Capítulo IV

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Capítulo IV:

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INICIACIÓN.

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Despertó dolorida y confundida, tenía el cuerpo entumecido y contracturado.

—Ah— Se quejo mientras se sentaba en el colchón.

Una fuerte punzada en medio de la frente la hizo quejarse de dolor, le dolía horrores la cabeza y la espalda de dormir en ese colchón plano sobre el suelo. Intento moverse pero tenía las manos atadas con una soga sobre su cabeza.

—Maldición— Susurro por la bajo intentando en vano soltarse las manos.

Era la segunda vez que despertaba en la misma habitación, dolorida y confundida.

—Si prometes no escapar, te suelto—

El sonido de su voz la alertó provocando que un escalofrío recorriera su columna vertebral, frunció el ceño buscándolo con la vista en la oscuridad de la habitación.

—Vete al diablo— Fue su respuesta.

Él rió por lo bajo, Sakura le gustaba y mucho, desde inicio de año, cuando la conoció y realizaron aquel trabajo en equipos, él, ella y el idiota de Naruto. Era terca, orgullosa, bonita, inteligente pero Itachi siempre le había prohibido acercarse a ella y no pensaba perder la oportunidad de ser el líder de Tenebraes, la más antigua y respetada universidad del campus solo por una calentura con la ex mujer de su hermano.

La vio allí acostada en ese viejo colchón, Itachi dijo que para ser líder de Tenebraes primero debía pasar una iniciación. Una prueba.

Allí detrás de esa puerta había un pequeño regalo para el. Sasuke no sabia a que se refería su hermano mayor pero fue una enorme sorpresa que su regalito era nada más que Sakura Haruno, la ex de su hermano mayor. Era bien sabido que Itachi le guardaba un fuerte rencor a la pelirrosa por haberlo rechazado. ¿Y ahora, se la entregaba en bandeja de plata?

Muy extraño.

Pero eso no quitaba el hecho de que Sakura le gustaba y mucho y quería, no, necesitaba hacerla suya y no desaprovecharía esta oportunidad.

— ¿Por qué haces esto?— Susurro la chica.

—Porque puedo— Fue su cínica respuesta.

Acaricio sus piernas denudas con la yema de sus dedos, el vestidito se le había subido y dejaba a la vista su ropa interior de encaje color negro.

—No— Susurro ella cuando las yemas de los dedos de Sasuke acariciaron la cara interna de sus muslos.

Ella se removió inquieta porque a pesar de todo, le gustaba y apretó las piernas en un vano intento de evitar que las caricias lleguen hasta esa zona.

—Shh, tranquila— Murmuro él acostándose a su lado.

Ella abrió los ojos por la suavidad con la que le había hablado y lo miró entre asustada y confundida. Sasuke se acercó a darle un casto beso en los labios y acaricio su nariz con la suya.

—Lo siento— Se disculpó.

Y Sakura no supo si era por secuestrarla o por lo que planeaba hacerle.

—Por favor— Rogó la pelirrosa.

—Lo siento— Volvió a disculparse.

— ¡No!—

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