-Hyunjin sabes donde...- Le saque el papel de sus manos y al ver la dirección me quede helado...-¿Hyunjin?- Felix me quedo mirando por la manera en la que actué.
-Lo siento Felix por quitarte el papel de tus manos, y si se como llegar aquí... es al lado de mi casa- No lo mire a la cara, no se por que no quería mirarlo a la cara me moría de vergüenza por lo que hice.
-¿Enserio? ¡Entonces podemos venir juntos a la escuela! Claro si no te molesta- Lo dijo algo feliz, quizás le hacia feliz no venirse solo al colegio.
-No, no me molesta pero algunos días no te voy a poder acompañar por que tengo basquet después de la escuela, ¿vamos?- Le dije al lado de la puerta esperando a que recogiera sus cosas.
-¡Sip! ¡Ahí voy!- No se porque eso se me hizo tan lindo de el, quiero conocerlo mejor.
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-¡Hyunjin!- Felix detuvo sus pasos.
-¿Que pasa?- Dije yo para voltear a mirarlo dado que estaba a unos pasos atrás mío.
-¿Puedes caminar más lento por favor?- Parecía tímido por como lo dijo y yo solo solté una risa.
-Esta bien, ahora que lo pienso eres algo bajito- Dije en tono de burla, no me di cuenta de que agarre confianza. Felix se había quedado callado -Perdon por lo que dije es que agarre confianza- Pensé que le habia incomodado mi comentario.
-No te disculpes es que no sabia que responderte, no te había escuchado reír en todo el dia- Tenía razón, cuando estaba el no me había reído en todo el día pero ahora que estamos solos creo que tengo algo más de confianza.
-Bueno Felix, acá nos despedimos creo- Dije mientras miraba a mi casa y luego lo mire a el.
-Si acá nos despedimos ¿Mañana vamos juntos al colegio?- Dijo con su hermosa sonrisa.
-Esta bien, a las 7 y 15 yo ya me estoy yendo, nos vemos Felix- Dije mientras abría la puerta de mi casa
-¡Hyunjin!-
-¿Que paso?-
-Dime Lix, y otra cosa, ¿Te puedo llamar Hyun?- Dijo algo nervioso pensaba que mi respuesta iba a ser no quizás solté una risita
-Esta bien, Lix- Le dije mientras le sonreía y el me devolvió la sonrisa
-¡Nos vemos!, Hyun-
Eso fue lo último que dijo antes de entras a su casa y yo a la mía. No lo podía creer, me había hecho amigo de el, y yo que pensaba que no.
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