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La nieve estaba algo espesa pues la noche buena daba inicio, esa era la respuesta clara para que hubiera tanto frío.
A veces las familias celebraban juntas, otros celebraban con amigos y tenemos a los solitarios, quienes iban en busca de pasar la navidad en bares o prostíbulos para hacer amena su noche.
La seguridad en épocas navideñas en muchos países se escaseaba. Creían que el peligro ocurría menos en épocas festivas, pues su pensar era que como las familias se unían no tendrían mucho trabajo, pero realmente ellos no sabían la verdad. El peligro aumentaba y era como dejarle una presa bien servida al enemigo.
Min YoonGi era un hombre solitario, no tenía con quién pasar la noche buena. Su esposo estaba encerrado en un hospital psiquiátrico y él por su parte no tenía familiares, había decidido que ir a un bar sería bueno. Así despejaria su mente y quizás se echaría un polvo, que más daba. Era un hombre y tenía sus necesidades.
Sus ojos rasgados miraban a todas partes observando cada mínimo detalle, le encantaba observar. A lo lejos pudo ver a dos chicas quienes lo veían, pues estás habían notado su presencia y su mirada insistente sobre la de cabello color rubio.
— Deberías de divertirte, eres una mujer soltera y te he traído aquí para que no te aburras en la casa, recordando a un hombre que no vale la pena.— dice la castaña mientras miraba a su jefa, pues era secretaria de la pelirubia.
— Soy una mujer con un hijo, ¿Quién diablos va quererme de esa manera?— pregunta la chica bebiendo de su trago.
— Bueno, quizás aquel sujeto que no te quita la mirada de encima desde que hemos entrado al lugar.— la pelirubia mira en dirección hacia donde su amiga le decía y en efecto, ve a un hombre pálido de ojos rasgados y profundos mirándola cómo si la estuviese comiendo.
La noche fue pasando hasta que la chica se levantó de su lugar para acercarse a la barra, situación que aprovecho el pálido para acercarse e intablar una plática.
— ¿Eres nueva? No te había visto por aquí. — habla haciendo que la chica se tensara, ladea su cabeza para ver al pálido mientras a este le servían un whisky sin necesidad de que lo pidiera, se notaba que ya era viejo de visitar el lugar.
— Si, es la primera vez que salgo desde que me mude a Busan.— responde tímida, el mayor se posa a su lado mirándola terciado mientras esperaba su bebida.
— Un vodka para ella por favor.— pide el peligro. — Entonces eres extranjera.
La chica asiente y ambos logran mirarse a los ojos para sonreír, pasaron el rato conociéndose (charlando) el alcohol te hace hablar de más y ese era el caso de la chica quién rato después se encontraba bailando con el peligro, todavía eran completos desconocidos. sin embargo, ella estaba confiando en él, la pregunta es ¿Porqué? Existen personas tanto buenas y malas, pero porqué ella logra confíar en él, a veces los humanos cometemos errores sin medir las consecuencias, no pensamos en lo malo que va pasar, solo nos dejamos guiar por el color rosa que las otras personas nos muestran. Sin saber si esa parte de ellos verdaderamente existe o si solo es una máscara para hacernos caer en su red.
Ambos bailaban amenamente, la chica estaba feliz. Quizás la decepción la hacía tomar caminos espinosos, talvez ella quería sentirse en las nubes una vez más antes de que la hermosa burbuja se rompiera, solo eran ellos dos en ese preciso momento.
— Salgamos de aquí.— propone el peligro. La chica lo mira con una pequeña sonrisa y susurra.— No sé tu nombre.
Aquello lo hizo sonreír más. Toma la cintura de la chica con más fuerza y une sus labios con los de ella quien corresponde sin rechistar.
— Te llevaré a tu casa.— ella asiente sin siquiera despedirse de su amiga, pues esta al verla muy entretenida habia decidido irse.
En el camino iban conversando sobre que ella tenía un niño, YoonGi no entendía la razón del porqué ella le hablaba de su hijo como si lo estuviese preparando para algo. Él no tenía otras intenciones con ella y estaba confundiendo las cosas, pero él no dijo más. Simplemente la dejo que hablara pues nada de lo que ella decía se haría realidad, solo iba dejarla soñar.
Finalmente después de unos treinta minutos de trayecto, llegaron a la pequeña casa de la chica. Ambos bajan del auto y YoonGi observa todo meticulosamente.
Al estar frente a la puerta ella pregunta lo siguiente. — No vas a huir?— Él la mira algo confundido y niega. — No tendría razón para hacerlo.— en eso la niñera que cuidaba del bebé de la pelirubia abre la puerta y sale.
— Bienvenidos, debo irme ya.— la pelirubia la despide y deja pasar al pelinegro a la casa. No era a lo que él estaba acostumbrado, pero tampoco era tan malo, le parecía agradable el lugar. Además de que la luz era opaca y así no lastimaba su vista.
La chica lo guía hasta su habitación donde también estaba el bebé descansando en su cuna, la pelirubia arropa al cachorro con su mantita y el pálido se acerca para ver. Tan solo mirar esa escena lo hizo recordar que él también pronto sería padre, su esposo estaba en cinta.
— Debería irme.— murmura mirando al bebé. La chica desconcertada se acerca hasta el mayor.— Tengo trabajo mañana, pero podemos vernos seguido.— le sonríe a la rubia sacándole una sonrisa también, ella asiente abrazándolo.
— Pensé que habías rechazado la idea de conocerme, pero si esa es la razón puedes irte Luis.— corresponde el abrazo y deja un pequeño beso en la cabellera de la chica.
— Pronto sabrás de mí.— se despide saliendo de la habitación, baja las escaleras y sale de la casa para después subirse al auto, debía llegar a su casa para poder descansar.
Min YoonGi tenía claros sus objetivos y está vez no sería diferente. Tenía planes para la chica, pero debía esperar un poco más para mover sus piezas.
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×
Se que se hacen la pregunta del Porqué la chica llamó a YoonGi (Luis), claramente él no diría su nombre, mucho menos sus datos personales.
Espero que el capítulo les haya gustado, nos vemos en el siguiente. 🌷
No olviden de comentar que tal les parecio y de dejar su voto plis.
