6: si no te llamo...

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cuando momo escribe por el chat grupal, sana duda en presentarse al brunch al que atendía con sus amigas quincenalmente.

era un espacio para adelantar cuaderno en la vida de cada una, y sana no sabía si estaba lista para contarles lo que había hecho desde la última vez que se vieron.

sin embargo, negarse a este iniciaría una pelea más caótica que la segunda guerra mundial, entonces no pudo hacer más que confirmar la hora propuesta e irse a bañar y a alistarse.

en menos de tres horas, ya estaban sentadas en la mesa que momo reservó, pidiendo específicamente que tuviera buena vista, pues eso era lo que más les gustaba del rooftop en uno de los rascacielos de la ciudad.

—me está creciendo un seno. sólo uno —sana tomaba de su mimosa mientras observaba como mina verificaba lo mencionado por momo con la mano.

—debe ser impresión tuya, a menos de que estés lactando y no nos hayas contado —comentaba la menor después de palpar ambos pechos.

—¡ja! el día que me embarace no aborto, sino que me suicido y mato a la criatura de paso —ambas rieron por un momento, pero luego se percataron del silencio de sana y la miraron con confusión —¿y tú? ¿por qué tan callada?

mina entrecerró los ojos con sospecha mientras analizaba a sana —estás radiante. tuviste sexo, ¿verdad? — a sana poco le sorprendió lo perceptiva que podía llegar a ser la menor. era casi que sobrenatural.

momo levantó las cejas con sorpresa —pues sí —ambas mujeres soltaron gritos ahogados, a tal punto que más de una cabeza se volteó con molestia ante el ruido.

—¡¿con minjun?! te reviento la cara —sana sintió todo menos miedo cuando momo levantó su puño con amenaza.

—no, con él no —aclaró, viendo cómo el puño de su amiga retornaba a su comida y su cara se relajaba.

—¿usaron condón? —preguntó mina, y la mujer sintió la sangre correr por sus mejillas con vergüenza al no saber cómo responder a tal pregunta.

—¡sana! tú todavía te puedes embarazar, imbécil, ¿qué creíste? —mina ya había empezado a regañarla cuando sana la interrumpió con un suspiro.

—no fue con un hombre. yo les dije que mientras estaba con minjun me había sentido atraída por mujeres —los rostros de sus dos amigas cambiaron inmediatamente, ambas poniéndose rojas ante la imagen de sana teniendo sexo con mujeres. sana rodó los ojos.

—ay, cierto. perdón —mina soltó una risita —¿y va para algo serio?

—no. para nada. somos muy distintas en todas las esferas posibles.

—¿y qué? dicen que eso es hasta mejor —momo preguntó mientras traía el pocillo de café a sus labios.

—tiene veintiuno —mina se quedó inmóvil mientras que momo estaba chorreando tinto por su mentón, tosiendo, escupiendo todo. pasaron unos minutos: mina ya parpadeaba y momo ya se había limpiado con una servilleta, pero ninguna decía nada —. digan algo...

—no lo sé, amiga —habló la mayor —. no estoy de acuerdo con eso.

sana suspiró. siempre supo que sus amigas iban a ser la voz de la razón en esta situación, pero no quería que el momento se acercara —es perfectamente legal. ni siquiera es como si tuviera dieciocho. ha sido adulta por tres años. ya se graduó de la universidad y ya trabaja —justificó rápidamente.

—están en momentos distintos, sana. no importa si tiene cédula de ciudadanía o si se gana un salario mínimo —mina argumentó.

—por esto no quería contarles —sana cruzó los brazos, tumbándose contra el espaldar de su silla y mirando hacia el horizonte de la enorme capital.

rules are meant to be broken - ˢᵃʰʸᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora