Capítulo 2.

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Bien, ciudad nueva, colegio nuevo, compañeros nuevos, problemas nuevos.
Malditos problemas.
Cada vez que me nombran aquella palabra infernal recuerdo mi pasado. Ese tan oscuro pasado: personas que se habían ganado mi confianza, y que al tenerla la han pisoteado; personas que me habían fallado, amigas que me habían traicionado; una gran roptura amorosa; criticas por parte de gente anónima.
Sí, y eso no es lo peor.
Al contarlo parece una estupidez, pero cada insulto era una cuchilla ardiente en el pecho. Y además, pasó todo junto.

††††††

Llegué al colegio; era grande, de eso no cabía duda. En el gimnasio, habían aproximadamente quinientos alumnos entre doce y veinte años (sí, veinte. Habían chicos y chicas repitentes).
Problema a la vista, no sabía quienes serían mis compañeras. No había cursos divididos y nadie me había dicho quienes serían. Así que me encaminé hacia el grupo de chicas más cercano.
- ¡Hola! Una pregunta,- dije ruborizada- ¿qué curso es cuarto "b"?
-¡Nosotras!- respondió entre risas una chica delgada, morena de piel y cabello.
Las muchachas que estaban con ella me sonrieron. Bajé la vista avergonzada.
Cuando estaba por hablarles, sonó la campana indicando que formemos. Las seguí, para saber como y dónde se acomodan
Pasados los quince minutos,- en los que la directora dijo algunas palabras y entonamos el himno- subimos por tres escaleras y entramos a un salón.
Seguida de nosotros, entró la profesora que parecía ser de Lengua, miró a los alumnos que le habían tocado y luego posó su mirada celeste en mi.
-Bien, muchas caras conocidas y otra que ni de vista. Hay demasiadas caras conocidas este año, ¿qué pasó chicos? ¿No tenían ganas de estudiar el año pasado?-meneó la cabeza cuando los alumnos que parecían repitentes se rieron.- No me parece algo que se deba tomar de risa, pero bueno. Por lo visto hay gente nueva, ya que anteriormente no los había visto pasar por la puerta. ¿Nombre?
Esto último lo dijo mirándome, así que debería preguntarmelo, ¿no?
-Andreina Price.- contesto con un sudor frío.
-¿De qué colegio vienes, Andreina Price?
-De uno que está en Rosario, dudo que lo conozca.
La expresión de todos cambió, y me miraron directo a los ojos. La docente no preguntó más nada y siguió con los demás alumnos.
Los siguientes minutos no fueron tan malos como esperaba, es más, podría decirse que habían sido entretenidos. Los repitentes hacían enojar a la profesora y los demás hacían los ejercicios dados.
Cuando tocó el timbre, apareció una mujer con unos cuadernos. Nos vamos antes dijo una voz en mi cabeza.
La preceptora dijo mi nombre, tomé mi cuaderno y salí del aula. Al salir choqué accidentalmente con un chico, y éste me miró fijo con una sonrisa.
- Lo - lo siento - tartamudeo - no fue mi intención.
- No pasa nada, - sonríe. -¿Se van antes?
- Sí.
-Ah, nosotros también.- me mira con unos ojos verdes que me derriten.- ¿Tu nombre?
-Andreina, ¿y el tuyo?
-Laureano.
Laureano abrió la boca para decir algo, pero aparecieron sus amigos empujándolo y sólo pudo decir adiós.

††††††

AVISO
Muchas veces van a ver que aparece un diálogo en cursiva, esto es un diálogo que mantiene la protagonista con ella misma.
Les mando un beso enorme
Bárbara.

†††††††

Llegué a mi casa agotada, odiaba el colegio. Y eso que aún no comienza, sólo tuvimos una hora.
Mi abuela no estaba y mi padre trabajaba, así que tenía la casa sólo para mi.
Ni que pudiera hacer mucho...
-El chico ese, Laureano. Es bonito ¿No es así?
-No seas pesada, ni lo conozco. Sólo intercambié unas palabras con él.
-Pero no niegues que lo es.
-Está bien, no lo niego.

La historia de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora