mismo, mierda ni en mis sueño más bizarros viví esto.

  Quiso hacer su rutina de todas las mañanas así que lo primero que llevó a cabo fue el lavado de sus dientes y la limpieza de su cara pero joder ¿Cómo ChanYeol no tenía el jabón adecuado?. El llamado príncipe del misterio seguía siendo un descuidado en todo lo que se tratara del cuidado personal.

—Es una buena—observó la máquina de afeitar en el pequeño estante blanco pegado a la pared—Perfecta para un torpe cobarde como él—no pudo evitar reír.

  ChanYeol al parecer seguía siendo aquel hombre, ese que desde que lo conocía tenía aspecto de chico brabucón pero cuando se le miraba bien era solo un chico torpe y despistado.

  《Aunque muy bueno para mentir》

  Decidió no seguir pensando, encendió la máquina y borró aquellos puntos negros que señalaban el crecimiento de pelo, esparcidos en su barbilla y bigote.

  Lo que no pensó hasta ese instante en el que estuvo frente al closet fue en que debía vestir. Sí. Desnudar ese cuerpo que no era suyo se le hacía incómodo pero no por pudor.