El sacrificio de Adam.

Salvados por el padre.

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La desesperanza se apoderaba de cada uno de los corazones humanos con cada nuevo fracaso en batalla. Cinco derrotas seguidas, y todo parecía indicar que la sexta se avecinaba. Hasta ahora ninguno de sus peleadores había logrado siquiera poner en aprietos a los dioses arrogantes que buscaban terminar con su existencia.

Desde un balcón especialmente para los peleadores, el padre de la humanidad observaba con impotencia el combate que se llevaba acabo en la arena del valhalla, era cuestión de tiempo para que su hijo Tesla fuera derrotado.

Su turno de pelear seria el siguiente, si perdía los dioses ganarian el Ragnarök y pondrian fin a la vida humana, si lograba ganar aun tenian un diminuto chance de recomponerse, pero ¿que tantas posibilidades tenía de ganar contra el padre del cosmos, el poderoso Zeus, rey de los dioses? Era una en un millón y en todo caso de lograrlo, era imposible que pudieran remontar con 6 victorias seguidas. A este paso, sus queridos hijos, los frutos de su vida, desaparecerían y no podria hacer nada para evitarlo.

Prefirió retirarse de ahí y escabullirse por los pasillos para tranquilizarse. Estaba preso de la angustia, la vida de sus hijos dependia de el, cargaba con todo el peso sobre sus hombros. Mientras caminaba los rostros de sus amados hijos pasaban por su mente. Debía haber algo que pudiera hacer para evitar su eminente destino, alguna solución por más descabellada que fuera, no podía permitirse que sus hijos desaparecieran por su culpa y tampoco podía permitir que el sacrificio de sus hijos que han peleado y perdido la vida en batalla fuera en vano.

Su caminar sin querer lo llevó hasta el balcón de los dioses, más especifico al de Zeus.

Y una idea algo desesperada llegó a su mente: Podía implorarle piedad al dios y tal vez solo tal vez se compadeciera de él.

No era parte de su carácter implorar perdón o clemencia pero en esta situación donde sus hijos eran los afectados no importaba lo que tuviera que hacer, el lo haría con tal de proteger a su descendencia.

Dos guardias protegían la entrada al balcón pero fue suficiente con presentarse para que estos lo guiarán al interior donde Zeus y acompañantes se encontraban. Los dioses ahí presentes despegaron la vista de la batalla para darle toda su atención al humano por su presencia.

-Vaya vaya, que sorpresa...-dijo con falso asombro Zeus.- ¿A que debo tu presencia? Acaso vienes a despedirte -una sonrisa burlona se dibujo en rostro, mientras que los otros dioses soltaron una carcajada.-

Adam sintió como sus manos temblaron, quería lanzarse a golpear a todos esos bastardos. Sin embargo, el futuro de sus hijos dependia de su "sumisión" y debilidad en ese momento, así que resigno a humillarse.

La expresión de los dioses paso de una divertida a una más seria al ver al padre de la humanidad arrodillarse frente a Zeus. Incluso el propio Zeus se sorprendió pero no lo demostró, en su lugar se dedico a ver fijamente a Adam.