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Sangre pura.

La familia alemana

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La familia alemana.

Una familia la cual la pureza de sangre era lo más importante.

Tanto que la relación entre padre e hijo ou hermanos era lo más importante para traer un descendiente fuerte.

No, no era igual a los humanos, los cuales con el tiempo, traer problemas mentales ou físicos a la criatura.

Siendo algo normal, aquello, donde por años familias de países tuvieron descendientes fuertes.

Pero en aquel tiempo, las cosas cambian, ya no era obligatorio aquello, la mayoría de países dejaban aquella clase de relación a un lado, olvidando aquello y tomando una relación con otro país ou en su mayoría humano.

Esto a facilitar de otra manera la sangre pura del descendiente.

El joven aleman de piel coral, miraba en silencio a su pequeño hijo, Alemania, el cual nació luego de contraer matrimonio con su hermano mayor Weimar.

Era la mejor opción en aquel momento, no estaba dispuesto en acostarse con su abuelo/padre y menos con su padre/madre, en aquellos momentos.

—Mama -hablo el pequeño niño.

—No Ale, es papá, ¿si? -sonrió con cariño, apretando con dulzor las regordetas mejilla del pequeño tricolor, tan parecido a su hermano.

—Papá, yo...me casare contigo cuando sea mayor y tendremos muchos hijos. -sonrió con cierta emoción, recordando a su abuelo comentar sobre la maravillosa relación y la importancia de preservar la sangre sagrada. —Ya estoy esperando crecer para cuando nos podamos casar -ánimo.

—Ale...yo digo que tengas paciencia mi niño, aun falta tiempo, mientras eso, vas a seguir siendo mi niño -sonrió dándole un beso en la mejilla, provocando una leve risa al pequeño.

Reich se fue dejando a su hijo en la habitación, miro el cielo confundido, un hermoso cielo, azul, sin nubes, todo tan perfecto.

Aquello traía un recuerdo vagó.

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Caminaba en silencio, sus manos estaban entrelazadas, sus ojos rubis brillaban mirando con tanto cariño al joven de cabellos largos color oro, quería tocar aquellas hermosas pecas, como ver los llamativos ojos amarillos.

—Urss, más lento, recuerdo que tengo piernas cortas -se quejo, siguiendo el camino con el mayor.

—Lo lamento, estoy muy emocionado -sonrió avergonzado, para tomar al aleman cual princesa y poder seguir más rápido.

𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐦𝐚𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐝𝐚𝐬. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora