Me contaron mil historias, de la que ahora que el conocimiento me lo permite, bautizó yo como Bella África. Escuché atrocidades acontecidas en mi tierra, la tierra que me vio nacer. Representada en muchas ocasiones con adjetivos referentes a miseria, hambre, dolor, desnutrición, corrupción y otros tantos no mencionados.
Sin embargo, olvidaron mencionar el eco de las risas que acompañan tales llantos. Olvidaron que la ambición no es propiedad de la raza sino, característica del hombre. Fuimos criticados por supuestas extrañas costumbres, cuando puedo asegurarles que lo observado desde este otro lado no es mucho mejor, ni tan diferente. Porque al hablar de la miseria, fueron olvidados los ríos, el verde y frondoso bosque que recorre de punta a punta el paraíso. Un lugar en el que la gente no necesita música para bailar, donde el ritmo lo ponen corazones palpitantes.