Cuento 1: El Sapo Cantor

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                      UNO

En un tiempo distinto y en una tierra lejana al este del continente yacía un reino, el reino de Aguas Verdes era dueño de un rey que vivía en un gran castillo rodeado de bosques musgosos y un gran pantano que se extendía frente a él. El rey es gordo, de piel blanca, con cabellos rojos y una barba que le llegaba al ombligo, es testarudo y orgulloso a diferencia de su hija, Lilian era alta delgada y blanca como la nieve, con unos ojos enormes y verdes y su cabello rojo y ondulado. Ella acababa de cumplir su mayoría de edad y el tiempo para casarse era en ese momento, los príncipes de los reinos cercanos llegaban al castillo para conocer a la hermosa princesa. Pero antes de que los príncipes tuvieran algún contacto siquiera visual con la princesa tenían que seguir la ley de rey, el decreto fue "Para conquistar a mi hija deberán conquistar mi corazón también, la canción de un príncipe deberé escuchar y agradar". Algunos príncipes cantaban pero el rey los  sacaba del castillo, mientras Lilian lloraba en su recámara que se encontraba en la torre mas baja, nunca pudo conocer a un príncipe y elegir a su futuro esposo.
Pasaron meses después del último príncipe que cantó, Lilian estaba desesperada y enojada por las decisiones de su padre, entonces mirando desde la ventana el bosque que se posaba enfrente del castillo y más allá el pantano pensó - Debería escaparme, encontrar yo a mi príncipe y abandonar este reino - no pensó en nada más, ni siquiera en las consecuencias, era la única oportunidad de encontrar su amor. Se quitó su gran vestido blanco real y se lo cambió por uno más cómodo que apenas le llegaba a las rodillas, se puso unas zapatillas bajas y tomó su bolso se tela fina. Salió de su habitación y con cuidado bajó las escaleras, escabulléndose entre macetas, estatuas, y cuantas mas cosas del castillo logró llegar a la cocina, acechó, no había nadie y se coló dirigiéndose a la mesa donde se hayaban unos pedazos de pan, queso y leche, tomó todo lo que pudo y lo metió rápido a su bolsa, enseguida se dirigió a la puerta detrás del almacén y acechó, no había nadie, estaba a pasos de su libertad, salio de la cocina y el castillo, los jardines era lo único entre ella y su libertad. Corrió en puntas para no hacer ruido, frente a ella estaba la reja para las afueras, miró por todos lados y para su suerte ni un guardia se veía. Pensó que para ser de día era muy raro aquel suceso. Siguió corriendo hacia la reja, la abrió despacio, salió y se topó con algo inesperado.
Cayó al lago, no recordaba que el castillo estaba rodeado de un pequeño lago que los dividía entre el mundo salvaje y la seguridad, no pensó en lo salvaje y peligroso del mundo exterior, salió y tomó aire, miró atrás, el castillo se alzaba entre la niebla, miró al frente la niebla ocultaba el bosque, nadó hacia el bosque sin pensar en lo que le esperaba al otro lado de la orilla.

                         DOS

Habían pasado dos horas desde que llegó a la orilla del bosque, Lilian aún seguía empapada y sucia por el lodo, tenía frío y un poco de hambre, el pan y el queso se habían mojado y eran incomibles. Pero esos sucesos no la detenían, sabía que estaba a punto de pasar el bosque y llegar al pantano, después de eso las tierras de pastos verdes y amplios y los dominios del Rey Johan y su hijo Troy, aquel de ojos azules y cuerpo fornido. Todo eso motivaba a la princesa, y así fue, los arboles frente a ella tenían más claridad, la luz era intensa y el pantano se extendió ante sus ojos. - Por fin, no más bosque, y más cerca de mi príncipe - caminó un poco y se sentó en una roca, tomó un respiro de aire húmedo y miró hacia más allá del pantano, unas montañas se veían apenas a través de la niebla, tan solo eso provocó una sonrisa en el rostro de Lilian.
La noche entró, la princesa solo había avanzado una cuarta parte del pantano, tenía demasiada hambre, sed y frío, por momentos pensaba si hizo lo correcto y si su padre ya la estaba buscando, ambas ideas absurdas puesto que sabía que eso quería ella y que no deseaba ser encontrada por su padre. Cuando ya no alcanzaba a ver más por la oscuridad decidió sentarse junto a una gran roca y pasar ahí la noche, el silencio reinaba, por ratos escuchaba sapos cantar, se adormecía con el paso de las horas y de pronto un chapoteo la estremeció. El agua se calmó y de pronto otro chapoteo más cerca de ella, algo se acercaba, escuchó otro más cerca a su lado izquierdo, uno más a la derecha y enseguida la hierba crujió. Cerró los ojos aún que no pudiese ver, respiró agitada y escuchó una voz grave y baja.
- No temas princesa que no te haré daño.-
Lilian abrió los ojos y divisó entre la luz de la luna y las luciérnagas un sapo, un pequeño sapo verde que se postraba en la hierba frente a ella.
- Perdón si la asuste princesa, pero me llamó mucho la atención encontrarla en este lugar- indicó el sapo.
- ¿Cómo es posible? Eres una rana, y estás hablando, debo de estar alucinando.-
- Para nada princesa, soy real como usted.-
Asustada la princesa interrogó al sapo.
- ¿Y cómo es posible que hables? ¿Eres alguna especie distinta de rana, hay más como tú?
- No soy una rana, soy un sapo aún que tampoco soy un sapo.-
- Claro que eres un sapo. ¿Acaso no te ves?
- Tengo la apariencia de un sapo, princesa, pero no lo soy, hace unos días fui al castillo de Aguas Verdes a proponerle matrimonio a la princesa Lilian, pero...-
- ¡Espera!- interrumpió asombrada - ¿Eres un príncipe? ¿De los que cantaban para conquistar al rey? -
- ¿Cómo sabes eso princesa?
- Porque ese rey es mi padre, yo soy Lilian.-
- ¿La princesa Lilian? No lo puedo creer, lo siento princesa no la reconocí en ese estado.-
La princesa estaba sucia, llena de lodo, el cabello maltratado y erizado, era irreconocible.
Aún que la diadema plateada la identificaba como una princesa (ya que es ley en los cinco reinos marcar así a las princesas) el sapo no sabía que se trataba de ella.
Ambos hablaron por horas sobre quienes eran y como vivían, la noche pasaba con rapidez, el sapo resultó ser el príncipe Troy, había sorprendido al rey con su voz pero el rey había decidido convertirlo en sapo para no llevarse a su hija. Troy se dirigía a su reino en ese entonces buscando una cura a su mal.
- ¿Mi padre te convirtió en sapo? Eso es imposible, el no hace magia, se la pasa acostado comiendo y dando órdenes.-
- No le mentiría Lilian, recuerdo que tu padre gritó "NO" y una gran luz me cegó. Después desperté siendo esto.-
Después de un rato ambos durmieron, la princesa no dejó de pensar en lo cruel de su padre y si el príncipe era su destino, mientras Troy buscaba en sus sueños una forma de curarse y corresponder el amor de Lilian.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2015 ⏰

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