En el Estado de los animales antropomorficos, era común reclutar con regularidad nuevos soldados para darles un arduo entrenamiento con el fin de prepararlos para la guerra. Guerra que estuvo en pie desde muchas décadas. En las calles del pueblo era común encontrarse con carteles coloridos con frases alentadoras en las paredes de las viviendas para reclutar alfas y Betas valientes que quisieran contribuir a su sociedad enfrentandose a la guerra contra los humanos.
Ir al ejército era motivo de orgullo para si mismo y para las familias de los soldados. La idea era embellecedora gracias a los discursos que dirigían los altos mandos que trataban de persuadir y convencer a la población.
Mientras se escuchaba en la mañana otro discurso en la gran plaza, Acenix pasaba hacia delante esquivando a la muchedumbre. Esperaba con ávido el momento que se diera por terminado el discurso para dar lugar a la fase de anotaciones. Y cuando se dió aquel suceso, mintió sobre su edad, respondió las preguntas con seguridad, trato de minimizar su aroma de Omega e hizo todo lo posible para al menos intentar aparentar un beta si es que era descubierto.
Sus manos se hacían puños, clavando la uña del pulgar en su piel por la tensión del momento. Su cuerpo no era tan delgado para ser un Omega, el lo sabia. Había practicado su mirada y expresiones, incluso el tono de su voz para este momento. Que un Omega intentará entrar al ejercito se consideraría una burla y falta de respeto al capitán general.
Si lo descubrían, sin duda alguna lo matarían.
Su postura era la mejor, trataba de no dejar entrar el miedo en su mirada. Incluso aguantó la respiración mientras el Cabo encargado de reclutar a los soldados lo miraba de arriba a abajo, examinandolo detenidamente.
- Usted menciono que era un alfa. Pues madera de alfa no le veo mucho. - se rascaba la barbilla sin dejar de quitarle el ojo a Acenix. Miró su tablero que estaba en su mano izquierda, volviendo a leer las respuestas a las preguntas que dio tratando de hallar algún error.
- No podrá comprobarlo hasta que esté en el ejército - su seguridad transmitió en la decisión del Cabo pero aún no era lo suficiente, tenía que hacer algo para demostrarle que tenía la capacidad de ser un buen soldado, pero no se le ocurria nada en su mente estresada.
- Mira muchacho, creo que será mejor llamar un médico a revisarlo para...
- Soy un Alfa que está dispuesto a dar la vida por la causa. Y daré lo mejor de mi. ¡Para eso necesito que me dé la oportunidad de hacerlo! - apretó la camisa de el Cabo con desesperación cuando empezó a gritar. Había esperado desde el día que conoció la envidia, el enojo y la inferioridad llegar al ejército y demostrar a todos los que le hicieron la vida miserable, que el sería un símbolo de respeto y orgullo. La mente volvio a razonar, soltó la camisa del cabo sin decir una palabra más arrepentido de su exagerada reacción.
El alfa de pelaje azulado sonrió de una manera burlona ante el comportamiento de el menor.
- No te desesperes, estás dentro.
Esas palabras fueron celestiales para Acenix, el cual dió las gracias tratando de reprimir la felicidad que radiaba de su ser. El convencer al Cabo que era un alfa lo hacía sentir confiado, sabía que podía convencer al mundo. Ahora en adelante lo mirarian como el alfa que siempre quiso ser, el que su madre siempre deseo que fuera.
Caminó hasta llegar junto a los demás reclutados mostrándose empoderado, con una ladina sonrisa que expresaba lo mejor de su estado de ánimo. Cualquiera que estuviera a su lado podía sentirse asfixiado de su buen humor.
Y no tardó demasiado en irse en un vehículo de madera con dos ruedas, jalado por un caballo blanco con los muchachos que también se habían alistado para el mismo destino. Su vida cambiaría para siempre y aún no podía creerlo. Acenix no era una persona tan extrovertida y sonriente. No era transparente. Su sonrisa apareció por el hecho de haber logrado lo que su versión de niño pensó nunca lograría.
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¡Únete A La Guerra! - Mikenix
ActionAcenix es un Omega que se hace pasar por un alfa para ir al ejército y prepararse para vencer la guerra de décadas en contra los humanos. Lo que no tenía previsto era que un Alfa de pelaje como el oro de nombre "M" acabara en el misma cabaña que el.