Perdidos en otro mundo

I

En simples palabras a Jimin no le interesa mucho la vida, él al igual que sus dos mejores amigos, quieren estar en paz, alejarse del mundo que parece no tener intención de comprenderlos, Tae y Hobi, los únicos que estuvieron a su lado desde jóvenes, en realidad no puede recordar exactamente cuando se hicieron amigos, pero si sabe que desde entonces nunca se han separado, ellos son las únicas persona que genuinamente ama, sin siquiera dudarlo daría su vida por ellos de ser necesario; nunca tuvo una vida fácil, esta se empeñaba de intentar hundirlo en cada oportunidad que se le presentaba, pero ellos nunca se alejaron, estuvieron para él cuando los necesito y juro hacer lo mismo por ellos, se volvieron sus pilares, inamovibles, a pesar de que sus familias les decían que se alejen del que solo era un niño que acarreaba problemas donde iba, ellos de quedaron y estará completamente agradecido por el resto de su vida.

Jimin siendo muy pequeño fue abandonado a su suerte en un bosque,  por una pequeña fortuna alguien lo encontró, su mente no le permitía recordar a sus padres o de donde venía a duras penas podía recordar su propio nombre cuando lo hallaron, quedó a cuidado de servicios sociales, obviamente termino en un orfanato, un lugar que lo que menos buscaba era el buen cuidado de sus niños, jimin era más pequeño que la media de su edad, por lo que fue blanco fácil para los abusadores, sufria constantes golpes por los otros niños, le quitaban su pequeña ración de comida y vivio bajo amenazas por 5 años, para lo que en ese entonces sintió como si hubiera ganado la lotería fue adoptado, aunque hoy día desearía no haberlo sido, quienes lo eligieron no entraban dentro de la categoría de cálidos y cariñosos o siquiera estrictos y frios, son unas personas que no les importa siquiera su mera existencia, nunca lo vieron, lo ven o lo verán como su hijo, para ellos tiene mucha más importancia el perro que cuida la casa que el chico que decidieron adoptar, jimin creé que posiblemente buscaban alguien que les obedeciera sin chistar y se encargará de cada cosas de la casa, alguien que no pudiera decir no, alguien débil a quien puedan controlar como una marioneta sin vida y aprendió muy a las malas que si se atrevía a responder o si quiera hacer un mísero ruido de desaprobación sería castigado, y no un castigo normal quitándole algo que le guste, lo cual, siendo sinceros, era inexistente en esa casa, nada le pertenecería nunca, sus castigos más bien era con fuertes golpes o quemaduras, muchas veces solo lo hacían por diversión por qué les molestaba que el niño esté ahí.

La familias de sus amigos no eran malas en comparación, aunque él no era realmente muy bienvenido a sus casas, en pueblos chicos los prejuicios son grandes, nadie quería que sus preciados retoñios estuvieran con el chico raro con familia conflictiva, puede contar con una mano las veces que invitaron a comer a pedido insistente de sus amigos cuando en la suya lo hechaban por días, y sus familias a regañadientes luego de rechazar constantemente aceptaban por el cansancio, pero su careta de hospitalidad solo llegaba a eso, un plato de comida que jimin agradecía con el alma, pero los adultos jamás harían algo por la situación de abuso Jimin, era sabido por muchos, no era ningún secreto las cosas que pasaban y los chismes en pueblo vuelan, pero en cuanto a una ayuda todo era silencio.

La pequeña casa abandonada, de tan solo dos habitaciones que los chicos en su adolescencia encontraron en el bosque contiguo a su pueblo, era su escapatoria para todo aquello que les molestaba, una familia abusiva, una estricta o solo el querer sentirse libre, un lugar donde tenían paz del mundo exterior, y solo importaban ellos, charlar, hacer o escuchar música, jugar videojuegos, pasar noches en vela, despojarse de sus miedos o simplemente disfrutar del silencio juntos, el lugar donde su amistad de fortaleció día a día; Un  lugar sumamente importante para ellos, pero en especial, para el pequeño rubio, era donde pasaba incomtables noche a veces acompañado por alguno de sus amigos y otras, por no decir la gran mayoría, sólo, agradecía poder tener un techo que lo acogia cuando en la casa de sus tutores no era bienvenido, pero ahí, donde el sentía un hogar, le gustaba en el oscuro inmenso bosque, el cual siempre era tan silencioso, tan pacifico, aunque no solía dormir mucho, no se caracterizaba por ser una persona diurna, por lo tanto estaba muy activo hasta que saliera el sol, al estar alejado de la sociedad, puede escuchar cada pequeño sonido de la naturaleza, es reconfortante, se siente muy cómodo en el bosque y esos sonidos lo calman de sobremanera, como si hubiera sido su hogar siempre, ama sentir que la oscuridad lo abraza y que su vista se ajuste a la tenue luz de la luna.