Única parte.

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—¿Así que dejaste que Hanamichi y Rukawa se hicieran cargo de cuidar el pastel en el salón de clases? -pregunta Ryota con una expresión que demuestra lo poco convencido que está con esa idea.

—No había otra opción. Si dejaba a Sakuragi solo con el pastel, terminaría comiéndoselo. Y si dejaba a Rukawa solo, se dormiría y alguien podría llevárselo, o incluso Mitsui podría llegar y verlo. -responde Akagi mientras lee su libro de texto. —Estarán bien. Sakuragi ahuyentará a los demás estudiantes, mientras que Rukawa se asegurará de que ese tonto pelirrojo no le haga nada al pastel.

—... Si tú lo dices. -voltea hacia su libreta, la cual no lleva escrito nada. —¿Cuándo terminará la clase? Ya quiero irme. -suspira.

~~

—¿Qué acabas de decir?

—Como dije, la clase de Ryo-chin y Gori termina dentro de mucho tiempo, lo suficiente como para que nosotros-

Rukawa pone su mano en la boca del pelirrojo.

—Te escuché, bastardo, no tienes que repetirlo.

—¡Pero tú me preguntaste! -exclama quitando la mano del más alto de su rostro, sin dejar de agarrarlo. Kaede tampoco parece oponerse a ese agarre. —Nadie vendrá aquí, solo una vez, ¿Sí? -insiste Sakuragi sonrojado con una sonrisa tímida a la vez que de emoción.

—... Imposible. -aunque lo pensó, termina por negarse. —Alguien podría llegar en cualquier momento.

—¡No lo harán! Yo sé lo que te digo, Mitsui está ocupado. -le asegura acercándose a él de forma peligrosa, suelta su mano y continúa su acercamiento. —Nadie más vendrá aquí, me he encargado de eso también.

—Escucha, la última vez no pudimos terminar nada y tuve que ocuparme de mi erección por mi propia cuenta en el baño del centro comercial, no pienso hacer algo así de nuevo. -le recuerda sintiéndose molesto por aquella cita que tuvieron hace poco. 

—Esta vez será diferente. -su tono es sensual, se acerca más al, como siempre, inexpresivo pelinegro. —La próxima semana te irás al campamento de básquetbol... ¿No te sentirás solo?

—Idiota, por supuesto que no. -cierra sus ojos y sigue sin moverse. Está recargado contra la pared cercana a la ventana de aquel salón de clases vacío, a excepción de él y su novio Sakuragi.

—Mentiroso. Extrañarás a este genio del básquet. -acusa con una sonrisa atrevida.

Kaede abre sus ojos y va a objetar en contra de lo que el otro ha dicho, pero Hanamichi lo hace callar con un beso apasionado. 

Y Rukawa no puede negarse a ceder.

Han pasado casi dos meses desde que ambos comenzaron a salir en secreto, y cada pequeño momento que tienen a solas, lo disfrutan con mucha pasión.

El beso es sucio desde el principio, el ruido que hay de sus lenguas jugando una con la otra hace que sus partes bajas reaccionen con rapidez.

—Maldito... -le maldice Rukawa finalmente poniendo sus manos alrededor de la cintura del pelirrojo, acercándolo completamente a él, en donde sus miembros se rozan levemente al estar semi erectos.

—Entonces sí que querias, eh. -dice Hanamichi con una sonrisa burlona llena de orgullo.

—Cállate. Haré que te arrepientas de pedirlo. -le asegura tomándolo con una mano del rostro y besándolo con desespero, como si no estuvieran en un salón de clases.

 Mientras tanto...

—Oi, Mitcha- Mitsui. -le llama Yohei al verlo salir de clase.

El cumpleaños de MitsuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora