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"Querido Jeongin, hoy no te podré ir a recoger, me surgió algo en el trabajo. Después de la escuela debes ir donde tu abuela, ya le avise a ella sobre esto"

El pequeño Jeongin leía el mensaje decepcionado y muy cansado, había salido recientemente de la escuela y ahora tendría que caminar hasta llegar a su segundo destino. Cruzó la puerta de su escuela, guardo su teléfono y emprendió el camino esperando llegar lo más rápido que sus pies le dieran.

Pequeñas gotas de sudor resbalaban torpemente desde su frente hasta sus mejillas, pasaba su mano nuevamente para limpiarlas pero después de esas caían otras, y es que no era más, el calor era tanto que incluso la pequeña botella de agua que tenía en sus manos ya no portaba nada.

Para la próxima voy a pedir un taxi - Susurro el pequeño con algo de molestia pero aún así manteniendo la calma.

Unos minutos después había llegado a la pequeña tienda en donde encontró a su abuela esperándolo en la puerta con una sonrisa.

Mi pequeño Jeonginnie, ¡Aquí estoy! - Grito la mujer con emoción y camino hacia el con los brazos abiertos abrazándolo con fuerza.

Hola abuela - Respondió al abrazo con una sonrisa. - ¿Cómo estás? ¿Te ha ido bien en las ventas? - Volvió a hablar esta vez separándose un poco de la mujer sin dejar de sonreír.

Claro que si cariño, pero ven, pasa, pasa, he pedido la comida que más te gusta. - La mujer tomó el brazo de su nieto y entró con apuro a la tienda.

De inmediato el joven Jeongin pudo sentir el olor de la comida que estaba en la pequeña mesita cerca al mostrador.

Y cuéntame hijito, ¿Como va todo en la escuela? Me ha contado tu mamá que eres un niño muy aplicado en tus estudios. - La anciana apoyo su mano en el hombro del contrario y tomando un poco de fuerza quito su mochila.

Si señora, he estado muy atento en todo eso, es más, necesito comprar unos libros para mañana. - La mujer respondió con una pequeña sonrisa y se sentó con algo de dificultad a comer.

Luego de un rato ambos habían terminado de comer, Jeongin tomó los pequeños platos de plástico y los tiró a la basura, después limpio la mesa y preparo todo para su sesión de estudios.

Abuela, saldré un rato, ¿Sabes donde puedo encontrar una librería? - El pequeño Jeongin saco un poco de dinero de su bolso y espero atentamente la respuesta de la anciana.

Al lado hay una librería, es de una de mis amigas, ¡dile que eres mi nieto y te lo dejara un poco más barato! - Respondió la mujer mientras terminaba de acomodar las pequeñas piezas de mercancía que habían llegado recientemente.

El pequeño asintió lentamente y salió en dirección a la tienda de al lado. Entró con algo de timidez y se dirigió al mostrador.

¿Hola? - Saludo mirando a los alrededores con mucha atención, todos los libros estaban tan bien organizados que le daban ganas de leerlos todos.

¡Dame un momento, por favor! - Escucho una voz masculina desde las profundidades de la tienda, saco su teléfono mientras tanto y busco el nombre del libro que necesitaba en silencio. - Ya estoy aquí, perdona la demora.

Hola, buenas tardes... - El pequeño Jeongin levantó la mirada de su teléfono y observo al contrario con un ligero asombro.

Nunca había visto a un chico tan lindo como ese, sus ojos eran muy diferentes a los que había podido ver alguna vez en su vida, y ni olvidarse de aquel arete en su oreja derecha y esa sonrisa radiante.

Mhmm...¿Necesitas algo, pequeño? - Hablo el chico de cabellos castaños ante el silencio del menor.

Ah...Si...¿Tienes el libro de "Gente del sur, gente del norte: una novela basada en la guerra de Corea"? - Jeongin volvió a fijar su mirada en la pantalla de su celular moviendo una que otra cosa ante el leve nerviosismo.

Dame un momento ya lo busco. - El mayor cruzó la pequeña vitrina dirigiéndose a los estantes y siendo seguido a su vez por el menor.

Por cierto...¿Tu eres nieto de la señora Min? - Jeongin se hizo al lado del mayor y lo miró con la misma atención que le prestaba a cada uno de los libros.

Mhmm...no, solo le ayudo de vez en cuando, un turno no muy importante de hecho - Respondió el mayor con una pequeña sonrisa que dejaba ver sus lindos hoyuelos. - Por cierto, soy Christopher, un gusto.

El gusto es mio Christopher, soy Jeongin, nieto de la señora de al lado. - Respondió igualmente con una pequeña sonrisa

Ambos chicos se sonrieron mutuamente con confianza, la misma confianza que se le puede tener a alguien que uno conoce hace años, a diferencia de que ellos dos no se conocían en lo absoluto.

Después de eso el pequeño Jeongin amó visitar a su abuela después de clases, aunque se quedase sin dinero por el montón de libros que compraba cada nada el estaba feliz.

Madre, hoy después de la escuela visitaré a mi abuela, no te preocupes por venir a recogerme. - Aviso Jeongin bajando del auto mientras revisaba su teléfono.

Esta bien hijo, avísame cualquier cosa, ten un buen día. - Se despidió la señora y minutos después manejo hasta su trabajo.

Jeongin entró muy contento a su escuela, había pasado un buen tiempo con aquel chico de la librería el día anterior y dado a eso se había despertado de buen humor.

Las clases transcurrían de manera "normal" o eso quería creer Jeongin, pues se la había pasado pensando en el chico de la librería, cada vez que recordaba su sonrisa o su linda voz cada vez que le decía "lindo" y eso alteraba su pequeño corazón y lo ponía tan nervioso como nunca antes.

Aunque Jeongin no era tonto, sabía que no debía ilusionarse con el mayor pues así tuviesen cosas en común sus edades no eran para nada correctas pues el tenía 14 y apenas estaba en cuarto año de secundaria, a diferencia de Christopher, pues el tenía 18 y ya estaba en el segundo semestre de artes.

¿Podría pasar algo entre ellos? Jeongin mantenía un poco las esperanzas pero aún así no tenía tanta confianza en el, sobre todo por su inexperiencia en las relaciones y sus inseguridades, nadie lo puede juzgar, es un adolescente y está en pleno crecimiento.

Tu tienes 18 y yo 14, ¿Eso no es ilegal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora