Prólogo

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"Ya no estoy más a tu lado, corazón.
En el alma solo tengo soledad.
Y si ya no puedo verte,
¿Por qué Dios me hizo quererte?
Para hacerme sufrir más."
Historia de un amor, Pedro Infante.

...

𝗠𝗲́𝘅𝗶𝗰𝗼. 𝖩𝗎𝗇𝗂𝗈 3, 1940.

Era tarde, la oscuridad pintaba el cielo, no había luna que permitiera un poco de luz natural por las calles de aquella ciudad, cosa que era extrañamente reconfortante para él alfa, pues la ciudad dejo de dar señales de vida, lo único que podia escuchar eran ladridos de perros callejeros; cosa que era normal. Sin más ruido, podía pensar diversas cosas sin la necesidad de ser molestado. En este momento solo se encontraban él y sus pensamientos en aquella elegante oficina.

Aunque disfrutará de la soledad, tenía una familia, y una esposa a la cual no quería dar explicaciones de su tardanza en aquella oficina. Para él, ella no era más que una loca imaginaba cualquier escenario estúpido para que al llegar él le hiciera una serie de preguntas interminables y sin sentido. Totalmente estúpido.

Después de una guerra mental para ver sí ya se iría del lugar o se quedaba unas horas más. Al final, decidió irse.

Recogió sus cosas, y un par de llaves; las de su casa, la de su coche, y por supuesto, la de la oficina; no le gustaba que entraran sin su permiso. Era mejor así.

Una vez afuera, se subió a su coche, se sentó en el asiento del piloto, obviamente. Manejo por alrededor de 30 minutos, pues su empresa -Mejor dicho, la de sus padres- estaba relativamente cerca, por lo que no era necesario manejar largas horas. Cuando por fin llegó a su casa, intento no hacer demasiado ruido, los perros de sus vecinos eran muy molestos; con el mínimo ruido ladraban, y era casi imposible callarlos. Todo un dolor de cabeza.

Abrió lentamente la puerta de aquella elegante casa, su vista se adaptaba a la iluminación baja que había dentro del lugar, pudo visualizar la silueta se su mujer. Su noche, o lo que quedará de ella, se había echado a perder.

Suspiro con cansancio, mientras cerraba la puerta de su casa tras él. Miró a aquella mujer, y se ánimo a preguntar. -¿Has estado ahí toda la noche? -Era obvio, pero aún así le pregunto harto de la situación, se repetía todos los días, bueno, la mayoría de los días. ¿Acaso su esposa no tenía una vida?

-Eso no importa, ¿dónde estabas tú?, ¿eh?-
Enfrento su esposa. Está situación no era cosa de solo hoy, no, era algo relativamente normal en la familia Kim. Lo mismo de siempre. Peleaban, y sin disculparse, seguían con su vida normal, nada había pasado, nadie tendría que saberlo. Lo que pasaba en casa, se quedaba en casa. Nada salía, nada que ellos no quisieran, pues tenían una reputación que mantener.

-Elizabeth, estoy cansado de esto. Solo quiero dormir, cállate. -Su vista y sus pasos se dirigieron hacia la escalera que llevaba al segundo piso, donde se encontraba su habitación. Ignorando a aquella mujer, la que cumplía con él papel de su omega y esposa.

Observo como su alfa subía a pasos pesados hacia su habitación. Siempre era lo mismo con él. -¡Taehyung, no te puedes ir sin darme explicaciones! -Grito la Omega, visiblemente harta mientras se acercaba a pasos rápidos hacía el hombre.

-Elizabeth, vas a despertar a los niños. Cállate de una buena vez, omega histérica. -Respondió aquel Alfa, con la voz un poco más calmada a comparación de su esposa. Como ya menciono, los niños dormían, y no quería que despertaran con gritos e insultos por parte de sus padres, no otra vez. Además, tenía sueño, no iba a perder el tiempo peleando interminablemente.

-¡No, ¿Taehyung, me estas engañando!?- Sin decir más, y con la furia al tope, el Alfa le dio una fuere cachetada a la su esposa, causando como consecuencia que esta
cayera al frío suelo. Sin mirar atrás, se marchó. Dejó en el suelo a una omega con el corazón roto, y los ojos cristalinos por las lágrimas que se estaban acumulando en ellos.

Era por el dolor, claro que sí. Pero no precisamente por el dolor físico que había causado su esposo, era por el dolor mental que sentía. Desde hace bastante tiempo su relación había cambiado, Taehyung había cambiado. Y todo era su culpa, según ella. Pues se había puesto "vieja", ya no era la Omega joven y bella que su alfa había conocido. El pasar de los años hizo efecto en ella; en su piel habían aparecido arrugas, y aunque no se notarán a simple vista, largas horas en el espejo la habían ayudado a darse cuenta de aquello.

Los cambios físicos que su cuerpo atravesó durante los años, la habían "arruinado" por eso Taehyung no la quería. Aunque comprara miles de productos de belleza, eso no devolvería lo que en tiempo se llevo; su juventud.

Su corazón dolia al igual que su garganta, y sus ojos estaban tornando de un color rojizo, al igual que su nariz y mejillas, causa de el llanto que había soltado momentos antes. Se sentía humillada, pero no había nada que hacer en esa situación; solo acostumbrarse al dolor y seguir con su vida.

Después de una larga charla con ella misma, se paro de aquel lugar. Al igual que su esposo, minutos antes, con pesados pasos comenzó a subir las escaleras por las cuales había caído antes.

Una vez dentro de su habitación, simplemente dejó caer su cuerpo aún lado del de su marido sobre la cama. Olvidando los que había pasado en esa noche. Desconectandose de la realidad en el único lugar donde podía convivir con tranquilidad, en sus sueños.

Nota del autor :

Prácticamente no mejora casi nada, pero la intención es lo que cuenta. :)

Maktub ;; VKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora