Baladí

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¿Desde cuándo Takemichi Hanagaki, parte del alto mando de Bonten, chico apuesto, millonario y deseado, se volvió el ser humano más lamentable del universo?

La respuesta era sencilla: todo decayó cuando el pelinegro se enteró de que él mandó a asesinar a una de las personas más importantes de su vida. Su compañera, novia y consejera.

Takemichi Hanagaki mandó a matar a Hinata Tachibana.

El ojiazul estaba sentado en la silla de su escritorio, escribiendo rápidamente en un documento que luego enviaría a Kokonoi.

Sintió que la puerta de la oficina se abrió. La voz del peliblanco crematomaníaco se empezó a escuchar más cerca de su oído. Se estaba acercando.

- Vaya, vaya, vaya - dijo Koko, dando a entender que lanzaría un comentario meramente sarcástico - vaya que las cosas se parecen a su dueño. Una oficina deprimente para un adulto deprimente.

- Dentro de media hora te llegará el documento, Hajime - Takemichi dijo de manera irritada - si solo viniste a hablar mierda, es mejor que te vayas.

Kokonoi se fue lentamente, pero antes soltó una risita de lástima.

Pasaron veinticinco minutos y Takemichi hizo el envío correspondiente al correo de Kokonoi. Takemichi estaba más disperso de lo normal. No ha comido nada desde hace mucho, así que calma su hambre con cigarrillos. Takemichi se siente sofocado, por lo que decide salir de la oficina, y luego del edificio. Necesitaba aire fresco.

Takemichi se fijó en los lugares al rededor. Todo le recordaba a ella. Su primer beso, cuando compartieron helado, rieron hasta quedarse sin aire, la castaña aconsejándolo y brindando su "apoyo incondicional". Todo en la mente del chico era un lío.

Estaba llorando, petrificado mirando hacia un lugar en específico. Recordó cuando rompió su vínculo amoroso con Hinata por culpa del padre de la chica. Las piernas de Takemichi le hicieron pasar un mal momento. El chico cayó al suelo sin dejar de ver el puente.

- Me dueles, Hina - Takemichi por fin se dio cuenta de su llanto, y no pudo contenerlo. No tenía fuerzas para contenerlo.

Necesitaba su soporte para salir adelante. Necesitaba a Hina abrazándolo y diciéndole que todo estará bien, pero eso no iba a pasar.

No pasaría nunca más.

Takemichi lo perdió todo. Estaba tan disperso y desesperado que la esperanza fue lo primero en irse. El chico decidió pararse como pudo y se dirigió a la acera. Pudo observar el agua correr con una prudente violencia. Sus ojos casi muertos divisaron el agua que recorría el lugar. Sin pensarlo, Takemichi se paró en la baranda.

"No tengo por qué vivir. Lo perdí todo: mis amigos, mi amada, mi esperanza, mi todo." Pensó el ojiazul, sintiendo la última brisa golpear su espalda de manera pasiva.

Y Takemichi solo dejó llevar de las gotas de la brisa, cayendo al agua. Su cuerpo ya no luchaba por vivir. El cuerpo de Takemichi perdía movilidad con el paso del tiempo.

"Te amo, Hina..."

Takemichi solo pudo pensar en su chica. Su último pensamiento se nubló, junto con su vista. Su cuerpo ya no respondía.

Y Takemichi comprendió que no valía la pena vivir si ya había perdido todo lo que lo aferraba a este baladí mundo.

Baladí │ Takemichi HanagakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora