just like an angel

123 6 29
                                    

Su horario de sueño había mejorado un poco esos últimos días, no estaba seguro de cuál fue la solución que halló pues todo ocurrió de repente, no se había estado desvelando, tampoco tenía la necesidad de quedarse despierto, como si el insomnio hubiese desaparecido por arte de magia, quizás estaba era su propio subconsciente, tan temeroso de la mediocridad que prefiere perder el tiempo durmiendo, sabiendo que obtendrá mejores resultados con las horas de descanso o quizás era algo más; no pudo evitar reír ante la idea de que la mezcla de los químicos en su laboratorio hizo un somnifero perfecto para componer años de malos hábitos, era estúpido e imposible, así no funcionaba la química, pero no entendía qué otra cosa había sido diferente en su vida esas últimas semanas, porque si lo pensaba mejor no había sido un cambio drástico sino uno gradual.

—¿Por qué ríes?

Se sobresaltó, levantando la cabeza de golpe olvidando por completo que no estaba solo, seguía sin acostumbrarse a la presencia de alguien más en su laboratorio, no por la noche, mucho menos mientras se encontraba trabajando. No respondió, porque sabía que en realidad no era algo tan gracioso y que explicarlo solo haría que sonara menos divertido, apartó la mirada.

Cierto, eso es diferente.

—Solo pensaba.

—¿Y en qué pensabas? —insistió.

No lo entendía, había pasado un mes ¿mes y medio? no tenía una noción del tiempo certera respecto a esa situación, pero habían pasado semanas desde que él había llegado a la mansión, día trás día —o noche trás noche quizás era más adecuado—, aparecía a la misma hora y se quedaba quieto sin hacer ningún comentario, solo observándolo trabajar, a veces hacía preguntas, hablaron bastante el primer día, aunque Flug no podía evitar sentirse intimidado y estaba seguro que él lo había notado porque parecía estar esforzándose por sonar gentil, como si trataras de acercarte a un perro callejero que había sido maltratado.

—Nada en especial, Simone —dijo su nombre, solo por el gusto de decirlo y porque se sentía lejano, a veces lo olvidaba, que podía usar su nombre, que podía referirse a él y hablar con él si quería.

—Oh —exclama como si no fuera la respuesta que esperaba, pero no luce decepcionado, al menos Flug no cree que lo esté—. Lo siento, estoy interrumpiendo otra vez tu proceso ¿No es así?

Se sintió un poco culpable, aunque no estaba del todo seguro que esa fuera la palabra adecuada, no quería decirle a Simone que se fuera, porque no quería eso, aunque olvidada su presencia en ocasiones, no quería decir que no disfrutara de su compañía; pero era extraño, demasiado a decir verdad, siempre se preocupaba tanto pero al mismo tiempo lucía tan tranquilo y sereno, como si nada pudiese hacerlo sentir nervioso, al menos así era la mayor parte del tiempo hasta que Flug le pedía que guardara silencio porque estaba trabajando en algo realmente importante y aunque pedirle eso a alguien como él lo hacía sentirse miserable, lo prefería por mucho a darle razones a Black Hat para desquitarse con él. Pensaba en esas dos ocasiones en las que le pidió silencio, después de eso casi no hablaba y era un poco triste, porque su voz era linda y agradable, hacían que Flug se sintiera seguro pero nunca le confesaría eso, la sola idea de ese escenario le revolvía el estómago porque solo podía imaginar a Simone riéndose de él por sentirse especial cuando solo lo estaba tratando como un ser humano, pero sabía que él no era así, al menos con lo poco que lo conocía quería creer que no era así.

—No, no, esto... Es algo nuevo, aún tengo tiempo para trabajar en ello —aseguró mientras se acomodaba en la silla, dejando que su espalda descansara en el respaldo, un suspiro de alivio escapó de sus labios, parecía ser que esos dolores nunca iban a calmarse.

Simone sonrió y Flug se preguntó si debajo de la bolsa su rostro estaría rojo, verlo sonreír era una experiencia fascinante, todo en él lo era en realidad, tenerlo a su lado o flotando sobre él, en ocasiones detrás suyo, debía ser una presencia aterradora porque estaba muerto, era un alma en pena, debería querer huir, pero cuando se trataba de él lo único que podía pensar era en cuanto deseaba tener más de eso, en lo feliz que sería si pudiera tener su compañía, silenciosa o no, durante todo un día. Su mirada se elevaba para verlo, estaba flotando encima de la lámpara que iluminaba su escritorio, el foco estaba por fundirse o quizás solo estaba reaccionando a la energía paranormal de Simone, no le importaba demasiado en ese momento, no creía poder trabajar cuando su mente estaba demasiado ocupada sobrepensando en la presencia de este ser en su vida.

JUST LIKE AN ANGEL | dr. flugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora