Prólogo

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- ¿No estás emocionado por la pijamada? - Preguntó la alegre voz de un chico pelirrojo, el cual avanzaba por las aglomeradas calles de Santiago.

- Siéndote honesto no creo que sea buena idea... ¿Y si algo llega a ocurrir...? - Contestó el contrario con sus cejas alzadas mostrando una mueca de preocupación.

- Rodri, no me digas que vas a rechazar una noche conmigo y nuestras amigas˜ - Contestó el pelirrojo de forma burlona, inclinándose levemente hacia el castaño.

- Lucien... Yo no... - El castaño suspiró avergonzado rodando sus ojos.

  Ambos chicos conversaban durante el camino, bastante apegados el uno al otro. Desde la distancia uno podía notar la sinergia entre la actitud tímida y quieta del castaño y el comportamiento alegre y enérgico del pelirrojo.

  Durante la caminata, ambos chicos escuchaban como la ciudad se encontraba anormalmente caótica, cosa que, aunque preocupó al castaño, el pelirrojo decidió no darle importancia, ya que a su parecer ambos se encontraban en un lugar relativamente ajetreado.

  En un momento, ambos chicos guardan silencio aún con sus manos sujetadas entre si, solo dejando que el ruido de las calles los acompañara.

- ¿Te han dicho algo...? - Consultó el castaño.

- Azura me preguntó que en cuanto llegamos. -

- Bueno... De todos modos no nos queda mucho... -

- Vamos, no me digas que en serio estás preocupado˜ -

- Bueno... Siéndote honesto es la primera vez que me quedo a dormir a la casa de alguien más, sabes... -

- Mira el lado bueno, Rodri... - Contestó el pelirrojo, posando sus manos sobre las mejillas de este. - Ahora podremos estar tu y yo juntos y acurrucados escuchando historias de terror~ ¿Qué tal suena eso? -

El mayor soltó una pequeña risa negando con la cabeza.

- Eres un idiota, Lucien... -

- Pero así me amas, ¿verdad?~ -

Después de aquel comentario, el pelirrojo le da un pequeño beso al castaño en la mejilla, antes de que este solo rodara los ojos con vergüenza.

Luego de casi media hora, ambos chicos llegan a lo que parecía ser una casa como cualquier otra, paredes color avellana, unas cuantas ventanas, y la puerta de entrada.

- ¿Seguro de que es aquí, Lucien...? -

- Es la dirección que me envió Azura... Sip, es aquí -

Ambos se quedaron mirando durante un rato a aquella casa, antes de avanzar hacia la puerta de entrada lentamente, inseguros y un poco nerviosos. Ellos se miran entre si, incluso si no decían una sola palabra entendían perfectamente lo que quería el otro.

El mayor fue el primero en golpear la puerta.

Hubo un silencio incómodo, ninguno de los dos sabía realmente qué decir, mas se quedaron en su lugar, sin separar sus manos de la del otro.

Luego de unos cuantos minutos, ambos escuchan el picaporte sonar, por lo que voltearon inmediatamente, separando sus manos de forma rápida antes de actuar natural.

- ¡Chicos! ¡Al fin llegaron! -

La pareja fue recibida por una chica castaña, quien los recibió con una cálida sonrisa acompañada por su mirada color esmeralda.

- Si, lamento eso, Cuty... Se nos hizo algo tarde y... -

- No te disculpes, Rodri, de todos modos no esperábamos que llegaran tan temprano -

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