Koda

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Silencio era lo único que reinaba en el laboratorio, todo estaba oscuro salvo una jaula de cristal donde se encontraba una niña de 4 años muy peculiar, cabello completamente negro y corto, el color de sus ojos era algo raro como un amarillo fuerte con toques de verdes y naranja casi igual a los ojos de un reptil o un gato, su piel era una combinación entre la de un reptil y la de un humano, también se podía apreciar como la niña tenía en sus manos unos perfectos pares de garras afiladas, 4 colmillos que sobresalían de su boca que eran parte de un par de mandíbulas partidas parecidas a las de un cangrejo, y lo que mas descataba de su apariencia eran sus cicatrices cada una de ellas eran cortes cosidos, marcas de quemaduras en su cuello por los diferentes experimentos que le practicaron con el paso de los años desde su nacimiento, se encontraba acostada en el frío suelo echa bolita mientras dormía de forma tan pacífica solo escuchando el leve ruido que creaba el aire acondicionado hasta que se despertó cuando su collar comenzó a pitar indicándole su hora de despertar, sentándose con sus piernas cruzadas y sacudió la cabeza  bostezando por su recién despertar  sus mandíbulas salieron de su boca abriéndose de par en par para luego volver a su sitio, parpadeando un par de veces hasta que sus ojos se acostumbrarán a la luz de la jaula derrepente los oídos de Koda captaron el llamado de un voz masculina afuera de la jaula

- Koda... Koda... que bueno que te levantas -le hablo un hombre de estatura mediana que vestía un traje blanco junto con una bata, piel pálida y cabello rubio-

- Doctor Makensi?.... -Habló la pequeña alzando su vista con sus ojos entrecerrados y adormilados al notar la presencia del hombre- ya me pueden quitar esto? Es algo incómodo y mis brazos me duelen -preguntó de manera en que sonaba como casi una suplica por llevar aquela camisa de fuerza que le mantenían inmóvil sus delicados brazos de infante-

- no Koda, esto es un castigo por no haber delatado a tu hermano por salir de su jaula y entrar a la tuya, las niñas buenas no hacen eso, las niñas buenas siguen ordenes, sabes lo que les pasa a las niñas malas que mienten a sus superiores? -sonrio de una forma siniestra al hacerle la pregunta-

Koda negó con la cabeza ante la pregunta del hombre, sus ojos se fijaron con miedo y pavor el como el Doctor sacaba un control negro de su bolsillo, la niña era consciente de la utilidad de aquel control que la hizo temblar de miedo al punto de que buscó refugio en una esquina de la jaula

- las niñas malas resiven descargas eléctricas.... no quieres que te vuelvan a dar una verdad? -amenazó el hombre agitando el control de un lado a otro en su mano acompañado de una sádica sonría que disfrutaba de su miedo sintiéndose poderoso al causarle escalofríos a aquella pequeña y peculiar niña

Koda volvió a negar con la cabeza varias veces muy rápido calmandose un poco al ver que al lado de su jaula la jaula de cristal vecina tenia las lueces apagadas lo cual no indicaba nada bueno, solo ocurría cuando un experimento lo era cambiado de área o abandonaba este plano astral

-donde esta Kodayk? -preguntó guiando su mirada en la jaula que se encontraba deshabitada-

El Doctor sin responder se dio la vuelta ignorando la pregunta de la niña dejandola muy confundida, tan solo tenía 4 años era obvió de que aún no entendia algunas cosas, y una de ellas era sobre que pasaba cuando un experimento no soportaba todas las pruebas, Makensi se dirigió a los demás científicos indicándoles que ya era hora de las revisiones y exámenes semanales de Koda que recibía para llevar un control sobre su sistema y chips estuvieran funcionando a la perfección, era claro que no querían cometer un error como con 625

La niña al ver como los científicos se acercaba de forma amenazante ella les gruñó mostrando una postura defensiva soltando clickeos y siceos, pegándose más a la esquina mientras que uno de los nuevos científicos que era algo joven e ingenuo se acercaba de manera descuidada a la pequeña,  Koda le rugio sacando sus mandibulas abriendolas de par en par enseñándole sus dientes filosos en forma de amenaza, el joven cayó sentado sobre su culo por el susto que la niña le dio, la cólera se hizo presente en el joven que nublado por la ira se levantó rápidamente dirigiéndose descuidadamente a ella

Experimento Koda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora