Eran cerca de las once de la noche. Fué un día largo y agotador en mi trabajo, los niños habían estado especialmente molestos hoy. Pero no me puedo quejar, ser maestra había sido mi sueño desde adolescente y amaba mi profesión con todo y dolores de cabeza. Así como amo con toda mi alma a la persona que ahora estaba haciendo leves caricias en mi pelo, mientras yo tenía mi cabeza recostada sobre sus piernas.
Suspiré. Momentos como este me hacían sentir con el corazón lleno de felicidad y tranquilidad.
— ¿Te sientes más tranquila? — Susurró Jungkook, siguiendo con sus caricias.
— Sí, necesitaba esto. Lamento no haber podido seguir con nuestros planes, realmente no pensaba que iba a llegar tan agotada. — Respondí en un murmuro, mientras cerraba mis ojos levemente.
— No te preocupes, ya tendremos oportunidad de hacerlo. Y sabes que realmente no me molesta estar así, siempre y cuando me dejes hacerte sentir mejor. — Dijo, corriendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja derecha.
Jungkook y yo teníamos planeado tener una cita. Algo simple, sólo ir a cenar y dar una vuelta por el centro de la ciudad, por supuesto teniendo los cuidados correspondientes acordes a su condición de estrella. Siempre tratamos de tener un espacio en nuestras agendas para el otro: salir, ver una película, comer algo o hacer otras cosas juntos. Pero mi agotamiento y el enojo con el que llegué a casa no me permitió siquiera cambiarme por una ropa acorde.
Por suerte mi novio es el ser más comprensivo del planeta y, aunque él siempre viene agotado de sus entrenamientos y apretada agenda en la empresa, tiene las palabras justas para hacerme sentir mejor y relajarme completamente. A veces no se como compensar todo lo que hace por mí.
— Te amo, ¿lo sabías? — Le dije abriendo los ojos y estirándo mis músculos levemente. — Cada día agradezco haberme cruzado contigo en esa tienda de conveniencia. — Digo riendo levemente.
Él me mira de vuelta con su hermosa sonrisa.
— Te amo, y lo sé. Yo agradezco todos los días que una persona tan tierna, y torpe como tú haya chocado conmigo en el pasillo de los congelados preguntando por shampoo. — Se burla de mí y pellizca mi cintura.
— ¡Jeon! — Le pegué levemente en el brazo. — No te burles de mí. Era una pobre muchacha recién llegada a Corea. Todavía se me mezclaba el poco vocabulario que sabía.
Él suelta una leve carcajada. — Eres hermosa cuando te enojas. — Dijo mirándome con sus ojos de bambi. Dios... ¿Cómo es posible que todavía, después de tantos años, haga que mi estómago se revuelva del enamoramiento? Debería ser ilegal.
De repente, un escalofrío recorre mi cuerpo. Los días de otoño cada vez estaban más fríos en Seúl, y que la calefacción esté rota en el edificio no ayudaba mucho.
— ¿Tienes frío? — Pregunta, a lo que yo asiento. — Maldita calefacción. Ya me he quejado tres veces. Mañana hablaré con el encargado. — Dice mientras recorre mis brazos con sus manos para darme calor.
— Vamos a la cama, amor. — Digo, a lo que me mira abriendo sus ojos con sorpresa. — No para lo que piensas, tonto. Vamos a dormir. Necesito que me abraces y me cantes una canción de cuna.
— No me puedes culpar, se puede malinterpretar. — Dice, riendo levemente. — Vamos, eres una bebé.
Ambos nos levantamos y nos dirimos a nuestra habitación, apagando las luces a nuestro paso.
Nos turnamos para darnos una ducha caliente y luego nos fuimos a la cama. Nos tapamos con la enorme pila de cobertores y Jungkook me rodeó con sus brazos, para finalmente dormir y esperar a que un nuevo día comience.
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¡Hola! Hace mucho tenía ganas de empezar con las fanfics. Solía escribir, pero ya hace mucho que no lo hago, así que disculpen si no es lo mejor que han leído. Todo depende de la inspiración que tenga. Espero ir mejorando con el tiempo. El día frío y los 10 años de los bitis hicieron que salga este imagina. ¡Espero que lo hayan disfrutado! Comenten que les pareció. Acepto sugerencias para el próximo episodio, ¿de quién quiere que sea?
Eso es todo por ahora. Byeee!