Anna William Capítulo 1

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Daba vueltas sin parar, deshaciendo la cama, intentando quitar el frío. Era de noche, y no podía dormir. Notaba un gran vacío en aquella oscura habitación. Todo estaba sucio, lleno de polvo, y tapado con finas sábanas. No podía parar de pensar en qué sería de mí sin las personas que más quiero, a mi familia. Pensé que la mejor decisión era huir de aquel espantoso sitio para no recordar oscuros recuerdos de antiguos tiempos y me atreví a lanzarme en nuevos retos, una nueva vida. Mi deseo más grande es poder compartir el amor que me queda con lo mejor que existe. Estrella, mi yegua, que era la única cosa más tierna que existía, lo más bonito que conocí. Mi única amiga...

Luché con todas mis fuerzas para despedirme de ella y poder desear que este en un lugar mejor, en un sitio mejor. Sentí rabia y enojo al pensar que mi caballo estaría tan lejos de mí. Lo quería a mi lado, conmigo, para siempre.

Ahora solo pienso en querer tener una nueva vida, con nuevas personas, nuevos entornos y poder admirar de una nueva familia. Yo, era una gran amazona, con un gran caballo y un gran sueño de ser campeona, pero ese sueño se fue por la borda. El accidente cambio mi vida, cambio mi manera de pensar, mis sentimientos, mis emociones. Los he perdido y no hay marcha atrás. Las sábanas de mi cama estaban al borde del suelo por lo que hizo que se cayeran. Dormía con un ojo abierto y el otro cerrado, preocupada por mi nuevo hogar. No se le podría llamar hogar a un lugar en el que sólo se verán lágrimas y tristeza. Un lugar horroroso. Sólo pensaba en encajar en ese sitio.

Eran por el borde de las 6 de la mañana, cuando sonó la alarma de mi despertador. Abrí los ojos, y deseaba poder llegar a ese sitio y no sentirme tan sola. Me levante de la cama y me senté. Solo sentía agobio al estar en la habitación pero no tuve más remedio que dormir allí, ya que era la única habitación con calefactor.

Me quite la ropa muy lentamente, empezando por la camisa y finalmente por los pantalones. Me mire en el espejo y hacía cara de dormida, esa noche fue terrible. Fui a la cómoda que hay al lado de la puerta, y encima, había la ropa que me tenía que poner. Cuidadosamente volví a poner la sábana encima de la vieja cómoda y bajé para prepararme el desayuno. Me hice tostadas con miel y un vaso de leche con galletas. Me senté en la vieja mesa de la cocina, mirando al jardín, que tantos recuerdos me llevaba. Me fije en el columpio que me hizo mi padre cuando tenia 5 años. Me columpiaba cada día y siempre pedía a mi padre que me empujase. Eran recuerdos maravillosos de viejos tiempos que se quedaron en el pasado y que no existen en el presente.

Me termine el desayuno y subí las escaleras, mirando el suelo con desconcierto. Preparé mi ropa y mis cosas, y las metí en la maleta. Metía viejos libros, que a mi me encantaba que me leyese mi padre antes de ir a la cama.

Me encantaban sus historias, incluso a veces se las imaginaba a su gusto.

Mi maleta pesaba mucho, y la escalera cada vez se hacía más alta, y mi mareo fue evolucionando.

Cuando al fin llegue al salón con mi maleta, me senté en el sofá y me puse a mirar las viejas fotos de cuando mis padres eran jóvenes. Cambiaron mucho de aquellos viejos tiempos hasta... su muerte. Hacían una pareja fantástica.

Pasó una hora desde entonces, cuando llamaron a la puerta de entrada. Fui a ver quien era, y eran ellos, los del centro de menores.

Abrí la puerta cuidadosamente, y al ver quien había, vi un chico muy alto, de aspecto malo. Me miró con cara de seriedad y me pregunto:

-Anna William? Eres tu?-. Me miró con cara de ignorante.

-Sí... soy yo-. Respondí en tono miedoso.

-Somos del centro de menores y te vamos a llevar hasta allí-. Recoge tu maleta y súbela en el maletero-. Me miro y me hizo un gesto.

Entre y cogí la maleta que tanto pesaba. Pedí ayuda al hombre alto y me ayudo a llevarla hasta el coche. Entre en el asiento de detrás y nos pusimos rumbo hacia el centro. Mientras el coche avanzaba, veía todo lo que dejaba atrás, todos los recuerdos tan preciosos que deseaba olvidar, para comenzar una nueva vida. El centro estaba a unos 40 kilómetros de casa, así que la única manera de hacer pasar el tiempo era quedarme dormida en el asiento.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2015 ⏰

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