DAMN! | Mechoa

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No existe marcha atrás, hizo el ritual teniendo sus expectativas muy bajas, nunca imaginó que fuera posible invocar un demonio sexual, su escepticismo lo impulsó a realizar tal acto, estaba seguro que no funcionaría, fue su última opción pero al parecer sus deseos sexuales realmente eran muy fuertes, el demonio llegó a su primera llamada.

No pudo reaccionar, el sucubo de un momento a otro comenzó a arrastrarse sobre él en la cama y lamiendo un costado de su cuello con su lengua extrañamente larga. Su respiración está entrecortada y el miedo sigue apoderando su cuerpo. El rastro de saliva que deja el demonio quema en la pálida piel de Lionel.

Pudo sentir los dientes afilados rozando el lóbulo de su oreja  “Tu aroma es muy puro" dijo entre jadeos, provocándole gemidos por la sensación que estaba experimentando por primera vez.
“Como un virgen"

Sus mejillas ardieron de vergüenza, cada palabra que soltaba aquel extraño ser hacían quemar su interior.

Detuvo sus atenciones el demonio presentado como Guillermo, el Dios del sexo, sintió cómo el menor estaba tan tenso debajo de él.
Una alegría recién descubierta se apoderó del demonio, le dedicó una sonrisa torcida como la de un gato al menor. “No te han tocado otras manos" Lionel no supo diferenciar si lo que estaba diciendo el sucubo era una pregunta o una afirmación así que sólo atinó a negar con su cabeza, su cuerpo tembloroso dió un respingo al sentir las manos hirviendo en sus costados, de una manera que sólo podría describir como posesiva. “Entonces eres mío "
Gruñó en su oído, el menor estaba consciente de que estar con un Incubus era peligroso pero en esos momentos no le importaba mucho, está tan excitado que duele y suelta pequeños gemidos.

Guillermo se incorporó de rodillas sobre el menor y con el ceño fruncido señaló la única prenda que tiene puesta. “Quítatelo" y con toda la vergüenza del mundo hizo caso a las órdenes, sus ojos cristalinos debido a que se sentía cohibido con la mirada tan expectante. Guillermo queda sediento al verlo, su larga lengua relamió sus labios secos. Lionel giró su cabeza avergonzado. "Voy a destruirte" y con esas palabras un escalofrío recorrió su cuerpo, comenzó a cegarse por la lujuria y anticipación.
Su cabeza dolió por unos momentos, no estaba pensando coherente. No distinguía si es por la reacción caliente de su cuerpo o por la forma en que los ojos del demonio lo observaban.
Le urge algo que lo llene hasta el borde, nunca se había sentido tan caliente en su corta vida, sus pensamientos propios lo confunden demasiado.
Sintió una fuerza extraña en su cuerpo que lo hizo ponerse boca abajo en un abrir y cerrar de ojos, ahora está apoyado en sus rodillas y codos, nunca había estado así, sentía que era una posición humillante porque quedó en completa exposición, cada parte de su ser. Estaba seguro que el demonio usó esos poderes a su conveniencia para tenerlo de esa forma. Su mente le grita que se esconda, pero su cuerpo reaccionaba diferente, arqueó la espalda para mostrar mejor su trasero. Su cara está hirviendo de la vergüenza.

“Espero que estés listo para cambiar... tu mundo” Su respiración se acelera y su cuerpo se pone en alerta en cuanto sintió las calientes falanges tanteando su entrada.

Guillermo no tiene intenciones de ser gentil, tiene registrado a un adolescente caliente dispuesto a perder su virginidad a toda costa, cada parte de su ser es llenada con la energía inocente de aquel joven, le encantan las personas así, tan dispuestas a perder la cordura ante él. Sabía que de inocente no tiene nada aquel chico, tiene la apariencia pero podía leer sus pensamientos impuros, en cada energía drenada el sabor a deseo sexual predominaba. Tiene algo en especial, lo hace sentir tan ansioso.

Tres dedos en seco fueron ingresados en el interior del menor, un grito lastimero salió desde lo más profundo de su garganta lo cuál hizo volver en sí a Guillermo. No iba a parar, abusa sin piedad la apretada entrada, sus movimientos son erráticos y cada gemido desenfrenado que suelta el menor lo descoloca por completo. Sus largos dedos se doblan y Lionel se desmorona, sus brazos perdieron la fuerza para sostenerse así que colapsa, su pecho cae sobre el colchón  y su boca se abre para llorar, lágrimas salían como cascadas. “Jackpot" dice el demonio en voz baja, sabe que acaba de llegar al punto dulce del castaño, sintió un aumento de poder con cada sollozo, lágrima y gemido que soltaba.